¡No a la xenofobia y racismo alentado por el gobierno de Piñera y la ultraderecha! ¡Que la crisis no la pague el pueblo trabajador, unámonos por salud, vivienda, educación y trabajo!
Jueves 3 de febrero de 2022
La crisis migratoria se ha venido profundizando durante la pandemia producto del ataque de los grandes empresarios y sus gobiernos que estrangulan la economía de los países a costa del saqueo de recursos naturales, privatizando derechos esenciales y aplicando leyes en contra del pueblo trabajador. Lo que obliga a millones de trabajadores y trabajadoras a abandonar a sus familias con la esperanza de encontrar un mejor lugar.
Esta crisis migratoria ha generado un mayor flujo de migrantes en las fronteras, donde se ven obligados a trasladarse a las localidades más cercanas, asentándose en espacios públicos como plazas y playas.
La respuesta del gobierno de Sebastian Piñera y su coalición ha sido mantener la política y discurso anti migrantes, a través de una línea represiva, mayores restricciones y deportaciones. Este discurso promueve un clima reaccionario que toman los dueños de los medios de comunicación en sus matinales, noticiarios y prensa durante toda la semana. Orquestando el discurso xenofobico, ligando “migración” a “delincuencia” tal como lo hace el gobierno.
Como consecuencia, estos últimos días se han realizado una serie de manifestaciones en el norte del país. En Arica, se han dado cortes de las principales avenidas de la ciudad, incluyendo sus entradas sur y norte, esto organizado principalmente por el gremio dueño de camiones y taxibuses, quienes piden “mayor seguridad al gobierno” y dicen protestar “contra el aumento de la violencia”, pero se ha podido observar como los camioneros han planteado este bloqueo también para impedir el ingreso de migrantes, lo cual es totalmente reaccionario. En Iquique las acciones han terminado con grupos de personas quemando carpas y pertenencias personales de migrantes, donde se pudo ver la presencia oportunista del Partido Republicano del ultra derechista Jose Antonio Kast.
Ante esta situación diputados de la UDI exigieron al gobierno decretar estado de excepción en la región de Tarapacá y en tanto desde la ex Concertación como del Partido liberal vienen teniendo una línea similar, exigiendo al gobierno mayor seguridad, que en el fondo es mayor recursos para represión. Como es el caso del gobernador regional de Arica y Parinacota, Jorge Diaz (DC), quién derechamente culpa a los migrantes de la delincuencia y hace llamados a través de sus redes sociales a “recuperar la ciudad’’, además de utilizar 127 millones del FNDR de Arica y Parinacota en la compra de 20 motos para Carabineros, mientras que la región es una de las que tienen mayor alza de contagios y escasean los recursos en el Hospital Regional y los Centros de Salud Familiar para enfrentar la crisis sanitaria.
Desde el futuro gobierno de Boric pasaron de responsabilizar a Piñera, en septiembre de 2021 luego de los hechos violentos en Iquique donde también quemaron carpas, a ahora apelar al gobierno que ha tenido una línea represiva y políticas antiinmigrantes. Expresado en la respuesta de la recién anunciada Ministra del Interior, Izkia Siches ante la consulta por la situación migratoria y las manifestaciones en el norte, se limitó a responder “Hay que preguntarle al gobierno”, donde lo más curioso es que es al presidente que acaba de tomarse unas vacaciones en medio de esta crítica situación.
Por su parte el Alcalde de Arica, Gerardo Espindola del Partido Liberal, quien durante el último tiempo bajo su discurso de “recuperación de espacios” ha desalojado tanto a chilenos como extranjeros de las plazas y playas de la ciudad, hoy habla de “fortalecer la frontera” y viene proponiendo un “estado de emergencia”, que en sus palabras, “significa movilizar al ejército, no es cualquier cosa; soy partidario de todas las acciones que se requieran”. Espíndola propone un cuerpo de policía especializado, es decir, más plata para una institución como Carabineros.
Por otro lado, su par iquiqueño Mauricio Soria plantea como solución “que el gobierno, en este último tiempo que le queda, reaccione y no abandone la frontera”. Su apuesta es por movilizar a un ejército con raíces profundamente nacionalistas y xenófobas, que goza de total impunidad luego de las violaciones a los derechos humanos que cometieron durante la rebelión popular, ¿Qué otro resultado podríamos esperar del “estado de emergencia”?
¡Por un plan de acogida ya! ¡Solidaridad de la clase obrera que es una y sin fronteras!
Ante esto proponemos medidas urgentes e inmediatas, partiendo por un Plan de Acogida Internacional, porque la crisis no es solo en el país sino en Latinoamérica y diversos países del mundo, que mejore las condiciones tanto de quienes migran como de las ciudades que acogen inmigrantes cuál sea su origen. Para detener las miserias a las que se ven arrojados por empresarios nacionales y de otros países: expuestos a redes de trata, comercio sexual, de órganos, trabajos forzados entre otros peligros, son presas de la represión de las fuerzas armadas.
Frente a una nueva ola de COVID-19 necesitamos que puedan optar a una vacunación inmediata, entregando elementos de protección personal, test de antígenos, etc. Albergues gratuitos y transitorios y de buena calidad para la acogida. Fin a las deportaciones forzadas y derecho a la residencia. Asegurando el libre tránsito sin discriminación, facilitando el transporte para que quienes han decidido migrar puedan reencontrarse con sus familias que no son las responsables de la crisis del sistema capitalista.
Otra de las demandas necesarias es la convalidación de títulos técnicos y profesionales y la disminuir las horas de la jornada laboral a 6 horas 5 días a la semana, para que se puedan repartir las horas de trabajo entre empleados y desempleados, y todas y todos puedan trabajar sin rebaja salarial.
Un plan de vivienda y obras sociales, financiado a través de impuestos progresivos a los grandes grupos empresariales.
Para garantizar estas medidas, es fundamental la unidad del pueblo trabajador, independientemente de la nacionalidad. Nativa o extranjera, seguimos siendo la misma clase obrera. Por ello, es central que sindicatos, organizaciones sociales y populares, llamen a solidarizar con el pueblo migrante, y repudiar las acciones y discursos de odio. Organizándonos desde los lugares de trabajo y estudio, movilizándonos para enfrentar juntos esta crisis y conquistar nuestras más profundas demandas para todo el pueblo trabajador.