Los PILARES de la CDMX han modificado sus horarios para abrir de 8:00 a 20:00 horas de martes a domingo. Junto a la exigencia de nuevas tareas y la atención a un creciente número de usuarios, se incrementa la carga laboral y el riesgo de contagio por Covid-19 para quienes laboran en estos espacios sin reconocimiento de derechos laborales
Viernes 22 de octubre de 2021
El personal que labora en los PILARES no ha sido tomado en cuenta para nada, a pesar de ser ellos son quienes conocen las condiciones de los espacios, la dinámica de las comunidades que atienden, etc. Se trata de un cambio drástico y arbitrario que incluso pasa por encima de las Reglas de Operación emitidas para los programas este año.
Problemas de seguridad y mayor exposición al Covid-19
Esta ampliación de horario implica la extensión o modificación de las jornadas laborales del personal de la SECTEI (Docentes, Talleristas de Autonomía Económica), Indeporte (Ponte Pila), Secretaría de Cultura (TAOC y Promotores Culturales), interfiriendo con otras actividades necesarias como un segundo trabajo, muchas veces en el sector informal, para complementar el salario recibido por su labor en PILARES, el cuidado de hijos o familiares, sin contar con seguridad social, etc.
No se toman en cuenta las condiciones de seguridad que existen en las colonias y barrios donde operan los PILARES, que son en su gran mayoría de índices delictivos elevados y los problemas de movilidad se acentúan durante la tarde y noche, poniendo en riesgo al personal que labora en ellos en los horarios nocturnos.
Tampoco se valoran seriamente las condiciones y estructura de los PILARES, con tal de incrementar el número de usuarios atendidos, bajo un ritmo de productividad. Muchos PILARES cuentan solo con espacios y salones reducidos, además de una cantidad mínima de personal como docentes, talleristas, etc. que atienden a un número creciente de usuarios en un número pequeño número de grupos amplios.
Estas condiciones no permiten distribuir a los usuarios en diferentes grupos y diversos horarios para garantizar condiciones sanitarias adecuadas que eviten contagios de Covid-19.
Es sabido incluso entre compañeros de PILARES que se ha tratado de ocultar contagios o se ha ignorado el seguimiento adecuado de los protocolos de actuación ante casos confirmados y sospechosos de Covid-19 para evitar frenar la operación de los PILARES, aun a costa de poner en riesgo a quienes laboran en ello o a los usuarios de los espacios.
Sobrecarga de labores
Estas nuevas condiciones de trabajo se suman a la sobrecarga de trabajo que vienen padeciendo quienes laboran en los PILARES a causa de que se les ha impuesto cubrir otras actividades. Además de las que realizan dentro de estos espacios como tareas propias y los tiempos de preparación de las mismas, deben realizar ahora labores que no se relacionan directamente con su labor educativa o cultural y que ni siquiera se contemplan de forma específica en las Reglas de Operación de sus respectivos programas.
Se trata de tareas como los Recorridos Casa por Casa y la aplicación de Encuestas Territoriales, participación en Festivales de Cultura al Aire Libre, en algunos casos en el programa de Barrio Adentro, etc., superando la cantidad de horas que por reglas de operación deberían laborar semanalmente.
No sólo esto, además muchos de estos compañeros han ayudado a combatir la Pandemia de Covid 19 con su participación en las Jornadas de Vacunación que han permitido la vacunación de millones de personas, donde cumplieron una amplia gama de labores organizativas y logísticas.
Desde luego no hay como contrapartida a esta nueva carga de tareas un incremento en el salario recibido (mal llamado beneficio), una mejoría de las condiciones de trabajo ni un reconocimiento de los mínimos derechos laborales que les son negados a través de la figura de “beneficiarios de programas sociales” que evita reconocerles el carácter de trabajadores de las dependencias estatales para las que trabajan.
“Ciudad de derechos” a costa de los derechos laborales elementales
Lo que está detrás de esta modificación de horarios en PILARES y la nueva carga de tareas para quienes laboran en estos espacios, es el despliegue del discurso de la ciudad de derechos y la supuesta garantía de los derechos a la educación y la cultura para la población, precisamente teniendo a los PILARES como el centro de este despliegue. Discurso que la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, busca empujar para promocionar su proyecto de candidatura presidencial en 2024 y revertir la derrota electoral de este año en la capital del país.
Mientras proyecta este discurso del gobierno de derechos, atropella los más elementales derechos laborales que corresponden a los trabajadores precarios de las distintas dependencias que forman parte de su gobierno.
La única forma de conquistar el reconocimiento de la relación laboral y los derechos laborales correspondientes del personal que labora en el proyecto de PILARES y otros programas con el gobierno de la CDMX es poniendo sobre la mesa esta discusión y la organización, como ya vienen haciendo algunos compañeros.
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