¿Cómo se explica que la gran novedad de la primera vuelta fue el 20% para el Frente Amplio, que en la campaña de segunda vuelta Piñera obligó a la derecha para ganar a votar la gratuidad, es decir, señales de giro a izquierda, y que en la segunda vuelta ganara por un amplio margen de nueve puntos el derechista empresario Piñera?
Lunes 18 de diciembre de 2017 06:05
Los resultados fueron contundentes. Con el 99,82% escrutado, Piñera obtuvo 3.790.397 (54,6%), y Guillier 3.154.713 (45,4%). Con relación a la primera vuelta Guillier subió más de 110% en votación (había sacado 1.496.560 votos), y Piñera subió 57% (había sacado 2.416.054). Pero la distancia era grande: el actual ganador obtuvo 36,64, y el candidato oficialista había alcanzado solo 22,67%.
De todos modos, se había generado un clima político “anti-Piñera” que nuevamente llevó a engaño, creyendo que podría ganar Guillier o que el resultado sería muy estrecho, de uno o dos puntos.
No solo eso: aunque hubo 51% de abstención (fue 57% en municipales 2012, y 58% en segunda vuelta presidencial 2013), la votación con relación a la primera vuelta subió en 319.626 personas (de 6.700.748 a 7.024.222 votos). También hubo un error en los análisis: se decía que si votaban más de 6,5 millones, ganaba Guillier.
Además, Piñera ganó en 13 de las 15 Regiones (Guillier solo ganó en Aysen y Magallanes), incluyendo las del Norte, de tradicional voto para la izquierda y centroizquierda.
Un resultado inesperado tomando en cuenta la primera vuelta. El principal resultado fue la irrupción del Frente Amplio con el 20% de los votos. Una sorpresa que reflejaba un ánimo a izquierda, del que todos dieron cuenta.
La campaña de la segunda vuelta se inclinó moderadamente a izquierda: los temas en discusión fueron el problema de las AFP, el del CAE, el de la gratuidad en la educación. Guillier le hablaba al votante del Frente Amplio. Piñera impuso a la derecha la promesa de gratuidad en la educación superior técnico- profesional. El clima en la derecha fue de desánimo, diciendo que si ganaban sería por un muy estrecho margen. Las principales figuras del Frente Amplio (entre ellos Boric, Jackson, Sharp, Mirosevic, Carlos Ruiz, Beatriz Sánchez) llamaron a votar por Guillier. Un clima “anti-Piñera” se instaló.
Pero no fue menor el clima en el votante de derecha contra el “peligro de que Chile se convierta en Venezuela”. De hecho en el discurso de Piñera ante el triunfo que emite al momento de escribir esta nota, sus seguidores cantan “Chile se salvó”. El empresariado en la campaña salió activamente a intervenir en forma abierta en política amenazando con la caída de la Bolsa, la fuga de capitales, etc. Un factor que fue subestimado.
Hay elementos de polarización subterránea, más política que social, pero que no es ajeno al ánimo social. Por eso el discurso de Piñera, y su diálogo con Bachelet y Guillier tras reconocerle su triunfo, se concentró en el discurso de la “unidad”.
Esto en parte, porque la configuración parlamentaria cambió radicalmente. Piñera no tiene las mayorías necesarias para sacar sus leyes. En la Cámara de Diputados (ahora con 155 parlamentarios), Chile Vamos tiene el 46% (72 diputados), la Fuerza de la Mayoría (partidos Radical (PR), Socialista (PS), Comunista (PC) y PPD) tiene 27% (43 diputados), el Frente Amplio 12,9% (20 diputados), la Democracia Cristiana solo 9% (14 diputados), la Coalición Regionalista Verde 2,5% (4 diputados), y hay una diputada del PRO y un independiente ex DC (Saffirio).
La puja parlamentaria será una de las protagonistas del próximo período. Y que impactará en la definición política pendiente en la centroizquierda y la izquierda anti-neoliberal del Frente Amplio. ¿Se articularán, cómo? Sharp y otros en el Frente Amplio hablaron de articulación parlamentaria.
Pero no es solo si se articularán. Es cómo se configurará como sector político. Fernando Atria del PS, que recientemente se reunió con Carlos Ruiz, uno de los ideólogos del Frente Amplio, habló de lograr que el PS se transforme en el articulador de la centroizquierda y la izquierda.
También, cómo actuarán como oposición parlamentaria. Guillier habló de una oposición “republicana y constructiva”. Boric, increíblemente con el triunfo de Piñera confirmado, habló también de una -moderada- oposición “firme, responsable, con proyecto propio y junto a movimientos sociales". Aunque desde la actual bancada oficialista hablaron de ser una bancada que defienda “los derechos sociales logrados”.
Un gran debate se avecina en la izquierda y la centroizquierda.
La DC deberá definir si se inclina por terminar de debilitarse actuando como “partido bisagra”.
Entonces, ¿Chile está virando a izquierda –como parecía mostrar el resultado de la primera vuelta- o a derecha –como parece mostrar el de segunda vuelta?
Lo que pareciera haber, es un desarrollo en tijeras entre lo social y lo político. El 52% de abstención; la agenda política de la campaña de segunda vuelta (AFP, CAE, gratuidad, etc.), que es la de las demandas populares; la misma existencia de una bancada de 20 diputados y 1 senador del Frente Amplio y la cuña que esto significa para retomar los viejos consensos derecha/Concertación-Nueva Mayoría, son una muestra de este desarrollo en tijeras.
Y que es fuente de tensiones e inestabilidad en el régimen político. Que la relación de fuerzas del 2011 pervive. Que hay un movimiento subterráneo de búsqueda de expresión política, y que el Frente Amplio comenzaba a dar forma pero con su apoyo a Guillier hipotecó (aunque no liquidó, y un Gobierno de Piñera podría ayudarle a revitalizar, pero ya sabemos con este apoyo hasta dónde es capaz de llegar). Mostrando que lo que se necesita es una izquierda anti-capitalista, revolucionaria y socialista de los trabajadores, las mujeres y la juventud, sin encandilarse con los cantos de sirena del progresismo centro-izquierdista (y que ahora reforzarán, como lo intenta Atria en el PS, y al que ya algunos ideólogos del Frente Amplio como Carlos Ruiz abrazó).
Un desarrollo en tijeras que, entonces, este resultado no cierra, girando a Chile a la derecha –aunque la derecha sale fortalecida –electoralmente- en lo inmediato.
¿Vendrán ataques rápidos, abiertos y masivos, de un Gobierno derechista? Difícilmente. En la derecha son concientes de la relación de fuerzas del 2011. De los límites que tienen en el Parlamento. Tal vez, más estratégicamente, busquen fortalecer la autoridad cuestionada de las instituciones del régimen (con distintos mecanismos como fortalecer las fuerzas de represión; mecanismos como extensión del período presidencial o re-elección inmediata, etc.), y re-legitimar al empresariado, que está profundamente cuestionado. Aunque tendrán tensiones entre la “derecha social” de Ossandon y la derecha pinochetista de José Antonio Kast. Además buscarán ampliar su base social con concesiones menores para evitar un mal (para ellos) mayor (como acelerar un aumento en las pensiones recibidas para diluir el movimiento NO+AFP; o extender la gratuidad a los IP y CFT para diluir la demanda de gratuidad universal), abriendo una tensión con las organizaciones estudiantiles, sindicales y sociales que buscarán fortalecerse (el discurso de la CONFECH de reponer la gratuidad buscará fortalecerse nuevamente, después de haberlo sustituido por el del CAE, por ejemplo).