Doctora especialista en Sociología Jurídica, se perfila como candidata afín a un grupo del Morena que se ha fortalecido en los últimos años dentro de la UNAM. Aunque el partido encabezado por AMLO, parece inclinarse por la reelección y John Ackerman se encargado de trasmitirle el beneplácito al rector.
Sábado 26 de octubre de 2019
Angélica Cuéllar, actual directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, figura junto con Pedro Salazar, director del Instituto Investigaciones Jurídicas, entre los candidatos a ocupar el puesto de rectoría. Ambos son favoritos sólo por detrás de la propuesta de reelección de Enrique Graue, actual rector de la UNAM.
Doctora especialista en Sociología Jurídica, se perfila como candidata afín a un grupo del Morena que se ha fortalecido en los últimos años dentro de la UNAM. Sin embargo, como se ha expresado desde hace un año y como se lee en los últimos artículos de John Ackerman, uno de los principales intelectuales de este partido, el grupo del Morena, encabezado por AMLO, respalda totalmente a Enrique Graue para su reelección. A pesar de esto, la socióloga ha logrado posicionarse dentro de la contienda.
Una mujer que no ve por las mujeres
En los últimos años, el problema de la violencia hacia las mujeres que azota al país se ha visto refractada al interior de la UNAM. Casos como el feminicidio de Lesvy Osorio y el asesinato de Aidé Mendoza, ambos ocurridos dentro de la institución, así como la precarización laboral en contra de trabajadoras y académicas, han encendido un foco rojo sobre la cuestión de género, tema que las autoridades ahora buscan utilizar como moneda de cambio para posicionarse.
Angélica Cuéllar, sacando ventaja de ser la única candidata mujer ha declarado en diversas entrevistas que la cuestión de género será un eje transversal en su proyecto de universidad, cuestión que esta capacitada para resolver únicamente “por su posición de mujer”.
Su proyecto incluye la implementación de nuevas políticas para la “prevención y erradicación de dicha violencia”. Sin embargo, su actuar dejó mucho que desear como directora en FCPyS, donde dio continuidad a una línea punitiva que más que llegar a erradicar la violencia de género contribuye a la implementación de métodos represivos y antidemocráticos en contra de trabajadores, académicos y estudiantes.
Así, el problema de violencia en contra de las estudiantes que ésta de fondo sigue presente a pesar de medidas como botones de pánico, baños totalmente cerrados para las estudiantes y un fuerte despilfarro de recursos en cámaras a lo largo de la facultad. Además, una demanda presente durante sus 3 años de dirección ha sido la exigencia por parte de trabajadoras del STUNAM, del cese al acoso laboral por organizarse o apoyar a los estudiantes organizados, así como el retraso o no pago de sus horas extras ya trabajadas.
Dentro de la FCPyS hay precarización laboral, pues muchas trabajadoras (y trabajadores), madres de familia y personas mayores se ven en la necesidad de trabajar jornadas de más de 12 horas, que luego no les son retribuidas.
No importa el sexo de quien dirija la UNAM, lo importante es que se debe apostar por la creación de nuevos mecanismo para la resolución de estos problemas, donde participen las estudiantes, trabajadoras y académicas.
Qué proyecto de Universidad
Con respecto a la situación de la Universidad, Cuéllar ha presentado un proyecto que busca “distanciarse” del modelo implementado por los rectores previos, con un plan de “diagnóstico y acción” de donde emanen sus políticas.
Sin embargo, muchos de sus puntos de partida para implementar su proyecto, distan poco de la visión que las antiguas administraciones de la universidad.han llevado a cabo.
Sobre el exámen de admisión, que ha generado controversia en los últimos meses, la directora defiende a “la UNAM como proyecto y posibilidad de movilidad social”, por lo cual, según su visión, es necesario legitimar los mecanismos mediante los cuales los jóvenes tenemos acceso a la educación.
Con estas declaraciones, Cuéllar deja claro que defiende a la UNAM como un privilegio para aquellos que cuentan con las condiciones y preparación previas que les permitan destacar en el exámen de admisión por encima del promedio de los aspirantes.
De esta manera, relega el debate sobre las desigualdades educativas entre la juventud, a un problema que afirma (casi casi como imperativo moral) “deberá ser resuelto en un futuro”, para no profundizar en el problema de elitización y privatización de la educación que margina a miles de jóvenes de este derecho cada año.
Además, reproduce la idea, cada vez más falsa para nuestra generación, que supone que estudiar una licenciatura e incluso obtener algún grado otorga la posibilidad de conseguir mejores condiciones laborales y de vida, cuestión que los recortes a becas del Conacyt, así como la precariedad laboral, contradicen contundentemente.
Con respecto al tema de la “seguridad”, Cuéllar apuesta por un trabajo conjunto con las autoridades del Estado para preservar a la comunidad y al “patrimonio universitario”. Ante esto, reforzó la necesidad de atacar el problema de “delincuencia y consumo (de drogas)” dentro de la universidad, reproduciendo así el discurso que ve a los jóvenes consumidores como el centro del problema, y no al clima de violencia perpetrado por el narcotráfico a lo largo del país.
El corolario de esta visión, se lee de fondo en su intención de continuar con la línea de las autoridades por “recuperar” espacios tomados por estudiantes organizados.
Así lo reafirmó en una entrevista a Imagen Radio, cuando se le preguntó sobre el “escabroso” tema -para las autoridades- del auditorio “Che Guevara”, auditorio tomado en la Huelga del 99, sobre el cual a pesar de declarar de forma reiterada, buscará recuperar sin uso de violencia, dejó claro que apelará a las instancias necesarias, para garantizar su re ocupación por las autoridades. Todo esto siguiendo una lógica de criminalización a la juventud.
Si bien Angélica Cuéllar busca presentarse como una candidata con un proyecto de universidad más amigable que el proyecto impulsado por Enrique Graue y sus antecesores, cuestión que resulta nada compleja, si se piensa en su formación priísta, la socióloga sabe que debe acotarse, más allá del discurso, en sus políticas para la universidad, a un modelo que no la contraponga a los intereses presentes en la Junta de Gobierno, que serán en última instancia quienes definan el siguiente Rector de la UNAM en noviembre próximo.
Lo que queda de fondo, es que independientemente del nombre de la próxima o próximo rector, la estructura antidemocrática de la Universidad, en donde el Rector se elige por 15 notables, de la misma manera en que se elige al papa, y en donde no se toma en cuenta ni la voluntad ni las necesidades de estudiantes, trabajadores y académicos, continúa presente.
Por último, la directora de la FCPyS mencionó que es indispensable pensar en un modelo de descentralización y modernización administrativa en la Universidad. ¿Qué mejor manera de crear mecanismos democráticos que cambiar la Ley Orgánica para permitir la participación e incidencia en la toma de decisiones de los más de 350 mil universitarios, 50 mil académicos y 50 mil trabajadores que somos los que verdaderamente le damos vida a la universidad?
Independientemente del resultado de la elección, esta deberá ser la perspectiva de lucha para el movimiento estudiantil en el siguiente periodo.
Mariel Ochoa
Estudiante de la FCPyS