“En nombre del Comité Central del Partido Comunista de Rusia, declaro abierto el Primer Congreso de la Internacional Comunista. En primer lugar, les pido a todos los presentes que se levanten de sus asientos en memoria de los mejores representantes de la II Internacional: Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo”.
— LENIN: Discurso de apertura del I Congreso do Komintern, 02 de marzo de 1919.
El 15 de enero de 1919, dos marxistas revolucionarios de destaque en el movimiento obrero internacional, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, fueron brutalmente asesinados en el marco de la derrota de la Revolución alemana.
Ciento un años después, en un contexto de ataques imperialistas, el ascenso del militarismo y el regreso de la lucha de clases al centro de la escena política, como podemos ver en Francia y Chile, en el contexto de una crisis orgánica cada vez más profunda del capitalismo mundial. En este artículo consideramos importante recuperar el legado político y teórico, socialista internacionalista de Karl Liebknecht, este valiente e inflexible revolucionario alemán, en palabras del propio León Trotsky.
Nacido en la ciudad de Leipzig, Alemania, el 13 de agosto de 1871, fue hijo de Wilheim Liebknecht y Nathalie Liebknecht, el primero siendo uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata Alemán. (SPD - Sozialdemokratische Partei Deutschlands) e interlocutor de Karl Marx e Friedrich Engels.
Se graduó como abogado estudiando derecho en las universidades de Leipzig y Berlín y abrió un escritorio de abogacía con su hermano mayor Theodor Liebknecht en la ciudad de Berlín entre los años 1890-1893 con el objetivo de defender los intereses de la clase trabajadora y de la juventud.
Su incorporación al SPD será después de la muerte de su padre en agosto de 1900, pero ya en 1901 fue elegido concejal de la ciudad de Berlín por el partido.
Dedicado a las tareas de organización juvenil del partido entre 1907 y 1910, fue elegido presidente de la Internacional Socialista de la Juventud. Este mismo año, la justicia burguesa lo acusó por primera vez de “alta traición” a la patria por su escrito político "Militarismo y antimilitarismo, en particular para el Movimiento Internacional de la Juventud”, considerado un documento programático de la juventud socialista revolucionaria alemana fue condenado a un año y seis meses de prisión. En su libro "Justicia de Clase”, además de un análisis detallado de la relación entre estado, justicia y clase en el capitalismo, presenta la versión mecanografiada de este juicio y su valiente defensa política.
Mencionamos también pero sin desarrollar en este artículo, que el antimilitarismo de Karl Liebknecht forma parte de la corriente socialista internacionalista del marxismo revolucionario, que difiere de otros antimilitarismos como anarquistas, semi-anarquistas o los de Gustav Hervé, antes de su conversión al ultranacionalismo después de su prisión, Ferdinand Nieuwenhuis, el primer socialista en el parlamento holandés, después de abandonar el luteranismo, o Henriette Rolland-Host, una prominente socialista holandesa. Lo que queremos señalar es que el antimilitarismo de Karl Liebknecht estaba relacionado con la lucha anticapitalista general en el marco de una estrategia revolucionaria, contra la orientación mayoritaria del SPD, que malinterpretó su táctica y el énfasis del revolucionario alemán en el antimilitarismo, interpretando como que pretendía aislar el partido de otras luchas, como afirma Auguste Bebel, testigo de defensa en el mencionad primer proceso de traición contra la patria.
Karl Liebknecht es elegido diputado por el SPD en el año 1908 para el Parlamento regional prusiano, y en 1912 por el Reichstag, el Parlamento alemán.
Señalamos que siempre ha llevado adelante una política parlamentaria revolucionaria, a diferencia del resto de los diputados socialdemócratas alemanes. No sólo es recordado por ser el único diputado que votó contra los créditos de guerra en la segunda sesión el 2 de diciembre de 1914, en contra de decisión del SPD, lo que fue un hecho político muy importante, pero también por los fundamentos de ese voto, denunciar los objetivos reales de la guerra, una guerra imperialista de reparto del mundo entre las grandes potencias que no correspondía a ningún interés de ninguno de los pueblos, sino que también tenía como objetivo destruir el creciente movimiento obrero.
Incluso siendo parlamentario, Liebknecht fue movilizado para la guerra el 7 de febrero de 1915, y se vio obligado a cavar trincheras y sólo se le permitió asistir a sesiones en el Reichstag, en el mismo momento en el que Rosa Luxemburgo está encarcelada por continuar su propaganda antimilitarista.
No sólo se opuso a la guerra en el parlamento burgués, en un acto de coraje reconocido incluso por liberales como Sebastián Haffner, autor del libro "La revolución alemana (1918-1919)", sino que también realiza una denuncia extraparlamentaria del carácter de esta guerra, llamando constantemente a la movilización de los trabajadores de forma independiente contra la guerra, manteniendo una posición internacionalista proletaria, internacionalista socialista, contra la marea chovinista en un país imperialista.
Karl Liebknecht es una gran referencia cuando hablamos de parlamentarismo revolucionario, que es la participación de miembros de partidos revolucionarios en el parlamento burgués, es decir, la participación de los partidos políticos revolucionarios en el Parlamento de una manera táctica, específica y no estratégica, dentro del marco institucional, teniendo como característica fundamental, mantener la independencia política de los patrones, de los gobiernos y del Estado. Los parlamentarios revolucionarios participan en el parlamento en una perspectiva que articula la lucha en el Parlamento, institucional, con los conflictos sociales en curso en el país y el mundo, presentándose como tribunos del pueblo en términos leninistas.
Esta táctica tiene un hilo rojo de continuidad en la experiencia del Partido Socialista de los Trabajadores (PTS) de Argentina que forma parte de Izquierda y el Frente de los Trabajadores - Unidad (FIT-U), nos presentando un ejemplo concreto de lo que significa el parlamentarismo revolucionario en acción, en la práctica política.
Incluso existiendo como táctica desde antes, llevada a cabo por los propios bolcheviques en la II Duma, uno de los casos más emblemáticos de parlamentarismo revolucionario, sucedió en Alemania, y el protagonista fue justamente el propio Karl Liebknecht, siendo, como mencionamos el único voto contra los nuevos créditos de guerra que precisaba el gobierno alemán.
Encontramos tres escritos importantes de Karl Liebknecht sobre el tema que se interrelacionan y nos permiten comprender el contexto político en el que el revolucionario alemán explica su decisión política en la tradición internacionalista del movimiento socialista. El primero es "Motivos para votar en contra de la aprobación de créditos de guerra en la sesión parlamentaria del 2 de diciembre de 1914 en Alemania"; un segundo titulado "El enemigo principal está en su propio país" y un tercero que es una Carta a la redacción del “Labour Leader” de Inglaterra, firmada en Berlín en diciembre de 1914.
En su declaración en la sesión del Reichstag, realizada en Berlín el 2 de diciembre de 1914, Liebknecht define el carácter de la guerra como imperialista, por la dominación capitalista del mercado mundial y la dominación política de importantes regiones del planeta para la instalación de capital industrial y bancario. Al mismo tiempo, la define políticamente como una empresa bonapartista que busca desmoralizar y destruir el creciente ascenso del movimiento obrero.
De la misma manera que los alemanes usan el eslogan "Contra el zarismo", el eslogan inglés y francés era: "Contra el militarismo", para movilizar a las masas en nombre de ciertos "nobles objetivos", pero usados con una "intención hostil" entre los pueblos, estimulada por la burguesía nacional con el objetivo de saquear y colonizar los territorios en disputa, así como derrotar a los movimientos obreros de cada país.
Así como Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista afirman que la emancipación del proletariado será obra del propio proletariado, para el revolucionario alemán la liberación del pueblo ruso y el pueblo alemán también será el producto del pueblo mismo. En este sentido, defiende una paz basada en los intereses de la clase obrera internacional contra los intereses de la burguesía de los países en guerra. Concluye que vota en contra de la guerra y sus responsables: sus dirigentes, los gobiernos y las políticas capitalistas.
Carta a la redacción del “Labour Leader” de Inglaterra es importante porque aprovecha una oportunidad política, desde la propia Alemania, para dirigirse a los trabajadores ingleses, ya que este periódico estaba haciendo campaña contra la guerra en ese país. Afirma que el principal enemigo del proletariado internacional está en su propio país, y es contra él contra quien se debe luchar y afirma su internacionalismo, presentando que la base de la lucha de clases del proletariado es internacional. Para Karl Liebknecht, la guerra mundial destruyó la vieja internacional, refiriéndose a la Segunda Internacional, pero es ella, la propia guerra el mejor argumento a favor de la necesidad de construcción de una nueva internacional revolucionaria.
Para Liebknecht, la tarea de cada militante socialista debe ser la de un combatiente de su clase, un anunciador de la fraternidad internacional, entendiendo que será el proletariado de todos los países en guerra el que, a través de la acción internacional, lograrán la paz desde una perspectiva socialista, anticapitalista.
Concluye con una aguda exhortación: "¡¡¡Proletarios de todos los países unidos!!! ¡¡¡Guerra contra la guerra!!!”.
Serán muy importantes, para un mayor desarrollo de estas posiciones, las reflexiones de los líderes bolcheviques rusos, Lenin y Trotsky, estableciendo que la guerra imperialista solo puede ser derrotada por la revolución proletaria, y en este caso, lo que podría garantizar la paz está en la famosa tesis de Lenin: "la transformación de la guerra imperialista en guerra civil contra la burguesía de cada país".
En esta carta, ya anticipa algunos de los argumentos de "El enemigo principal está en nuestro país", enfatizando la importancia de la independencia política del proletariado, su lucha y para que este no sea eliminado como un factor autónomo, destacando el carácter del socialismo como internacional. Dado que las clases dominantes y su ideología entienden que las masas pronto olvidan, Liebknecht plantea la consigna opuesta: "Nada que olvidar, todo que aprender, la lucha de clases proletaria contra la matanza imperialista internacional", como guía política para ese momento. Concluye que el principal enemigo del proletariado alemán está en su propio país, es el imperialismo alemán, el partido de guerra alemán, la diplomacia secreta alemana y pide el fin del genocidio.
Además del libro "Acerca de la justicia de clase", ya mencionado, John Reed reúne textos del revolucionario alemán en otro que lleva como título: "Contra la guerra Karl Liebknecht".
El 12 de enero de 1916, Karl Liebknecht fue expulsado del grupo socialdemócrata y el 27 de enero aparece la primera carta firmada por el Grupo Spartacus, una organización política dirigida por Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Clara Zetkin y Franz Mehring.
El 1 de mayo de 1916, día de lucha internacional de la clase trabajadora, comenzó un discurso contra la guerra en la Plaza Postdamer en Berlín, pero fue arrestado cuando pronunció seis palabras históricas: “¡Abajo la guerra! ¡Abajo el gobierno!”, convirtiéndose en una síntesis política de la lucha contra la guerra y por la revolución social.
En estas circunstancias, nuevamente es acusado de traición a la patria en un segundo juicio el 28 de julio de 1916 por su actividad pública contra la guerra, una prisión que fue aumentada pasando de dos años y seis meses a cuatro años y un mes. Liebknecht argumentaría que la traición de la patria es un concepto sin sentido para un socialista internacionalista, ya que romper las fronteras nacionales en el marco de la interacción internacional con los socialistas en todos los países es el esfuerzo central de un revolucionario internacionalista.
Desde su reclusión, escribe una carta a la Conferencia de Zimmerwald, que reunió a los socialistas europeos contra la guerra. En esta carta se pide el combate de los discursos de la unidad nacional que ocultan la división en clases de la sociedad. La idea de la unidad nacional tiene como objetivo ocultar la existencia de clases sociales con intereses antagónicos en cada país, en cada formación económica y social por eso la importancia de defender una posición socialista internacionalista.
Del 6 al 9 de abril de 1917, se funda el Partido Socialdemócrata Independiente (USPD) en la ciudad de Gotha, y los socialistas internacionalistas forman un frente con estos sectores eclécticos y centristas en nombre de la unidad. Este hecho tendrá consecuencias en el marco de la Revolución Alemana, ya que retrasó la construcción de una organización política revolucionaria autónoma y la revolución explota unos pocos días después de la creación del Partido Comunista de Alemania (KPD) de forma independiente. Anteriormente, el 7 de octubre de 1918 tiene lugar la Conferencia Nacional de la Liga Espartaquista (LS).
En el marco del ascenso revolucionario, se realiza una amnistía general para los presos políticos, que son liberados el 23 de octubre de 1918. Durante 1918-1919 comenzó un proceso revolucionario en Alemania en el marco del final de la Primera Guerra Mundial y sobre el impacto de la Revolución Rusa de octubre de 1917.
El 9 de noviembre de 1918, Karl Liebknecht proclamó desde el balcón del Castillo de Berlín la fundación de la "República Socialista Libre de Alemania", dos horas antes, el socialdemócrata Philipp Scheidmann había instituido en el Parlamento Imperial Alemán la "República Alemana" de carácter claramente burgués, siendo el socialdemócrata Fredrich Ebert quien toma el control del gobierno con la abdicación del Kaiser William II y el decreto de la República.
Entre el 29 de diciembre de 1918 y el 1 de enero de 1919, se lleva a cabo el Congreso que funda el Partido Comunista de Alemania (KPD), siendo Rosa Luxemburgo quien escribe el programa del partido.
El 6 de enero de 1919 tuvo lugar la primera lucha en Berlín, Karl Liebknecht participó en el Comité Revolucionario de los 53 en esa ciudad, mientras que paralelamente, el 10 de enero se proclama una República de Consejos de Trabajadores en Bremen, que mantiene por 26 días hasta el 4 de febrero de 1919. Es importante destacar que también hubo, por un corto tiempo, una República de Consejos en Munich después de los asesinatos de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo.
El 11 de enero de 1919, el socialdemócrata Gustav Noske ingresa a Berlín dirigiendo a los Freikorps, que eran grupos de lucha anticomunistas alemanes paramilitares, compuestos por ex veteranos del ejército del Kaiser y civiles. Rosa Luxemburgo y sus camaradas, la base inicial del recién fundado KPD desde diciembre de 1918, son severamente perseguidos. Ernest Meyer y George Ladebour, destacados líderes comunistas, son arrestados.
Desde principios de diciembre de 1918, habían aparecido carteles en espacios publicitarios con el siguiente texto:
“¡Trabajadores, burgueses!
La patria se enfrenta a la ruina.
Sálvala!
Recibe amenazas desde adentro y no desde afuera: de la Liga Espartaquista.
¡Mata a tus líderes!
¡Mata a Liebknecht!
¡Entonces tendrán pan, trabajo y paz!”
En la mañana del 15 de enero de 1919, Luxemburgo y Liebknecht escriben sus últimos artículos para la prensa del partido “Bandera Roja”, el de Liebknecht lleva de título "A pesar de todo".
Ese mismo día, los Freikorps, en una acción planificada y organizada desde al menos diciembre de 1918, detuvieron y asesinaron cobardemente a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht durante el gobierno de Friedrich Ebert y bajo la responsabilidad de Gustav Noske, el socialdemócrata que era ministro de Gobierno. Los dos revolucionarios fueron llevados al Hotel Eden, el centro de operaciones contrarrevolucionarias, y reubicados desde allí para ser golpeados y ejecutados, a pesar de que la versión oficial hablaba del intento de escape de Karl Liebknecht, su cadáver fue entregado como desconocido, y sobre Rosa Luxemburgo que una multitud la había sacado de sus escoltas y no se sabía dónde estaba cuando la arrojaron del puente de Linchtetstein al Canal Landweth.
En honor a los dos revolucionarios, Leon Trotsky escribe el 16 de enero de 1919 un bello texto titulado ’El inflexible Karl Liebknecht’, en el que describe al socialista internacionalista alemán de la siguiente manera:
“Karl Liebknecht encarnaba al revolucionario inquebrantable y genuino. A su alrededor se tejían muchas leyendas: agresivas en la prensa burguesa, heroicas en los labios de los trabajadores. En su vida privada, Karl Liebknecht fue, uh, solo podemos hablar de él en el pasado, la encarnación de la bondad, la sensibilidad y la amistad. Se podría decir que su carácter era de una dulzura casi femenina, en el mejor sentido del término, y que su voluntad revolucionaria, de un temperamento excepcional, podía luchar hasta la muerte por los principios que profesaba. Lo demostró al criticar a los representantes de la burguesía y los socialistas traidores del Reichtag alemán, cuya atmósfera estaba saturada de los mismos miasmas del chovinismo y el militarismo triunfante. Lo demostró al levantar en Berlín, en la plaza Potsdam, el estandarte de la rebelión contra los Hohenzollern y el militarismo burgués. Fue preso. Pero ni la prisión ni el trabajo forzado lograron romper su disposición y, liberados por la revolución de noviembre, se establecieron los elementos más decisivos de la clase obrera alemana".
“Karl Liebknecht encarnaba al revolucionario inquebrantable y genuino. A su alrededor se tejían muchas leyendas: agresivas en la prensa burguesa, heroicas en los labios de los trabajadores. En su vida privada, Karl Liebknecht fue, uh, solo podemos hablar de él en el pasado, la encarnación de la bondad, la sensibilidad y la amistad. Se podría decir que su carácter era de una dulzura casi femenina, en el mejor sentido del término, y que su voluntad revolucionaria, de un temperamento excepcional, podía luchar hasta la muerte por los principios que profesaba. Lo demostró al criticar a los representantes de la burguesía y los socialistas traidores del Reichtag alemán, cuya atmósfera estaba saturada de los mismos miasmas del chovinismo y el militarismo triunfante. Lo demostró al levantar en Berlín, en la plaza Potsdam, el estandarte de la rebelión contra los Hohenzollern y el militarismo burgués. Fue preso. Pero ni la prisión ni el trabajo forzado lograron romper su disposición y, liberados por la revolución de noviembre, se establecieron los elementos más decisivos de la clase obrera alemana".
Karl Liebknecht nos deja como legado, además de sus escritos, su internacionalismo, su coraje en el marco de una visión estratégica del marxismo revolucionario y el ejemplo concreto del uso de tácticas parlamentarias revolucionarias, subordinadas a la estrategia, a la lucha por el poder político del estado para destruir el estado burgués. Su antimilitarismo en el marco de una visión de totalidad está presente en el contexto actual de ataques imperialistas, crisis orgánica y el regreso de la lucha de clases al centro de la escena política. Nos expone la necesidad de construir el partido de la revolución mundial, un partido internacional que permita el paso de desde luchas rebeldes hasta luchas revolucionarias, tarea a la que está dedicada la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional (FT-CI).
COMENTARIOS