Entrevistamos a Antonio Páez, dirigente del Sindicato Starbucks Chile y militante del Partido de Trabajadores Revolucionarios, PTR, para conocer su perspectiva de cara a un nuevo primero de mayo, los desafíos del presente y de levantar una corriente revolucionaria, clasista y combativa en el seno de la organización de los trabajadores.
Viernes 28 de abril de 2023
1. Primero que todo, para partir, ¿Por qué conmemorar hoy el 1ero de mayo?
Más allá de cuándo o qué año sea, el 1ero de mayo es una fecha fundamental para la clase trabajadora porque es una conmemoración de un día de lucha y de organización y que además se hace internacionalmente, entonces es un hito para el conjunto de los trabajadores, independiente del país del que seamos, de la situación del país que estemos viviendo, y que expresa de alguna manera u otra los anhelos de liberación con el que surgió el movimiento obrero.
Es una fecha conmemorativa muy importante, pero con el pasar de los años y sobre todo luego de la embestida del neoliberalismo es una fecha que se ha ido perdiendo pero que tenemos que recuperar, ya que no se fue perdiendo porque la clase trabajadora tenga menos ganas de conmemorarla, sino por la revaloración a la que el propio sistema nos quiere llevar.
Hoy día no se trata simplemente de conmemorar el 1ero de mayo, sino que de discutir qué primero de mayo es el que queremos reivindicar, y nosotros lo hacemos desde una perspectiva clasista, internacionalista y revolucionaria, reivindicando el espíritu original de esta fecha fundamental.
2. ¿Cuáles son para ti los principales desafíos de una izquierda de los trabajadores, revolucionaria, clasista, en el movimiento sindical chileno hoy?
Primero, creo que es clave luchar contra el escepticismo o los ánimos de derrota que priman en sectores importantes de los trabajadores y sus propias organizaciones sindicales, esta es una primera tarea, ya que hay una idea extendida de que los sindicatos o son la caja pagadora de la negociación colectiva o sirven como una suerte de protección general dentro de las empresas sin mayor poder de fuego.
Ese modelo de sindicalismo es un modelo que va de la mano de lo que involucró el plan ideológico del gran empresariado y sus partidos post dictadura de lo que debían ser las organizaciones sindicales para convertirlas en cascarones vacíos que no representaran un peligro para sus intereses empresariales, un sindicalismo sin política, sin lucha.
Precisamente combatir esa idea de un sindicalismo a político, sin movilización, sin democracia de base, es una tarea del presente. Y eso no se hará ni mágicamente ni por deseo nuestro, sino que es un combate, un combate frente a las dirigencias sindicales burocráticas apernadas, contra esas dirigencias que hoy están vinculadas al gobierno y que no quieren defender una independencia política de la organización de los trabajadores, y también un combate contra el conservadurismo presente en la propia clase trabajadora, mostrar un camino distinto, mostrar y demostrar con la práctica que no se trata simplemente de aceptar los mandatos de la patronal, sino que podemos hacer un camino propio confiando en nuestra propia organización democrática y en nuestra fuerza, y mostrar esa fuerza de la clase trabajadora organizada.
Eso, para una izquierda revolucionaria y socialista, clasista, es clave.
3. ¿Qué visión tienes de la política hacia la clase trabajadora del actual gobierno, y en particular del proyecto de las 40 horas?
Hay un sector importante de trabajadores y trabajadoras, de jóvenes y de mujeres que miraron con simpatía el gobierno de Boric, o más bien al candidato Boric, porque este justamente llegó a esa posición con una serie de promesas y compromisos que trataban de dialogar con ciertas banderas que se presentaron en la rebelión popular, presionado también por la realidad porque un candidato que en ese momento se reivindicara de izquierda no podía no hacer mención a ese tipo de demandas.
Así generó expectativas en un grupo importante de personas, pero hemos visto como ahora han gobernado incluso en la medida menos que de lo posible, y esa ha sido la gran política del gobierno. En ese sentido, los proyectos y políticas que se han elaborado desde el gobierno, y en particular el proyecto de las 40 horas, entró con un espíritu de discutir el problema de la extenuante jornada laboral en Chile, pero terminó saliendo como un proyecto que benefició sobre todo los ítems de flexibilidad, favoreciendo a los grandes empresarios, lo que es un punto de inflexión, principalmente porque el nivel de introducción de políticas flexibilizadoras fue incluso más allá de lo que la propia derecha se había propuesto. Incluso ellos, la UDI, RN y las mismas cámaras empresariales, vieron como un triunfo la aprobación de las 40 horas, no por la reducción de la jornada, sino por la introducción de estos criterios de flexibilización.
En el fondo es otra muestra de cómo este gobierno, incluyendo al Frente Amplio y al Partido Comunista, ha terminado subordinándose a la agenda de la derecha y del gran empresariado, también en materia laboral.
4. ¿Y del proceso constitucional, que visión tienes desde el mundo de los trabajadores?
De este proceso no hay ninguna expectativa, considerando que además hay un nivel de desafección y rechazo al proceso muy alto, no sólo por un tema de “fatiga electoral” sino por lo que representa este acuerdo, que fue un negociado entre los partidos tradicionales, donde gane quien gane en las elecciones de este domingo 7 de mayo, finalmente se va a hacer lo que los partidos tradicionales impusieron y esto está más o menos claro.
Esto se refleja en desinterés, pero también en un repudio activo, como en el llamado a anular, que es lo que estamos haciendo nosotros y nosotras desde el PTR junto a decenas de organizaciones políticas, sociales y sectores de académicos e intelectuales.
Al estar todo esto negociado por los partidos tradicionales, desde la derecha, pasando por la ex Concertación e incluyendo a todo Apruebo Dignidad, se tratará de un texto que va a buscar “revalidar” los pilares de la herencia de la dictadura y del Chile neoliberal, totalmente ajeno a las necesidades del pueblo trabajador.
5. ¿Qué invitación haces a los lectores de La Izquierda Diario hacia este primero de mayo?
Lo primero es invitar a reivindicar este día, a tomarlo como un día de lucha, un día de organización para la clase trabajadora, donde pongamos sobre la mesas nuestras demanda sy nuestra historia como clase explotada.
Debe transformarse en un hito para nosotros en cuanto a exigir a nuestras organizaciones sindicales de que este no sea un día más, sino que sea un día activo de movilización, de organización, donde salgamos a la calle y con orgullo digamos que somos clase obrera.
Además obviamente invitarles al acto político que estamos organizando desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios en Santiago, también en Antofagasta, en Arica habrán actividades, invitamos a sumarse a estas actividades y al desafío y la lucha de construir una izquierda alternativa a este gobierno, una izquierda anclada en la clase trabajadora, que sea socialista, revolucionaria, que esté en las calles, en las luchas como hemos estado en las peleas de funcionarios públicos en San Bernardo, con los trabajadores de la educación en Antofagasta, finalmente, con quienes sufren las consecuencias de este sistema capitalista que nos explota en Chile y en todo el mundo, y que se deciden a organizarse y enfrentar esta situación.