Analizamos los movimientos tácticos del equipo de Sampaoli en el empate ante Islandia, un partido que deja varias lecciones de cara a lo que viene.
Sebastián Parnes @SebaParnes
Domingo 17 de junio de 2018 00:00
A veces el resultado final termina cerrando una imagen y sólo nos quedamos con esa imagen. Hay que tratar, dentro de todo, de romper con el exitismo del resultado y enfocarnos en el juego en sí mismo, en las variantes que proponen los rivales y a través de eso, hacer un balance entre positivo-negativo de los rendimientos.
En una nota previa al partido planteábamos que Islandia era un equipo duro y estructurado, que podía defender sin ningún complejo y que Argentina necesitaba mucho dinamismo para romper su molde. Así fue: Islandia se metió atrás con un nivel de concentración muy parecido al de los equipos del “Cholo” Simeone. Si hay que evaluar el "arte de defender", Islandia se lleva un 10.
En esta imagen lo vemos agrupándose en 35 metros, sin problemas para que Finnbogason y Sigurdsson sean los primeros defensores.
En la imagen anterior podemos ver uno de los graves problemas que tuvo Argentina durante todo el juego: Messi completamente aislado y sin un socio directo para conectar. Esto se revirtió un poco con Banega en la segunda etapa pero no fue suficiente para generarle al "10" una asociación generadora de juego.
Uno de los problemas de colocar en el medio dos jugadores cómo Mascherano y Biglia es éste: la imposibilidad de entender los ataques al espacio.
Pasando a lo más difícil para una defensa: "controlar a Messi"; vemos cómo Islandia lo rodeó muy bien, encerrándolo y frustrándolo ante la enorme cantidad de hombres al llegar a las zonas de definición.
¿Cómo hizo Argentina para romper ese bloque? De dos maneras: individualmente con Messi, pese a no tener un socio directo para conectar, se generaba él mismo la conexión.
Y de manera asociativa. Acá está lo más interesante que puede profundizar Sampaoli de cara lo que viene. Primero vemos cómo Agüero baja para que el “9” sea el espacio, ejercicio y método muy utilizado por Sampaoli en Sevilla, justamente ese es el rol de entender que Agüero juegue de punta: tiene más movilidad y más salida del área que Higuaín o cualquier otro delantero capaz de jugar en esa posición. Al bajar Agüero, genera que ambos extremos (Meza y Di María) puedan entrar en la zona de gol con una diagonal.
Nuevamente, vamos a ver cómo Mascherano y Biglia se paran en una misma línea; con que uno de los dos esté unos metros más adelante, generaría un apoyo mejor en ofensiva para el “Kun”.
También la ruptura del bloque defensivo rival se puede generar desde la salida, acá vemos cómo Argentina busca abrir los espacios interiores tirando a Messi a una banda, interiorizando a Salvio y cerrando por completo a Maxi Meza. Lo cual le brinda a Otamendi dos opciones de pase directas que inmediatamente podrían romper la primera línea defensiva islandesa. Podemos creer que Sampaoli hará hincapié en estos ejercicios de cara al partido contra Croacia, un equipo que se defiende muy bien posicionalmente y entiende cómo usar los espacios internos.
Por último, veamos cómo se defendió Islandia, que es parecido a cómo habíamos anticipado: ataques muy directos y casi con nula elaboración. Sin embargo, vemos cómo uno de sus medios sube para desestabilizar a un Mascherano incapaz de cubrir los ataques rivales. Gunnarsson, sólo con su presencia, desestabiliza la defensa Argentina.
De cara a lo que viene, debemos tomar éste partido como un resultado corto pero no total. Argentina pudo haber jugado mejor (poniendo a Lo Celso o Banega de entrada y no a Biglia o Mascherano) pero no ha sido un desastre. Islandia es un rival muy noble y duro, vino a defenderse y lo hizo con una disciplina y seguridad muy difícil de lograr; sin dudas, no será un rival fácil de superar para Croacia o Nigeria. Veremos qué nos espera del seleccionado argentino en el partido del próximo jueves, en el que deberá ganar casi como una necesidad imperiosa para encaminar la clasificación a octavos de final.