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Red Internacional
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ELECCIONES. Argentina va a las urnas entre la crisis económica y una Latinoamérica convulsionada

Las elecciones de este domingo se dan en el contexto de las fuertes tensiones que cruzan a la economía. Además, fronteras afuera, tienen lugar rebeliones en Ecuador y Chile.

Domingo 27 de octubre de 2019 00:30

Este domingo, a partir de las 8 h, más de 33 millones de personas estarán habilitados para votar en Argentina. La elección no será una más. Estará cruzada por las fuertes tensiones que atraviesan a la economía nacional. Además, se dará en un contexto signado por las rebeliones populares de Ecuador y Chile.

Estarán en juego la presidencia de la nación y las gobernaciones de dos de los distritos más importantes del país: Provincia y Ciudad de Buenos Aires. Además, se elegirán diputados y senadores nacionales, legisladores provinciales, intendentes y concejales en distintos distritos.

Seis son los competidores que aspiran al cargo presidencial: Mauricio Macri (Juntos por el Cambio), Alberto Fernández (Frente de Todos), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda Unidad), Roberto Lavagna (Consenso Federal), José Luis Espert (Despertar) y Juan José Gómez Centurión (NOS).

En las PASO que tuvieron lugar el pasado 11/8, Fernández obtuvo el 47 % de los sufragios, contra un 31 % de Mauricio Macri. Aunque no se puede confiar plenamente, los sondeos de intención de voto que se conocen indican que ese resultado es imposible de revertir.

Una fuerte crisis económica y múltiples tensiones hacia el futuro

La Argentina llega a esta elección cruzada por una fuerte crisis económica y social, resultado de las políticas de ajuste aplicadas en los últimos años. En el último año y medio, las mismas se llevaron a cabo bajo las órdenes del FMI. El organismo de crédito internacional, a cambio de un préstamo de USD 57.500 millones, estableció una nueva tutela sobre el país que, salvo el Frente de Izquierda Unidad, ninguna fuerza política cuestiona.

Los números de la crisis son elocuentes y brutales. Una pobreza que alcanza a más de 16 millones de personas, con un porcentaje que supera el 35 %. Una desocupación que, tras más de una década, volvió a los dos dígitos, afectando más duramente a amplias capas de la juventud y las mujeres. Una marcada caída en los niveles de consumo en múltiples rubros, incluidos aquellos básicos como la alimentación y la vestimenta.

Macri pudo llevar adelante este duro ajuste gracias a la complicidad de los gobernadores peronistas y la dirigencia sindical de la CGT. Estos sectores hoy están enrolados en el Frente de Todos, apoyando la candidatura de Alberto Fernández.

En la “herencia” macrista hay que contabilizar el enorme endeudamiento externo. La Argentina afronta, en los próximos años, pagos de capital e intereses que superan por mucho los ingresos del Estado.

Esas tensiones económicas se evidencian cotidianamente. Este viernes se produjo una nueva suba en el dólar, que llevó la divisa norteamericana a su máximo histórico, en $ 65. En la misma jornada, el Banco Central perdió USD 1.755 millones de sus reservas. Si se contabiliza desde las PASO, esa cifra escala al monto desorbitante de USD 22.805 millones.

La caída de las reservas es uno de los temas que más preocupa a la futura gestión de gobierno. En el marco de la decisión política de continuar los pagos de la deuda externa, implica menores márgenes a la hora de negociar con los grandes especuladores internacionales y el mismo FMI.

Atados a los intereses del gran empresariado

Con la excepción de Nicolás del Caño, el conjunto de los candidatos presidenciales desplegó una campaña destinada a dar garantías a los grandes empresarios. Durante los dos debates presidenciales quedaron en evidencias similitudes entre los distintos programas a la hora de evaluar salidas ante la crisis. Allí, algunas promesas demagógicas se mezclaron con declaraciones generales.

El Frente de Izquierda Unidad denunció la continuidad el ajuste y el endeudamiento. “Macri se va, pero el FMI y el ajuste se quedan”, fue una de las consignas desarrolladas en spots, volantes y agitaciones. En ese marco planteó la perspectiva de un programa para que la crisis la paguen los grandes ganadores del macrismo. Entre esos sectores hay que contabilizar a las petroleras, las privatizadas y los grandes bancos.

A lo largo de la campaña la izquierda también planteó la continuidad de la pelea por el aborto legal, seguro y gratuito, demanda elemental que exigen millones de mujeres en todo el país. Esta fue una de las banderas desplegadas por Myriam Bregman en la Ciudad de Buenos Aires, donde es candidata a diputada nacional. Si ella no ingresa a la Cámara Baja, en su lugar podrían hacerlo tres enemigos del derecho al aborto: Marco Lavagna (Consenso Federal), Pablo Tonelli (PRO) o Eduardo Valdés (Frente de Todos).

Luego de las PASO, Alberto Fernández desplegó una agenda destinada a acercar posiciones con el gran empresariado, buscando garantizar futuras ganancias. Las reuniones con la UIA y la Fundación Mediterránea se sumaron a los pedidos para que cesaran las movilizaciones de las organizaciones sociales y los movimientos de desocupados. Además, ante cada micrófono que tuvo delante, el candidato peronista se encargó de garantizar el pago completo de la deuda a los grandes especuladores y al FMI.

Mauricio Macri, por su parte, intentó instalar una campaña épica, combinando promesas demagógicas, un discurso de derecha sobre la “inseguridad” y un llamado a la movilización a sus partidarios. Nada indica, sin embargo, que eso sea capaz de alterar el resultado general.

A lo largo de la campaña, Roberto Lavagna apostó por un perfil técnico, recordando su labor como ministro de Economía del gobierno de Néstor Kirchner. Ese fue el esquema que intentó presentar, con poco éxito, en los dos debates presidenciales. Por su parte, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión apostaron por un discurso derechista y reaccionario. En los spots de campaña, el primero apostó por ubicarse como la futura “oposición” a un eventual gobierno peronista. El segundo siguió trabajando para llegar a los sectores antiderechos, difundiendo un mensaje de aval al aborto clandestino.

Rebeliones populares

El nuevo gobierno llegará al poder en un contexto marcado por las rebeliones populares de Chile y Ecuador. Más allá de los límites que las diversas direcciones le imponen a las enormes movilizaciones que tienen lugar en estos días país, estos levantamientos significan un traspié para las políticas de ajuste.

De no mediar una ruptura con el FMI y los grandes especuladores internacionales, el futuro gobierno argentino estará obligado a ajuste sobre las mayorías populares. En el contexto económico internacional, aparecen como muy limitadas las posibilidades de beneficiar, al mismo tiempo, a los grandes capitalistas y a los sectores del pueblo trabajador.

Ecuador y Chile están ahí para demostrar esas limitaciones.