La jueza federal de San Isidro, muy apoyada por el macrismo cuando murió su exmarido Alberto Nisman, destapó una olla nada menos que en el canal opositor LN+. Ante un periodista un tanto nervioso, dijo que fue corrida de causas por gente de confianza de Cristian Ritondo y Emilio Monzó. La acusación también roza a Sergio Massa.
Daniel Satur @saturnetroc
Martes 16 de agosto de 2022 17:04
El domingo por la noche la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, fue entrevistada por José del Río en el canal LN+. Del Río, además de periodista, es director de Contenidos del Grupo La Nación y secretario general de la redacción del diario mitrista. Nada menos ante él y en ese canal (que al decir de Esmeralda Mitre “es de Macri”), Arroyo Salgado “escrachó” a referentes del PRO como Cristian Ritondo y Emilio Monzó, vinculando a exfuncionarios suyos con causas de narcotráfico y narcopolicías. .
Del Río pretendía que Arroyo Salgado hablara de las causas de corrupción que involucran a Cristina Fernández y demás referentes del peronismo kirchnerista. Ella lo hizo, defendió a los fiscales recusados por la vicepresidenta y recordó que el kirchnerismo montó en 2015 una “campaña de desprestigio” en su contra cuando ella calificó como un “magnicidio” la muerte de su exmarido, el fiscal Alberto Nisman.
Del Río también le preguntó por su profesión, cuándo y por qué decidió ser jueza federal y cuán difícil es ocupar ese cargo en Argentina. Ella dijo que “como operadores de la Justicia, como servidores públicos que brindan ese servicio”, deben cumplir más que nadie con las medidas y reglas institucionales. Desde allí cuestionó “la industria de las recusaciones y apartamientos” que se motorizan desde “los poderes de turno”, incluyendo el forum shopping, que según su definición significa “elegir qué juez va a intervenir en mi caso”.
Contra las recusaciones como “método”, la jueza dijo que “hay un principio constitucional que es la garantía de juez natural”, contemplado en la Constitución, que establece que “nadie puede ser juzgado por un juez distinto de los dispuestos por ley antes del hecho de la causa”. Sin embargo, afirmó que en el Poder Judicial actual “los condicionamientos y las intimidaciones están a la orden del día”.
Del Río hasta ahí escuchaba con mucha atención y dejándola explayarse. Pero, envalentonada, Arroyo Salgado agregó que “de la otra parte”, no sólo desde el kirchnerismo, ella también sufrió ataques como jueza. “Eso pasa cuando una investiga al poder de turno”, sintetizó. Y Del Río empezó a incomodarse.
“Llevo 16 años en el ejercicio de la magistratura, soy juez desde el año 2006 y nunca me habían apartado. Me apartaron en diciembre del año pasado, después de todo un año que se hizo la recusación, de una causa en la que me encontraba investigando a un fiscal provincial, a sus funcionarios, a sus más directos colaboradores y a una veintena de policías bonaerenses, de alta jerarquía, de las DDI y las delegaciones de Drogas Ilícitas de Quilmes, de La Plata, de Tigre... Y me han recusado por un motivo procesalmente cuestionable. Nunca había sido apartada por una razón así”, relató Arroyo Salgado.
Desde mediados de 2020, la causa de la que habla la jueza tiene como principal acusado al fiscal Claudio Scapolán, titular del Área Ejecutiva de Investigaciones Criminales del Ministerio Público Fiscal de San Isidro. Si bien desde hace pocos meses está apartado del cargo a la espera de la evolución del expediente, ya zafó de ser procesado y detenido, lo que no es poco.
Para Arroyo Salgado Scapolán lideraba una banda de policías, funcionarios y abogados dedicados a armar causas contra inocentes a la vez que extorsionaban a narcotraficantes y se quedaban con la droga para venderla por su cuenta. La banda habría actuado entre 2013 y 2015 y, entre otras cosas, se los acusa de haberse quedado con no menos de 555 kilos de cocaína, U$S 33.000 y $ 386.000 tras desbaratar a otra banda.
Vale recordar que entre 2013 y 2015 la Fiscalía General de San Isidro estuvo en manos de Julio Novo, quien para Arroyo Salgado era jefe directo de Scapolán. Y que ambos fiscales tienen una estrecha relación con Sergio Massa, el actual superministro de Economía del Frente de Todos.
Del Río seguía escuchando a su invitada, quien recordó que en 2019 ella misma se había excusado de la causa (por razones personales) pero el presidente de la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín, Marcelo Fernández, le ordenó que siguiera al frente de la investigación que venía siguiendo desde 2016.
Producto de esa orden de la Cámara, Arroyo Salgado terminó procesando con prisión preventiva a policías bonaerenses “que debían investigar al narcotráfico pero que eran socios del narcotráfico” y a “secretarios dependientes del fiscal Scapolan”. Luego de esas detenciones fue recusada por los abogados defensores.
Para ella detrás de la recusación están los dos abogados del fiscal Scapolán, quienes tienen “aceitados contactos políticos”. Uno, dice, fue funcionario del Ministerio de Seguridad durante la gestión de María Eugenia Vidal, más precisamente “fue jefe de Gabinete del señor Ritondo durante su gestión”. Hablaba de Marcelo D’Angelo, quien acompaña a Ritondo desde sus tiempos de legislador porteño con Macri como jefe de Gobierno. Y el otro “fue asesor de (Emilio) Monzó”, presidente de la Cámara de Diputados durante el macrismo.
El pedido de recusación recayó en la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, presidida por el juez Mariano Borinksy, amigo de Mauricio Macri. “El doctor Borinsky, en un pronunciamiento inédito, declaró la nulidad de la resolución de la Cámara de San Martín porque dice que no está lo suficientemente fundada. Vuelve a la cámara de San Martín, que me vuelve a confirmar. Interponen nuevamente Casación y Borinsky vuelve a declarar la nulidad. Es ‘tomala vos, dámela a mí’”, agregó Arroyo Salgado.
De paso, la jueza dijo haber escuchado “comentarios tratando de echar un manto de sospechas sobre el quehacer judicial, diciendo que había habido un lobby de la política, del massismo, de Malena Galmarini en la Cámara de San Martín, que a mí no me consta. Pero lo cierto y concreto es que yo fui apartada de esa investigación y a los seis meses fui apartada de otra investigación”.
En esa otra causa había estado durante tres años. “Cambian de abogado, también un asesor de seguridad de Ritondo, el doctor Marcelo Rocchetti. Me recusa en una causa de lavado de activos contra un representante de fútbol…”, estaba diciendo Arroyo Salgado pero el entrevistador y jerarca del Grupo La Nación la cortó abruptamente.
Es cierto, ya eran las 23:03 y hay que respetar la programación. Pero Del Río intentó ser diplomático y le salió mal. Nervioso y frotándose las manos, dijo: “cuando uno se mete en esta parte, la verdad que pasaría la noche hablando de estas causas y demás, pero en lo concreto quería agradecerle su visita, usted sabe que las puertas están abiertas sobre todo para la gente honesta, como en su caso, y ojalá que sea haga justicia por el magnicidio del fiscal Nisman”. Arroyo Salgado se quedó callada, tal vez sorprendida.
Un día después, en el mismo canal, Carlos Pagni retomó la denuncia de Arroyo Salgado en su editorial de “Odisea Argentina”. Tras mostrar un fragmento de la entrevista hecha por Del Río (y seguramente habiendo hablado con la gerencia de La Nación) Pagni afirmó que “lo que denuncia Arroyo Salgado es un enorme problema para la oposición, porque estamos hablando de Ritondo, que es candidato a gobernador, apoyado por Macri y María Eugenia Vidal. ¿Santilli, su rival interno, festeja con esto? Debe festejar. Aunque no sabemos si, de ponerlo bajo la lupa, no encontramos cosas parecidas”.
Quien seguro festeja estas cosas es Lilita Carrió, vieja adversaria de Massa, del fiscal Scapolán, del fiscal Novo y quien mantiene una importante disputa interna en Juntos por el Cambio con María Eugenia Vidal. Además de ser, según fuentes confiables, informante privilegiada de algunos editorialistas de La Nación.
La entrevista completa de Del Río a Arroyo Salgado
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).