El gobierno de Milei lanzó una iniciativa que implica un fuerte ataque a los derechos políticos y las libertades democráticas. Una reforma electoral que busca que solo puedan presentarse a elecciones los grandes partidos que bancan los empresarios y la casta. Para eso teje acuerdos con sectores opositores. Un llamado a una gran campaña democrática.
Martes 26 de noviembre 20:37
Milei y su séquito de trolls ya nos acostumbraron con sus insultos permanentes contra todo lo que ellos consideran “zurdos de m…”, de “izquierda”, “socialistas” o “comunistas”. Ahora pasan a los hechos pretendiendo imponer una “reforma política” que, de sancionarse en el Congreso, podría implicar una proscripción de todos los partidos de izquierda y de otras minorías , para imponer un régimen político en el que sólo puedan tener representación en el Congreso y postular candidatos presidenciales no más de dos o tres formaciones políticas financiadas por los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, quedándose por fuera millones de personas que no comulgan con los partidos o coaliciones mayoritarias. Un gran tributo a la casta que no saldría si no es con votos de las bancadas colaboracionistas y de sectores del peronismo de Unión por la Patria en Diputados y en el Senado.
Con la excusa de que “no hay plata” (salvo para el FMI y los usureros de la deuda pública), el gobierno pretende privar a los votantes de todo el país que puedan conocer y acceder a las propuestas de todas las expresiones políticas, con el objetivo primario de que queden en pie dos o tres partidos. Esto ataca a la izquierda pero también, en mayor o en menor medida, a formaciones como el GEN de Margarita Stolbizer, al Partido Socialista de Santa Fe, a Patria Grande de Grabois, a Compromiso Federal de Rodríguez Saa, Encuentro Republicano Federal de Pichetto e incluso a la agrupación de la nueva enemiga de Milei, la vicepresidenta Villarruel. Evidentemente ningunos “sellos de goma”, como plantea el gobierno en sus fundamentos (los que sí fueron sellos de goma fueron los que utilizó Milei y su camarilla para presentarse en varias provincias en 2023). Veamos qué dicen los proyectos enviados al Congreso:
- ELIMINAR EL FINANCIAMIENTO PÚBLICO PARA QUE NO SE ESCUCHEN TODAS LAS VOCES
Macri ya había avanzado durante su gobierno permitiendo que las empresas pudieran financiar las campañas legalmente (hasta ahí lo hacían por abajo). Ahora Milei va por mucho más: si se aprueba esta “reforma política” solamente vas a poder ver y escuchar las propuestas y el programa político que decidan los multimillonarios que financian las campañas, que podrán poner millones y millones de dólares sin límite alguno. El resto, ¡afuera!. Como dijo el analista Ignacio Zuleta de Clarín, en las últimas presidenciales hubo cuatro candidatos que dijeron lo mismo, y sólo “desentonó” Myriam Bregman. Con esta reforma no vas a poder ver ni escuchar a la izquierda, que no tiene el financiamiento de los grandes grupos económicos que, naturalmente, financian a quienes van a defender sus intereses. Y no se trata de obtener más o menos votos: ningún empresario iría a poner un centavo en quienes son parte de las luchas de los trabajadores y el pueblo como es la izquierda, que se sostiene exclusiva y excluyentemente con los aportes de trabajadores y estudiantes. Milei quiere emular el modelo yanqui del partido Demócrata y de su nuevo amigo Trump , donde los que deciden todo y pueden torcer un resultado electoral son los megaricos como Elon Musk, para tener gobiernos y parlamentos que gestionen y legislen a favor de incrementar sus ganancias. Eso no es una novedad. Ya sucede hoy en Argentina. La clase capitalista maneja todos los medios y pone millones en negro en cada campaña de sus candidatos y los que defendemos los intereses de la clase trabajadora y el pueblo pobre corremos con una desventaja más que evidente. Pero Milei viene por más, su propuesta es directamente eliminar de cuajo cualquier alternativa política a la que decidan directamente los grandes grupos económicos.
- ELIMINAR LOS ESPACIOS CEDIDOS EN RADIO Y TV PARA QUE PUEDAS ESCUCHAR UNA SOLA CAMPANA
Si se aprueba el proyecto de Milei se eliminarían los espacios cedidos de radio y televisión que los partidos, alianzas y sus candidatos utilizan en las campañas electorales para difundir sus ideas. De ahora en más cada partido o alianza deberán pagar su propia publicidad. Detengámonos un momento acá. Cada publicidad (una) de 15 segundos en un canal abierto de TV puede costar más de cinco millones de pesos. Hagan la cuenta de cuánto habría que poner para que gran parte de la población pueda apenas conocer una campaña y sus candidatos/as. Y, si se consiguieran fondos para pasar algunos spots, el medio tiene la potestad de pasarlos o no. Claro que los candidatos de los millonarios no necesitan de spots publicitarios: sus empleadores y financistas son los dueños de los grandes medios, y ya sabe uno quiénes están todos los días en pantalla. Pero el proyecto de Milei viene a censurar totalmente a una importante voz de la vida política nacional como es la de la izquierda que solamente cada dos años puede aparecer algunos segundos por día en la “pantalla grande” aunque sea por unas pocas semanas.
- EL COLMO: ELIMINACIÓN DE LOS DEBATES PRESIDENCIALES
El proyecto de Milei deroga la ley de los debates obligatorios para todos los candidatos y candidatas presidenciales. No se animaron a justificarlo en los fundamentos del proyecto, porque no hay forma de presentarlo. Así, sin más, buscan evitar que se puedan escuchar voces como las de Myriam Bregman debatiendo con Milei, Massa y los otros candidatos (2023), o Nicolás del Caño con Macri y Alberto Fernández (2019) que lograron hacer oír las posturas de la izquierda revolucionaria a un nivel masivo, en todo el país, en un mar de ajustadores seriales. Milei la habrá pasado mal cuando Myriam le dijo frente a millones que “no es un león, es un gatito mimoso del poder económico”, pero eso no puede llevar a la supresión de los que, seguramente, son los únicos minutos de toda la campaña en los que todos los candidatos y candidatas pueden en un relativo pie de igualdad mostrarse a toda la población.
Una proscripción en toda la línea
El proyecto de Milei propone que para que los partidos o alianzas puedan postular candidatos en las elecciones legislativas y presidenciales deberían tener como mínimo más del doble de afiliados de los que hoy exige la legislación vigente, de lo contrario quedarían caducos, sin posibilidad de participar en las elecciones. ¡Afuera! Mínimo de 10.000 afiliados en cada una de las provincias más grandes, y 37.000 para un partido nacional. La izquierda puede contar con eso, y más, pero tiene que enfrentar las trampas de los partidos del régimen que utilizan sus posiciones en el Estado y el punterismo clientelar en las provincias y municipios. Para ser un partido nacional y postular una fórmula presidencial hoy se necesita tener la personería jurídico política en al menos cinco distritos. Con estos proyectos Milei los quiere duplicar, no importándole si un partido tiene la personería política en la provincia de Buenos Aires que representa el 40% del padrón electoral nacional: habría que tener un mínimo de 10 provincias. Pero esto no termina acá. La propuesta de Milei plantea que si una agrupación no obtuviera votos equivalentes al 3% del padrón del distrito en dos elecciones consecutivas, ¡Afuera!. Nótese que en términos reales eso significa alrededor del 5% de los votos (porque nunca vota el 100% del padrón). Por ejemplo a nivel nacional en una elección presidencial habría que sacar arriba de 1.100.000 votos para no perder la personería política. Hoy la izquierda obtiene más que eso sumando cada una de las elecciones a diputados nacionales (que se contabilizan por provincia), pero no así -aún- cuando la disputa es presidencial. Por lo tanto: la izquierda ¡afuera! Pero, estimado lector o lectora, todo es aún peor en el proyecto Milei: ese mínimo del 3% del padrón para poder seguir postulando candidatas y candidatos si hay una alianza como es el Frente de Izquierda debe “repartirse” entre todos sus miembros. Es decir, hoy el FIT-U debería obtener el 12% del padrón (alrededor del 18% de los votos) en cada distrito para que cada uno de los cuatro partidos que lo integramos podamos seguir postulando candidatos en las sucesivas elecciones. De lo contrario, ¡afuera!
Es en este contexto que plantean la eliminación de las PASO. La izquierda siempre las rechazó por el piso proscriptivo para pasar a las generales, pero para el gobierno es parte de un paquete que le conviene para evitar que sus internas se cuelen en listas para las primarias. Utilizan el argumento del “gasto”, cuando las PASO en 2023 costaron la mitad de lo que hoy gasta el gobierno en la SIDE para espiar a opositores. Están los sectores que plantean unas PASO, es decir primarias abiertas y simultáneas pero no obligatorias para las agrupaciones que tengan una sola lista. Un dislate, ya que eso permitiría que los votantes de otras fuerzas pudieran incidir decisivamente en los resultados de otras formaciones políticas.
¿Por qué cambiar el régimen electoral y proscribir a la izquierda?
El gobierno de Milei se ha convertido en la avanzada política de lo más granado de la gran burguesía, particularmente al sector de las finanzas, petrolero, minero, importadores y las grandes cerealeras llevando a cabo un histórico ataque al nivel de vida de las grandes mayorías, pulverizando jubilaciones, planes sociales y el salario de los estatales, reventando los ya magros presupuestos para salud, educación y universidades, liquidando la obra pública, convirtiéndose en una suerte de caja recaudadora cuyo único fin es garantizarles los dólares al FMI y a la timba financiera. Para lograr esto con unas pequeñas bancadas en diputados y senadores cuenta con la inestimable colaboración del PRO, del radicalismo, de los partidos provinciales y de un sector del peronismo que fue en las boletas de Massa bendecidas por Cristina. El método: los DNU que a sola firma presidencial suplanta al Congreso para legislar y los vetos a leyes que no son convenientes para utilizar hasta el último centavo como garantía del pago de la deuda ilegal y fraudulenta, como un pequeño aumento a los jubilados y el de recuperación salarial para los docentes y no docentes universitarios. Un método antidemocrático por dónde se lo mire, que acompaña la militarización en las calles de Patricia Bullrich y la policía de la Ciudad para criminalizar la pobreza y apalear hasta a los luchadores jubilados.
Ahora quieren ir por más, tratando de que queden en pie dos o tres partidos y de evitar que la izquierda pueda tener diputados y diputadas que molestan al poder (el presidente de Diputados, el libertario Martín Menem llegó a decir que los cinco diputados del FITU parecían 100). Diputadas y diputados que están en todas y cada una de las luchas del pueblo trabajador contra este gobierno de hambre y entrega y contra las patronales que negrean, bajan los salarios y despiden. Diputadas y diputados que denuncian las dietas que reciben y plantean que todos los funcionarios políticos deben ganar como un docente. No quieren que millones escuchen que hay un programa político y una orientación alternativa a los partidos del régimen que, sin fisuras, sostienen que debe haber un ajuste permanente y de que no es posible liberarse de la bota del FMI. Quieren evitar que una izquierda de los trabajadores crezca en las fábricas, oficinas, aulas y barrios de todo el país construyendo una gran fuerza política que lleve las luchas por venir a la derrota del gobierno de Milei y de la gran burguesía, una victoria sobre la cual empezar a construir un gobierno de las y los trabajadores y un socialismo desde abajo.
La izquierda siempre criticó este régimen electoral en el que los partidos del régimen gastan al menos 100 millones de dólares por cada campaña presidencial, tienen sus canales de televisión y emisoras radiales a su servicio 7x24, utilizan los aparatos de los estados nacionales, provinciales y municipales a su servicio, un régimen electoral donde los capitalistas tienen la batuta y quienes los enfrentamos corremos con una evidente desventaja. Un régimen donde el pueblo puede votar cada dos años, y tiene prohibido deliberar y gobernar según la propia Constitución Nacional, mientras que los grandes grupos económicos y los llamados “mercados” son los que diseñan la orientación del país a su servicio.
Pero la avanzada de Milei, que según varios medios podría contar con un acuerdo de sectores del propio kirchnerismo, es para instalar directamente una plutocracia (gobierno de los ricos) total, sin mediaciones, en la que la casta de multimillonarios nacionales y extranjeros tendrían un incidencia muy superior a la que tiene hoy en las propias campañas y, por consiguiente, en los resultados electorales. Por eso hay que rechazarla de conjunto y en forma cerrada con todas las fuerzas.
¿Llegará el peronismo a este grado de aberración para no tener ninguna competencia por izquierda? Es hora que se pronuncien. El PTS convoca a todos los demás partidos del FITU, al resto de la izquierda y a todos los partidos y personalidades que se reclaman democráticos, a las organizaciones sociales, de trabajadores y estudiantiles combativas a realizar una extensa y profunda campaña nacional para evitar un nuevo golpe a las libertades democráticas más elementales.