Este sábado 7 inaugura la muestra colectiva Sinoshiro Nokomo, donde las artistas locales Agustina Nat, Ivana Montaño Varela y Luciana Giachino desarrollan en la forma de estudios de modelo vivo, fotografía y bordados su interés por la temática del placer, desde una perspectiva que pone al disfrute y la voluntad femeninas en foco.
Sábado 7 de octubre de 2017
La exposición articula las producciones de tres jóvenes artistas, y se propone un llamado al disfrute con un perfil provocativo desde muchos puntos de vista. En primer lugar, se sale de los espacios tradicionales de presentación oficial del arte, para trasladarse a un lugar más tabú: será instalada en un sex shop. Desde La izquierda diario dialogamos con Agustina, una de las realizadoras y organizadoras de la muestra, que nos dio detalles sobre la convocatoria.
¿Cómo surge la idea del proyecto Sinoshiro Nokomo, y a qué hace referencia el nombre?
Shire es una palabra que históricamente se ha asociado al levante callejero o también al trabajo sexual. En cierta forma tiene que ver con eso el nombre del proyecto. He tenido una tía criada por una prostituta japonesa, el chiste era algo recurrente entre los amigos de mi padre y mis hermanos y pude naturalizarlo desde una corta edad, tal vez no como chiste, como una consecuencia: si no se shira, no se come.
Por otra parte shirar también implica caminar mucho y andar en la calle, lo que también me define. Como una especie de clasificación de mujer. La calle no alecciona, pero afila.
El proyecto nace desde la propuesta de montar una muestra en un lugar que nos guste, nos intriga y nos interpela: un sex shop. Un lugar que nos despierta, a pesar de estar en el 2017, un cosquilleo de lo vedado y de lo ignoto.
Toda la producción que presentan parece referir a una reinterpretación de la técnica del shibari, desde el dibujo, la fotografía y el bordado. ¿Nos contarías qué es el shibari?
El Shibari (atadura) o Kinbaku (atadura tensa) es un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales. Mientras que shibari define la acción, el kinbaku se refiere al arte del encordonamiento. Es importante resaltar la diferencia de concepto entre el shibari japonés y los cordajes de orientación occidental (bondage), que solo pretenden generalmente la inmovilización del sujeto atado. El arte del shibari no implica forzosamente la inmovilización y tiene también otros aspectos, como la calidad estética del conjunto cuerda-atamiento-sujeto, así como el plano triangular formado por el maestro, la persona atada y el espectador (muy importante en la tradición japonesa).
Hace muchos años que venís realizando talleres de modelo vivo ¿Cuándo se te ocurrió comenzar a retratar modelos con la técnica?
Eso fue hace unos 6 meses y creo que es algo que va a seguir y crecer, no sé qué opinaría mi maestro Italo Grassi, o Marta Porreta, mis grandes modelos a seguir. Básicamente, la soga y los nudos no son más que un elemento, como podría ser una corona de flores o de espinas en la cabeza de la modelo, un vestido muy arrugado o un body de encaje; cuando una dibuja ya no es una persona atada lo que ve sino un modelo de líneas y planos de luz. Lo nuevo aquí es la voluntad de las modelos a participar y reinventar una técnica.
¿Las modelos se sienten cómodas? ¿No se cansan de permanecer atadas? Nos contás más o menos cuanto lleva hacer una obra.
La mayoría se sienten cómodas. Es algo a lo que accedieron por curiosidad, por desafío y por voluntad propia. Son tratadas con mucho respeto, con adoración, son la musa y así deben ser tratadas. La sesión es muy corta, el tiempo de modelaje es de 30 minutos y con eso alcanza para plantear la obra que después se elabora un poco más. Ninguna se cansó y la situación del kimbaku, es decir el atado, es bastante flojo y ayuda a que la modelo no se mueva más de lo preciso. Una se durmió, otra sintió el proceso como invasivo, pero disfrutable y otra pregunto porque la sesión era tan cortita.
¿Cómo es la dinámica entre el/la modelo y vos mientras se realizan las obras?
Respeto, tranquilidad, y sencillamente posar la mirada en un punto fijo y no mirar al artista, que solo dibuja. Primero, se charla y se ilustra un poco a la modelo sobre lo que es el shibari y se le repregunta si está de acuerdo con la postura que va a tomar. Eso se boceta antes en un dibujo o se busca alguna pose tradicional. Esta es la primera vez de muchas de las modelos y también de la mía como artista.
Luego de la exposición la mayoría de las veces reciben un porcentaje si el dibujo se vende y un poster de su dibujo y postales de las fotos. Actualmente, se ha perdido el rol de modelo, por lo menos en este ritual. Es muy interactivo y especial, el proceso es un momento que mucha gente disfruta. Es reformular la mirada sobre tu cuerpo, tu pareja o simplemente verte de manera más plástica.
¿Hay alguna cuestión en particular porque la mayoría de lxs modelos retratadxs son mujeres a excepción de uno?
No, tal vez la razón sea que la mujer es más osada. Las modelos en este caso se han acercado por internet y no tenemos solo un modelo, sino varios que por sus formas anatómicas no resultaron lo suficientemente ricos para la muestra. Aunque no hay una razón más que esa.
La muestra de las obras se va a hacer en un Sex Shop. ¿Cómo se les ocurrió eso?
La propuesta surgió de parte de Flor, la dueña del comercio, que se acercó, buscando una forma de usar su espacio en forma diferente. Para que la gente vea un sex shop bajo una perspectiva más accesible y sin miedo o vergüenza. También para que atrajera un público fresco y estimular un poco la escena.
¿Dirías que tu obra tiene una relación con la pornografía o el BDSM? ¿Y si es así, ves esa cuestión como una toma de postura frente al debate del feminismo al respecto?
Siempre bucee mucho en la pornografía buscando inspiración y recién en el 2012 para el festejo del Club del Dibujo de sus diez años me animé con una escena bastante tradicional pero que por la fuerza de sus trazos y la frase que corola la imagen (“gediendo punteros por el mundo entero”) tal vez resulto un poco reveladora y polémica, igual con muy buena respuesta (he recibido muchas fotos de desconocidos con la obra, selfies y demás), pero como todo, uno busca inspiración hasta en el más pequeño estimulo, no hace falta clavarse horas mirando BDSM para inspirarse.
En última instancia no creo que la pornografía como tal exista hoy día, ha cambiado su accesibilidad que para mí era la característica principal a la hora de ser justamente, pornografía. Y lo remonto a esas revistas encontradas en la calle, en las cercanías de la escuela o la vía del tren.
Hoy considero muy pocas cosas pornográficas, a veces un milanesa me resulta pornográfica, me refiero a lo barroco, lo ostentoso y tal vez lo explícito.
El BDSM sí, y cualquier práctica que te erotice y sea realizada con respeto y amor, es válida y loable para cualquiera. No estoy relacionada con una postura feminista conservadora y de buenos modales. Insisto en la supresión de géneros, que creo que así nos iría un poco mejor, menos debate y más bondage.
La muestra inaugura este sábado a las 19 hs, y podrá verse hasta el 11 de noviembre en Colón 1825 Loc. 21.
Libertad Martinez
Nacida en 1992. Profesora de filosofía e investigadora de la UNMDP. Milita en el PTS y en la agrupación de mujeres Pan y Rosas.