Es de público conocimiento, y ya no patrimonio de un grupo de geeks, que el servicio de comunicación que nos proveen las redes sociales lo pagamos con nuestros datos.
Miércoles 4 de abril de 2018 11:52
El último “escándalo” fue cuando se dio a conocer que la campaña de Trump utilizó por medio de la consultora Cambridge analytica datos de más de 50 millones de usuarios obtenidos gracias a la masiva recolección de datos que realiza Facebook
Esta vez la compra y venta de información tocó una fibra más repudiable y alarmante. La compañía que desarrolla la aplicación de citas gay Grindr, facilitó datos de sus usuarios, en cuyas especificaciones estaba su “HIV status” (estado de HIV).
La app ofrece cargar el perfil con Positivo, Positivo y en tratamiento del VIH, Negativo o Negativo y en PrEP, la pastilla diaria que previene la contracción de VIH. Además de poder cargar la última vez que se realizó un test.
La noticia se dio a conocer a partir de estudios realizados por expertos en el análisis de datos, pertenecientes a una organización llamada Sintef.
El analisis arrojó que Grinder también estaba compartiendo la ubicación exacta (GPS) de sus usuarios, así como sus "tribus", sexualidad, estado civil, etnia y números de teléfono.
Afirman que posiblemente se trate de un "desliz" de los desarrolladores, que hicieron de los datos en conjunto sin dar cuenta que esos datos más sensibles se encontraban en el "paquete".
Esto último no quiere decir que la administración del resto de la información no sea una violación a la privacidad. Pero esto se enfrenta permanentemente con el hecho de que en la mayoría de los contratos que se aceptan con un simple click en la web o apps móviles incluyen dar a cambio nuestros datos, como es el caso de Grindr.
Lo último que dijo la empresa este lunes es que no iba a difundir la información. Sin embargo, todos estos datos, incluso la relacionada con el VIH, estaba a veces compartida como "plain text" (literal = texto plano) que puede ser muy fácilmente hackeado.
En la Argentina por la ley N° 23.798 está prohibido publicar y difundir si una persona es seropositiva, así como una empresa no puede pedir un examen de VIH como condición de contratación. El inciso e) del artículo N° 2 de dicha ley dice exactamente que “[No se puede] individualizar a las personas a través de fichas, registros o almacenamiento de datos, los cuales, a tales efectos, deberán llevarse en forma codificada”.
Facilidades como las que disparó Grindr fomentan medidas como la recién mencionada en los lugares de trabajo, además de otorgarle una excelente oportunidad a las farmacéuticas para perfeccionar el marketing de sus productos, avasallando la libertad individual y privada y perpetuando la venta de fármacos en detrimento de la publicación de una cura efectiva.
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No hay que ir muy lejos para buscar un reflejo en esta contradicción, en la Buenos Aires de Horacio Rodriguez Larreta se inauguró un "Parque de la diversidad", no sea cosa que pisemos libremente otro parque, a nivel nacional se aprobó un Protocolo de detención de personas LGTBI y en el mientras tanto los medicamentos para el VIH escasean, los anticonceptivos brillan por su ausencia y la educación sexual en los colegios es clerical o está coptada por empresas de higiene personal.
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Tomás Máscolo, referente LGTBI por el PTS en el Frente de Izquierda, dijo: "Tenemos derecho a vivir nuestra sexualidad libremente y salir de los márgenes, sin exposición ni mercantilización de nuestra vida privada. Repudiamos la intromisión de empresas como Grindr en la vida de las personas LGTBI entendiéndolo como un manejo irresponsable y discriminatorio.”
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En resumen, Grindr contrató a consultoras y dio acceso a información privada en búsqueda de aumentar su ganancia, sin darle peso a la campaña que supuestamente llevan adelante contra el VIH/Sida y la privacidad de los usuarios de la app. De esta manera se ejerce un atropello a la intimidad y a la información que cada usuario quiere exponer o no.