Los dueños del ingenio más importante del norte, los Blaquier-Arrieta, en Ledesma hicieron costumbre que jefes, supervisores y obreros en cada fin de zafra practiquen el rito de arrojar un muñeco vestido de obrero a los trapiches que muelen caña de azúcar a modo de agradecimiento al dios dinero, tal sacrificio seria para el año siguiente tener una zafra más beneficiosa. Pero que justifica este rito y mito? Porque es la figura de obrero a la que se sacrifica? Y quien se beneficia? Veamos.
Miércoles 27 de noviembre 16:29
A fines de oviembre o principios de diciembre termina la zafra en el Ingenio Ledesma, ya que es de los ingenios del país que más caña muele para producir azúcar, alcohol y con el desecho de la molienda, el bagazo, pasta celulosa para papel. Y para cada fin de zafra la patronal instalo como sentido común la realización del rito de arrojar un muñeco vestido de obrero, con ropa de trabajo del ingenio y elementos de protección personal, a uno de los trapiches, que son enormes rodillos de metal con dientes afilados que muelen las cañas y les sacan el jugo con el que se produce azúcar y alcohol, y apartir de este biocombustible.
Ya en la década del 60’ y 70’ lo expresaba a modo de denuncia social y protesta Atahualpa Yupanqui en su obra poetica y musical titulada "canción del cañaveral": "Muele, que muele el trapiche,/Y en su moler, y en su moler,/Hasta la vida del hombre,/Muele también, muele también". Lo que da cuenta que esta super explotación de obreros con ascendencia indígena viene de antaño como así también su naturalización atraves de mitos y ritos como el muñeco de obrero tirado al trapiche u otros que cuentan de boca en boca que un víboron o perro enorme alimentado y cuidado por la empresa, llamado "el familiar", cada año tenia que atacar y comerse a un obrero para que de este modo y cumpliendo con dicho sacrificio este garantizara buenas cosechas y zafras mas que rentables. Mito que servia a la patronal para sembrar el miedo y luego también para justificar desapariciones de luchadores obreros.
El rito de sacrificar la figura de un obrero azucarero es la parte práctica del mito, que busca naturalizar que tienen que sufrir, enfermarse, accidentarse y hasta morir obreros en el proceso productivo, como de hecho se accidentan de gravedad y hasta mueren realizando trabajos insalubres e inseguros, para obtener más beneficios y riquezas en la próxima zafra del ingenio. Ledesma tiene un historial de muertes obreras evitables, en 2018 murió electrocutado el joven tercerizado Cari, que hacia mantenimiento eléctrico a la fábrica de papel, en 2023 murió quemado con vapor industrial el joven trabajador calificado Solorzano, pero tercerizado, y a principios de 2024 falleció Julio "Penano" Centeno, fichado también por una empresa contratista, luego de cosechar frutas bajo temperatura de más de 40’, descompensarse debido a esto y esperar más de una hora la llegada de una ambulancia. Esto sin contar los más de 30 obreros fallecidos por haber trabajado en la empresa durante la pandemia del covid 19 pese a ser parte de grupos de riesgo, dado que el ingenio azucarero nunca paró y la papelera sólo freno su producción por unos meses por baja demanda de papel por la paralización de las clases presenciales.
Los beneficios económicos y las riquezas que genera el trabajo mancomunado de los alrededor de 3800 obreros del azucar de la fabrica y el campo del Ingenio Ledesma es apropiada individualmente por la familia Blaquier-Arrieta, qué recientemente declaró ganancias netas de $39.160 millones, mientras los obreros azucareros tienen un salario básico de $370.000, por debajo de la canasta basica alimentaria que mide la linea de la indigencia, y una tira final de $800.000 por debajo de la canasta básica total que mide la línea de la pobreza. Además, la empresa embolsa una ganancia anual con el trabajo intensivo de los obreros azucareros en la zafra azucarera o en la cosecha de fruta pero al 60% de los trabajadores de la empresa los contrata solo por 6 o 7 meses y luego estos quedan sin tareas e ingresos, teniendo que el resto del año, sobrevivir de changas, trabajo informal, o migrar en busca de empleo, sufriendo el desarraigo.
Tambien Yupanqui en su poema "fin de zafra" denuncia esta apropiación de valor generado por el trabajo socializado de miles de obreros al escribir:"Ya no he de ver en los surcos,/Curtidos brazos obreros,/Luchando de sol a sol,/Por lo que siempre es ajeno".
Se trata de empezar a derribar ritos y mitos que instaló desde hace décadas la empresa para justificar la superexplotación, cuestionando en primer lugar la naturalización de las muertes, accidentes de gravedad y sufrimiento de obreros en el ingenio para el beneficio y provecho siempre patronal, con el impulso de la organización y unidad de los trabajadores en lucha por mejoras condiciones de salud en el ámbito laboral, porque las vidas obreras valen más qué sus ganancias, y para protegerla de la insalubridad, accidentes y muertes evitables, es clave la formación desde las bases de una comisión obrera de seguridad, salubridad e higiene, que exija mantenimiento industrial, servicios básicos en el campo y provisión de elementos de protección personal.
A su vez, también es necesario pelear por un salario que cubra todas las necesidades de los trabajadores y se actualice segun inflación, para salir de la pobreza, por trabajo con derechos todo el año para temporarios y eventuales, diversificando la producción con cultivos de contra estación en el campo y reduciendo la jornada laboral a 6hs. en los sectores insalubres de la fabrica.
Para este comienzo de salida al sufrimiento, sacrificio, enfermedades y muerte que las patronales-con tal de lucrar-y sus gobiernos-con tal de beneficiarse- imponen a la clase trabajadora es fundamental su alianza con el conjunto de la familia azucarera, demás sindicatos de sectores obreros privados y públicos, como los gremios de rurales, papeleros y de la alimentación, que organizan a trabajadores del mismo complejo agroindustrial, y tambíen con los docentes y estatales, la juventud estudiantil, y los desocupados. Ahí están las fuerzas sociales capaces de derribar los mitos y ritos de la empresa como arrojar un muñeco vestido de obrero a máquinas de molienda del ingenio y con la realidad de superexplotar a trabajadores generando enfermedades, accidentes y muertes en el proceso de producción por lo altamente insalubre e inseguro.