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Red Internacional
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Crisis. Bahía Blanca: ¿Se puede evitar la bancarrota de los pequeños comercios?

En los últimos días estuvo circulando un listado de negocios cuyas persianas no volverán a levantarse una vez terminada la pandemia. La crisis se agrava en la ciudad y las respuestas gubernamentales no alcanzan. ¿Qué políticas se necesitan?

Miércoles 27 de mayo de 2020

Foto: Página 12.

Si hay una población de riesgo que frente a un contagio de coronavirus, puede ver más agravada su salud, en la economía también podríamos decir que hay ciertos grupos que se hallan en un mayor riesgo frente a la crisis desatada.

La población económicamente más vulnerable es la de la clase trabajadora, en primer lugar los desocupados y los trabajadores informales, muchos de los cuales vivían del trabajo día a día, mientras otros en relación de dependencia eran despedidos. Otro grupo que llegó a esta crisis en una condición vulnerable, es el de los pequeños comercios, supervivientes de los tarifazos y la recesión que durante el macrismo fue una máquina de fundir PYMES.

Lo que el COVID vino a hacer es agravar una crisis económica que se viene gestando hace años y cuya consecuencia es reiterada a lo largo de la historia, muchos de los pequeños propietarios se funden mientras otros más grandes con mayor “espalda financiera” aprovechan para acaparar mayores cuotas de mercado.

Como respuesta de esta delicada situación la Camara de Comercio de Bahia Blanca viralizó un listado que incluye 138 negocios en distinta situación. Algunos son comercios que habían bajado la persiana previo al estallido de la pandemia, otros son locales comerciales sin alquilar y otros cerraron en estos dos meses de aislamiento social. Alcanza con dar una vuelta por el centro, para ver el panorama desolador del comercio local.

No es la pandemia, es la economía

Además del listado, la cámara empresarial presentó un video que cierra de la siguiente manera “Basta no podemos más! Necesitamos abrir ya!”. La política de la Cámara se limita a lanzar un grito desesperado para flexibilizar más la cuarentena, como si eso por si solo alcanzara para salvar de la bancarrota a montones de pequeños comerciantes y cuentapropistas. Lo que es necesario, más bien, son políticas públicas que las resguarden y un plan para una reactivación económica que garantice el empleo y sostenga el ingreso de los trabajadores. ¿Si la economía se hunde a quien le van a vender?

Lo hecho hasta ahora por el gobierno no alcanzó. La política de lanzar créditos subsidiados para las PYMES se enfrentó a las trabas puestas por los bancos para su implementación, que finalmente terminó excluyendo a numerosas PyMes y en especial a las microempresas.

Casi dos meses despues de iniciada la pandemia, el Banco Central tuvo que intervenir directamente lanzando en mayo una nueva línea apuntada a este sector excluido por los bancos. Sin embargo, al día de hoy, son numerosos los pequeños comercios que penden de un hilo y siguen esperando acceder a estos préstamos para poder pagar cuentas.

En semejante crisis esta política bancaria es insuficiente para evitar bancarrotas masivas. Serían necesarias medidas más de fondo para cambiar el actual esquema financiero que facilita el negocio de un número pequeño de grandes empresarios, mientras ejerce una despiadada usura sobre los pequeños y sobre los propios trabajadores que trabajan para los bancos con los cuales viven endeudados. Que gran cambio sería frente a la banca que tenemos que fuga los capitales, una banca estatal unica que los resguarde y los movilice para actividades productivas en el marco de una planificación económica de conjunto. Esto podría asegurar verdaderas líneas de crédito a tasas baratas para levantar los pequeños comercios, así como una reactivación económica de conjunto con nuevos puestos de trabajo y una recuperación del consumo.

Que el gobierno no va en ese sentido es evidente. Mientras rechazaron el tratamiento del proyecto del Frente de Izquierda Unidad para un impuesto a los grandes fortunas que afectaria a los 15.000 más ricos y permitiría un salario de cuarentena de $30.000, transformaron la política de pago parcial de sueldos del sector privado (ATP) en un subsidio a las grandes empresas http://www.laizquierdadiario.com/El-Gobierno-puso-mas-plata-en-subsidios-de-ATP-para-grandes-empresas-que-para-pymes-chicas. Mientras que se destina el 42,7% del monto total a las empresas con más de 100 empleados que son el 1,3% de las mismas, las de menos 25 empleados que representan el 93.4% solo se llevan un 34,8%. Escandalosos casos como el pago de salarios a gerentes en Techint, Clarín, Mercedes-Benz, o la Sociedad Rural, revelan una nueva transferencia de recursos a los más ricos.

Separar la paja del trigo.

Es claro que a la Cámara de Comercio no le interesa esta transferencia regresiva , ni está pensando cómo salvar la crítica situación de los pequeños comerciantes y cuentapropistas con una política planificada para reactivar la economía tomando en cuenta los recursos con que contamos y las necesidades de los sectores populares.

No es de extrañarse, es más que probable que los directivos de esta cámara empresarial se sientan más identificados con los grandes dueños del país cuyas fortunas aparecen en los listados de Forbes, que con una almacenera de barrio o un laburante que con sus ahorros invirtió en una modesta tienda de ropa. No hay que confundirse.Los que dirigen la Cámara de Comercio representan ante todo los intereses de los comerciantes más acomodados de la ciudad, quienes cuentan con capital suficiente, no solo para bancar las crisis, sino para sacarles su tajada.

Dentro del listado de comercios que cerraron tenemos ,por ejemplo, al Big Six de calle Alem. Siendo una de las empresas más emblemáticas de la ciudad, que además viene de hacer una multimillonaria inversión para instalarse en el Ex Hotel Italia,¿tenemos que creer que su problema es de una bancarrota o están aprovechando para reestructurar su negocio, deshaciéndose de una sucursal menos rentable? Es inaceptable que el ministerio de trabajo avale que una empresa como Big Six deje en la calle a sus trabajadores.

¿Cuantos casos habrá de empresas que se hacen pasar por quiebras pero en realidad encubren movimientos hacia otros negocios? En los últimos años tuvimos casos paradigmáticos como los de la estafa de Burgos o el de Lucaioli. La apertura de los libros contables de las empresas para conocer los números reales es una herramienta fundamental para desenmascarar estas maniobras que se hacen a costa de los trabajadores.

En empresas de esta magnitud que tienen decenas de trabajadores a cargo, frente a cierres y despidos los trabajadores pueden oponer su derecho a seguir trabajando bajo gestión cooperativa, en vias de avanzar hacia una estatización bajo control obrero. Un ejemplo de esto en la ciudad es el Frigorifico Incob, y otros paradigmaticos son Zanón, Madygraf, el Hotel Bauen, entre otros numerosos casos.

Tampoco podemos dejar de hablar de las más que conocidas condiciones de precarización laboral en las que se suele emplear bajo complicidad de la propia Cámara de Comercio, el Ministerio de Trabajo y la vista gorda de los sindicatos. Es necesario un programa para la regularización urgente de la situación de todos los trabajadores del sector con respeto pleno del convenio colectivo de trabajo. Ni el Estado ni el sindicato pueden seguir mirando al costado.

Que la crisis no caiga sobre los mismos de siempre

Que no nos engañen, los pequeños comerciantes y cuentapropistas están más cerca de la realidad de los laburantes que la de los grandes dueños del país. En la memoria de muchos todavía está fresco el recuerdo de la ultima gran crisis en el 2001 cuando la clase media afectada por el corralito se sumó a apoyar los reclamos de los desocupados, al grito de “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”

No hay forma de salir bien parados de esta crisis si no es afectando los intereses de los grandes poderes que controlan la economía del país. Ellos son los que empobrecen a millones de trabajadores y cuentapropistas. Hay que cortar lazos con el FMI y los buitres financieros a partir de un desconocimiento sobreano de la deuda (no pago), como parte de un plan integral que incluya la nacionalización de todos los sectores estrategicos de la economía ( como ya mencionamos el sistema bancario, el comercio exterior, el sector energético, la expropiación de los 4000 grandes terratenientes y el gran capital concentrado).

A muchos sonará a demasiado y despertará muchos prejuicios, pero como venimos diciendo desde que se agudizó la crisis con la pandemia, en una situación extrema, es necesario tomar medidas extremas.