Para este empresario multimillonario, quién durante décadas fuera CEO de Fiat y actualmente dedicado a otros grandes negocios, no hay ningún problema con que los trabajadores vean empobrecida su alimentación. Este explotador, heredero del clan fundador de la multinacional italiana, también cargó contra los desocupados porque “no quieren laburar”.
Diego Iung @IungDiego
Miércoles 27 de noviembre 20:26
Descendiente directo de los fundadores de la multinacional italiana Fiat y principal responsable de su filial Argentina desde los años 90’ (hasta su retiro de la empresa para dedicarse al agro y el negocio de helicópteros), el empresario Cristiano Ratazzi planteó en tono celebratorio en una entrevista con LN+ que para él: “En la calle, ya hay gente que empieza a decir: ’Comeré menos carne’”. Sin ponerse colorado y con la panza llena, este heredero que jamás tuvo la necesidad de trabajar agregó: “Yo casi no como carne. No es que es necesario que todos comamos mucha más carne que el resto del mundo.”
Las definiciones sobre el consumo de carne por parte de este magnate vinieron luego de que la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) diera a conocer que el consumo de carne tuvo su nivel más bajo en 28 años.
Las palabras de Ratazzi acompañaron el festejo y apoyo incondicional a la política del gobierno libertario y la brutal transferencia de ingresos que este viene llevando adelante en beneficio de los grandes empresarios, la clase social a la que este personaje pertenece desde la cuna, incluso con conexiones a nivel internacional. “Todo está funcionando maravillosamente bien” planteó, cuando hay en el país más de un 50 % de pobres. “Hay un efecto riqueza que se siente a nivel grande, mediano, pequeño; hay créditos que empiezan a aparecer”. El efecto riqueza resulta un poco contradictorio con las limitaciones alimentarias de gran parte de la población. Realidad y relato no coinciden, más allá de las fantasías libertarias.
Pero hay más. Quién fuera integrante del Consejo Directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), dijo qué “sí hay un problema grave por la gente que siempre fue solamente planera y te dice ‘yo nunca quise trabajar, me quieren hacer trabajar”. Si no fuera porque este comentario es un burdo intento por estigmatizar la pobreza, capaz podría pensarse que Ratazzi habla de sí mismo y los que son como él, alguien que vivió toda la vida del trabajo ajeno, recibió todo tipo de favores del estado para acumular ganancias millonarias y opina sin filtros sobre aquellos que dependen de su propio trabajo para sobrevivir, llegando a deslizar que comer carne sería una suerte de privilegio.
En otra parte de la entrevista el ex CEO de Fiat también habló del costo cada vez mayor de los servicios públicos en el conjunto de los ingresos familiares y volvió a festejar: “Era imposible manejar el país con los servicios, con los valores que tenía, pero ahora las compañías de electricidad están todas invirtiendo. Dentro de un año vamos a ver también las ventajas para todo el país y para todos. Pero hay que dejar un poco de tiempo, y la verdad que está funcionando maravillosamente bien”. Además del evidente desprecio por las condiciones de vida que estos aumentos vienen implicando para las familias trabajadoras, con facturas de luz o gas por decenas de miles de pesos, mientras los salarios se encuentran claramente estancados, este funcionamiento maravilloso del que habla Ratazzi no parece coincidir tampoco con los cortes de luz que el mismo gobierno admitió que se generalizarán durante el próximo verano. ¿Ratazzi habla acaso de las mismas inversiones que se vienen prometiendo desde las privatizaciones menemistas y que vienen dejando como saldo servicios públicos cada vez más degradados y problemas recurrentes en el abastecimiento energético?
Buena parte del empresariado festeja este año casi completo de ajuste libertario, algunos llegando al punto de realizar estos comentarios provocativos en los medios, alentados por el propio Milei, para despreciar a los trabajadores y el pueblo pobre y celebrar la motosierra. Es contra esta clase parasitaria que dice defender la libertad, mientras se refiere únicamente a su propia libertad de explotar sin límites a la gran mayoría que constituye la clase trabajadora, que es necesario organizarse desde hoy. Es fundamental desarrollar la enorme fuerza del pueblo pobre y trabajador para barrer de la historia a estos verdaderos chupasangre y poner en pie un socialismo construido desde abajo.