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Breve historia y vigencia de la Ley de Desarrollo Desigual y Combinado (I)

Óscar Fernández

Breve historia y vigencia de la Ley de Desarrollo Desigual y Combinado (I)

Óscar Fernández

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La Ley de Desarrollo Desigual y Combinado fue una de las más grandes contribuciones del pensamiento marxista en el siglo XX. Formulada por León Trotsky, mantiene plena vigencia como herramienta para los revolucionarios de esta época. En esta primera parte, explicaremos los orígenes de la ley.

La Ley de Desarrollo Desigual y Combinado es una ley de análisis histórico de carácter marxista que tiene sus orígenes en el siglo XX, pero que, como veremos a lo largo de este artículo, [1] ha sido poco utilizada por intelectuales —incluso aquellos que se reivindican marxistas— debido a sus orígenes, aplicaciones y en algunos casos, las conclusiones a las que han llegado sus proponentes.

La noción de desarrollo desigual y combinado fue explorada por primera vez por el socialista ruso Aleksander Israel Helphand, conocido como Parvus. Parvus no expuso esta noción por primera vez de manera explícita, pero sí contribuyó a su formación.

Michel Löwy explica que esta contribución trajo tres ideas centrales: primero, la categoría de la totalidad del entendimiento del sistema mundo capitalista en su conjunto, explicando el declive de los estados-nación en tanto deben depender cada vez más del capitalismo en su etapa última de desarrollo, así como “la expansión tanto de los intereses del proletariado como de la burguesía por fuera del marco de sus estados”. [2] En segundo lugar, las “particularidades del desarrollo social de Rusia”, en el que se resalta —dice Löwy— la influencia que tuvo el carácter “semi-asiático” del estado ruso y cómo moldeó la sociedad: los pueblos de Rusia eran demasiado débiles y pensados como centros administrativos en lugar de concentraciones económicas —“todo lo que era negativo para el desarrollo de la democracia pequeñoburguesa favorecía la emergencia de la conciencia de clase proletaria en Rusia”, explica Parvus. [3]

Por último, “la idea de que el proletariado ruso podía y debía llegar a la toma del poder a través de una revolución” [4] fue otro importante aporte de Parvus que sintetizaba las lecciones sacadas a partir de la Revolución de 1905, lo que rompía con el esquematismo de la socialdemocracia de aquel entonces. Para él, la constante situación de crisis y posibilidades de guerra de la época [5] hacían que los estados capitalistas “lucharan por su supervivencia” y en ese sentido, la economía mundial “era la base que permitiría que en un país capitalista como Rusia, el proletariado pudiera apropiarse del poder incluso antes que en países avanzados”. [6]

Los postulados planteados por Parvus influyeron a Trotsky, quien posteriormente desarrollará su original Teoría de la Revolución Permanente, en la cual planteará cuestiones que fueron mucho más allá de los marxistas de su tiempo. Como él mismo señala en su obra:

[Parvus] no entendía que el gobierno obrero, en Rusia, derivara en el sentido de la revolución socialista, esto es, que pudiera transformarse en dictadura socialista en el transcurso de la realización por él mismo de los objetivos de la democracia. […] Parvus limitaba los objetivos del gobierno obrero a los de la democracia. ¿Dónde, en este caso, está el salto hacia el socialismo? [7]

La primera esquematización general de la Teoría de la Revolución Permanente será su obra Resultados y Perspectivas, donde explica las fuerzas motrices de la Revolución de 1905. En ella hace un recuento de las jornadas revolucionarias y el papel que juegan las clases y sus partidos en la dinámica misma de la revolución. Así, como lo explica Gabriela Liszt:

El relativo triunfo de la huelga de octubre de 1905 había demostrado, a diferencia de las revoluciones de 1789 y 1848, la hegemonía del proletariado en la revolución burguesa, a la vez que la hegemonía política de la ciudad moderna en un país eminentemente campesino. La huelga general política se había comprobado como el método de la revolución rusa en la medida que servía para debilitar al enemigo, acompañada de la barricada. Quedaba demostrada la centralidad de las fábricas, el transporte y la comunicación en la producción y, por lo tanto, del proletariado como la única clase capaz de organizarse de forma independiente y dirigir las tareas democráticas hasta el final. [8]

Es decir, Trotsky, haciendo un recuento de las revoluciones pasadas —la francesa de 1789 y la “Primavera de las Naciones” de 1848—, llega a la conclusión de que el proletariado puede jugar un papel más preponderante que en épocas anteriores precisamente gracias al avance del desarrollo del capitalismo, que hacía que en Rusia, donde la mayoría de la población no sólo era campesina, sino que mantenía relaciones sociales feudales, los trabajadores pudieran llevar a cabo una revolución. [9] Rusia era un país terriblemente atrasado, era un país terriblemente oprimido y campesino, era un país miserable y con una autocracia tricentenaria, pero también era receptor de inversión extranjera, también era el país de Petrogrado, Odesa, Moscú, etc., es decir, grandes urbes con fábricas y una clase obrera concentrada en ellas.

Aunque “la noción de desarrollo desigual y combinado que le sirve de base [a la teoría de la revolución permanente, NdE] no se halla totalmente desarrollada por Trotsky a partir de 1904-05”, Trotsky basó sus análisis de Rusia en la ley de desarrollo desigual, patrimonio en ese entonces de la socialdemocracia, aplicando no esquemática, sino dialécticamente las enseñanzas del marxismo, confrontándolas con la nueva época y realidad. [10]

A partir de este punto es que el análisis de Trotsky va incorporando y enriqueciendo esta teorización al calor de distintos acontecimientos: la propia Revolución Rusa de 1917 y la alemana de 1923 (a partir de la cual se propone en generalizar las lecciones de 1917 y escribe Lecciones de Octubre). Asimismo, Trotsky defiende su visión una vez que se pone a la cabeza del estado soviético tras el triunfo de la Revolución de Octubre.

En “En camino: consideraciones acerca del avance de la revolución proletaria”, Trotsky explica la relación en la economía y geopolítica internacional entre las potencias imperialistas y sus colonias, cómo es que las primeras tuvieron un desarrollo más acelerado y qué les permitió colonizar a las segundas. Habla de las revoluciones en Inglaterra y Francia, cómo la unificación alemana de la segunda mitad del siglo XIX hizo que este país llegara tarde al ámbito de la competencia internacional, cómo el proceso de colonización llevó a que lo más avanzado de la tecnología coexistiera con relaciones sociales y de producción previas —como ya se había visto en Rusia con sus particularidades.

Nutrido por la alta presión del capital financiero extranjero y ayudado por su tecnología, el capitalismo ruso, en el curso de unas cuantas décadas, dio origen a una clase obrera de un millón de hombres, que cortó como filosa cuña el corazón de la barbarie política de Todas las Rusias. […] La producción capitalista, en su evolución "natural", está en constante expansión. La tecnología avanza, el monto de los beneficios materiales aumenta, la masa de la población se proletariza. Se profundizan las contradicciones del capitalismo. El proletariado crece numéricamente, constituye una porción cada vez mayor de la población del país, se organiza y educa, y, de esta forma, constituye una potencia en permanente crecimiento. [11]

Por último, está la que sería la coyuntura final que enriquecería la noción teórica de Trotsky: la revolución china de 1926-8. “En este sentido, Trotsky aplica la ley del desarrollo desigual y combinado para demostrar la gran posibilidad de que la revolución proletaria avance del este hacia el oeste”. [12] Tras la derrota de los procesos arriba mencionados es que Trotsky finalmente plasma sus elaboraciones previas y sobre la base de las coyunturas ya mencionadas es que escribe su Teoría de la Revolución Permanente. En ella, generaliza las relaciones entre las clases sociales tanto en los países avanzados como en los países atrasados.

Sin embargo, será en su Historia de la Revolución Rusa donde explicará en qué consiste el desarrollo desigual y combinado. Dijimos arriba que un componente esencial era la ley de desarrollo desigual del capitalismo, misma que el conjunto de la socialdemocracia tenía en cuenta durante los primeros años del siglo pasado. Trotsky incorpora el segundo componente de esta ecuación que describe de la siguiente manera:

Azotados por el látigo de las necesidades materiales, los países atrasados se ven obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la confusión de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible comprender la historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado. [13]

De este modo vemos cómo para su análisis histórico, la Ley de Desarrollo Desigual y Combinado juega un papel fundamental en la formación de las dinámicas socio-culturales y cómo influye en ella la economía internacional. Esta misma formulación será la base para futuras elaboraciones sobre los acontecimientos en España o en México. [14] En la siguiente entrega, veremos cómo se ha usado la Ley de Desarrollo Desigual y Combinado en análisis actuales y la vigencia que tiene como herramienta.


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NOTAS AL PIE

[1El presente artículo es una reelaboración de un fragmento de la tesis del autor El desarrollo desigual y combinado de la clase media en México presentado en mayo de 2018 en la Universidad Iberoamericana.

[2Löwy, M. (1981). The Politics of Combined and Uneven Development. Londres: Verso, p. 41; traducción nuestra.

[3Ídem.

[4Ídem.

[5En ese sentido es fundamental pensar en la influencia que tuvieron en esa coyuntura situaciones clave previas y posteriores como las crisis de Marruecos de 1905-6 y de 1911 y las crisis de los Balcanes de 1906-14. No es casual que desde inicios del siglo la Segunda Internacional se planteara constantemente en sus congresos resoluciones para hacer frente a una guerra cada vez más probable.

[6Lizst en Trotsky, L. (2011) La Teoría de la Revolución Permanente (Colección Clásicos CEIP). Buenos Aires: Ediciones IPS-CEIP León Trotsky, p. 14.

[7Ídem, p. 287.

[8Ídem, p. 16.

[9En “A 90 Años del Manifiesto Comunista”, Trotsky realiza un balance donde explica que Marx sobreestimó las posibilidades revolucionarias del proletariado y subestimó la capacidad de supervivencia de la burguesía, confundiendo la crisis terminal del capitalismo con sus “dolores de parto”. En ese sentido, resalta que a pesar de estos “errores” (si se le pueden decir así) de Marx, su análisis en términos generales resultó correcto.

[10Liszt en Trotsky, Op. Cit., p. 17.

[11Trotsky, L. (2016). Los Primeros 5 Años de la Internacional Comunista, Obras Escogidas de León Trotsky, Vol. 9, cap. 7. Buenos Aires: Ediciones IPS-CEIP, p. 98.

[12Liszt en Trotsky (2011), Op. Cit., p. 22, resaltado nuestro.

[13Trotsky, L. (2017). Historia de la Revolución Rusa, Obras Escogidas de León Trotsky, Vol. 11, Tomo I, cap. 1. Buenos Aires: Ediciones IPS-CEIP, p. 23.

[14Trotsky explica que la dependencia de la burguesía nacional al capital financiero impide que juegue un papel progresivo para la clase trabajadora. Por ello es que se opondrá al Frente Popular en España en los años 30 a la vez que subraya el papel relativamente independiente que puede llegar a tener un gobierno burgués como el de Lázaro Cárdenas, al que calificará como “bonapartismo sui géneris” por no terminar de romper completamente con el capital y jugar como árbitro en las relaciones de clase.
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Óscar Fernández

@OscarFdz94
Politólogo - Universidad Iberoamericana