La Izquierda Diario estuvo con Yuri Fernández trabajador de la legendaria textil Brukman y con María trabajadora despedida de la fábrica Elemento, que gracias a la lucha y organización fue reincorporada.
Miércoles 7 de enero de 2015
Hace más de 12 años en la Plaza Velasco, las trabajadoras y trabajadores de la fábrica textil Brukman pasaron largas horas, noches y días, relacionándose con los vecinos, los estudiantes, los militantes de izquierda, los asambleístas populares, y otros trabajadores ocupados y desocupados que se identificaban con esa novedosa forma de luchar: resistir a un desalojo para recuperar, más que la dignidad, el sostén para vivir, el trabajo.
La Cooperativa 18 de Diciembre, más conocida como Textil Brukman, su nombre de origen, fue recuperada por sus trabajadores entre los años 2000 – 2003, pese a sufrir varios desalojos, tras la ocupación del lugar, por parte de los trabajadores, al huir la patronal en plena crisis política en Argentina durante aquellos años. Yuri explica que: ¨En general, las cooperativas tienen que pasar por altibajos constantemente para subsistir. No es fácil como estamos ahora¨.
La clave es la solidaridad de clase. Yuri opina: "Es muy importante la coordinación con otros sectores, la solidaridad de otros sectores, el apoyo de otros trabajadores. Si nosotros, en conjunto, el sector de la clase obrera, tratamos de dar una pelea. Hoy estamos viviendo una crisis, hay un ajuste económico, salarial de parte del Estado, del gobierno. Hay algunos sectores que, obviamente, económicamente pueden estar bien, entonces en el caso nuestro, por ejemplo, las fábricas recuperadas, estamos pasando una situación difícil. Y así hay muchos sectores que están pasando situaciones críticas, económicamente. Entonces, para mi es fundamental el tema de organizarse, empezar a discutir y empezar a buscar una unidad, esa unidad de clase. Creo que es la única que nos puede sacar de esta situación. Enfrentar al estado, enfrentar a la burocracia sindical. Más que nada a la patronal, por todos los conflictos que hoy está habiendo a nivel no solamente nacional sino que a nivel internacional”.
En la puerta de la fábrica Brukman hay un vistoso cartel publicitario con dos caras, una que tiene la imagen del actor Juan Palomino, y otra, la de Arturo Bonín. El primero es conocido por apoyar la lucha de los trabajadores, él mismo participó de la resistencia en el último intento de entrar a la fábrica, tras la que se desarrolló una brutal represión con gran repercusión en los medios, en ese momento. Los actores visten finos trajes hechos por las manos de los propios trabajadores de la textil. Una buena publicidad para estos conocidos luchadores dentro de las fábricas recuperadas.
Frente a Brukman, sobre la avenida Jujuy, en el barrio de Once, hay un centro cultural creado en la época de la lucha más fuerte, el Centro Cultural Rosa Luxemburgo. Funciona mantenido por los militantes de uno de los partidos que conforman el Frente de Izquierda en la actualidad, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con el objetivo de aportar a la organización de los trabajadores y difusión de sus conflictos, este centro cultural, en la actualidad, acompaña la lucha de otra fábrica textil: Sarang Tongsang SRL y Crear Textil SA, más conocida como Textil Elemento, empresa que trabaja para la marca de ropa Cheeky, propiedad de Juliana Awada, esposa del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.
Como cuenta María, trabajadora despedida de la Textil Elemento, su lucha comienza mucho antes de que se sucediera una tragedia, Marina, una de las trabajadoras de la fábrica se incineró por no soportar más la extenuante jornada laboral. “El momento que empezó fue cuando mi compañera se prendió fuego, por tanta exigencia de la patronal, cada vez era más, más exigente. En las producciones, en los permisos que no nos daban para nada… Y entonces eso generó mucha bronca, ya mi compañera era encargada general de toda la fábrica. Le exigían más de lo debido a ella para que pudiera exigirnos más. Pero sabía bien que no se podía más, que ya dábamos todo, hacíamos todo lo imposible ya para llegar con las producciones, para no poder faltar mucho, e ir al médico, todo eso", cuenta María.
Luego agrega: "Si faltabas más de tres días ya te sancionaban. Tampoco podías llegar más de 10 minutos atrasada. Olvidate, llegabas 10 minutos, así hayas venido de Ezeiza, teníamos compañeras que venían de Ezeiza, a qué hora tenían que levantarse para venir a las 7, a las 4 de la mañana, venir a las 4 de la mañana y atrasarse por 10 minutos. Nos habíamos organizado varias veces, siempre hemos terminado los compañeros en ser echados, el miedo era a eso. Siempre que se organizaban echaban a todos entonces la gente no podía organizarse”.
Después de lo sucedido con Marina, los trabajadores se organizaron en asamblea, eligieron delegados por sector, y se ocuparon de que la patronal cumpliera con los cuidados indispensables para la recuperación de su compañera, y conquistaron, también, una de las demandas más sentidas por ellos: las 8 hs. de trabajo, contra las 11 y 12 que realizaban, y los sábados libres. Aunque esto derivó en el despido de dos de los más conscientes trabajadores.
Ante esta situación de luchas pasadas y presentes de un mismo sector de la producción, el textil, Yuri encuentra el nexo entre ambas: ¨Desde la militancia del PTS y la agrupación Cosiendo Conciencia formamos una agrupación, formada por compañeros del yugo textil, compañeros que somos inmigrantes. Estamos tratando de construir en beneficio de los propios compañeros, sabemos que el sector textil es el más precarizado donde existe explotación laboral, trabajo en negro, todas esas cuestiones que tienen mucho que ver con esto. Desde la agrupación, tratamos un poco de concientizar, tratamos de apoyar todos los conflictos, más que nada de todo el sector textil. Estuvimos apoyando a los compañeros de Elemento,logramos que los reincorporen. Y también, de la misma manera, seguimos apoyando el conflicto de otras, textil Mariel Bolo, y así, donde hay un conflicto más que todo. Tratamos de llevar nuestra solidaridad y estar con ellos.
Mariel Bolo es otra textil devenida en cooperativa gracias a los trabajadores, tras la desidia patronal. Al mejor estilo Brukman los trabajadores ocuparon la fábrica para seguir subsistiendo. Al mejor estilo Elemento, no se callaron ante el “nuevo modelo económico”, que para ellos no fue de una década ganada.
El rol de los sindicatos por acción u omisión no pasó, ni pasa, inadvertido. El SOIVA, Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines, solo llevó un par de paquetes criollitas mientras los trabajadores de Brukman resistían los cada vez más salvajes desalojos. La AOT, Asociación Obrera Textil de la República Argentina dijo: "María fue bien echada" y que "quien quisiera defenderla tenía las puertas abiertas, si el patrón un día se levanta de mal humor y quiere echar a varios trabajadores es así".
Para finalizar la entrevista María de Elemento afirma: "Porque como trabajadores, te dan ese ánimo, y esa fuerza, es necesario unirse. Unirse para poder hacer prevalecer nuestros derechos, solo así se pueden hacer prevalecer nuestros derechos. Si no estamos unidos, o no hay solidaridad, tampoco se puede".