Pioneros punk y postpunk desde experiencia previa con Los Estómagos, la legendaria banda uruguaya está en Buenos Aires para un show este viernes en Uniclub. Charlamos con su vocalista Gabriel Peluffo.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Jueves 14 de julio de 2022 00:00
Buitres son (de izquierda a derecha) Gustavo Parodi (guitarra y voz), Federico Bianco (batería), Gabriel Peluffo (voz), Pepe Rambao (guitarra y voz) y Orlando Fernández (bajo y coros). Foto: Nicolás Azaretto.
Si alguien que gusta del punk desconoce la música y la historia de Buitres (también conocidos como Buitres Después de la Una) tal vez se quede pensando cuando en la parte final del documental You Only Live Once sobre los alemanes Die Toten Hosen, entre los fervorosos fans argentinos aparece una chica con una remera de esta mítica banda uruguaya. La incógnita se despeja fácil porque la historia de Buitres está linkeada directamente con el origen del punk en el Río de la Plata y su evolución hacia el postpunk: dos de las piezas de Buitres también protagonizaron la historia de Los Estómagos entre 1983 y 1989. Gabriel Peluffo (voz) y Gustavo Parodi (guitarra y voces) fundaron Buitres en aquel ´89 casi sin pausa (en ese momento inicial también con el baterista Marcelo Lasso), la banda que les permitió desplegar las alas hacia una mayor amplitud musical para emprender vuelo hacia los ´90 y desde allí hacia el siglo XXI. Con 13 discos en su haber y momentos de gran masividad y reconocimiento en Uruguay, el grupo sigue vigente luego de tres décadas rockeando. Y -vaya paradoja- siendo de una ciudad industrial como Pando, tal como Manchester (cuna del postpunk) lo era en relación al Reino Unido.
La semilla que plantó Buitres brotó en la década de los 2000 en una escena de nuevo rock uruguayo de la que en Argentina las caras más conocidas son las de La Vela Puerca, No Te Va Gustar y Cuarteto de Nos, que absorbieron de estos pioneros una influencia ineludible. Este viernes 15 de julio en Uniclub (Guardia Vieja 3360 en Almagro, CABA) está la posibilidad de asistir al show de una formación que sentó las bases del rock uruguayo actual pero nunca se quedó estática. Presentan su trabajo más reciente, Mecánica Popular, que recientemente fue editado en vinilo, y contarán con los locales Superuva como invitados.
La formación de Buitres se completa con Pepe Rambao (guitarra y voz), Orlando Fernández (bajo y coros), Federico Bianco (batería), además del ya mencionado Gustavo Parodi. La Izquierda Diario se comunicó con el vocalista Gabriel Peluffo, quien además de fundar también Los Estómagos en los tempranos ´80 tiene una importante trayectoria como médico pediatra. Porque hay vida después del punk (el postpunk podríamos decir), hay una muy rica historia después de los míticos Estómagos y hay quienes resguardan la vida de las personas en sus etapas iniciales: con todo eso tiene que ver este artista.
LID - Dieron sus primeros pasos en la música cuando formaron Los Estómagos en Pando, una ciudad alejada del centro (de Montevideo) ¿Había alguna movida cultural en esos años o la tuvieron que crear? ¿Cómo influyó ese contexto más suburbano?
GP - En absoluto… Fue muy complicado el inicio. Utilizamos reinvindicar el origen “pandense” para provocar, porque era “terraja” (en el lunfardo uruguayo significa algo parecido a “croto” y a “punk” en la definición literal del inglés, NdeR) venir de afuera de Montevideo. Un condimento adicional a lo inusual de la música y la postura escénica. El rock era absolutamente subterráneo y considerado un estigma cultural.
¿Qué influencias musicales los inspiraron para empezar a tocar y formar una banda en sus comienzos?
Los clásicos del punk inglés y americano (Sex Pilstols, Ramones) pero rápidamente absorbimos The Cure, Bauhaus y Joy Division y lo incorporamos a las composiciones. Eran tiempos en los que el descubrimiento de un disco o un pedal de guitarra generaban revoluciones constantes.
En la historia de la música del Uruguay Los Estómagos fue una banda importantísima. En un documental Gustavo Parodi plantea que el grupo se disolvió cuando “decayó la intensidad” ¿Cómo fue ese momento y cómo dio paso a la conformación de Buitres?
El auge y la decadencia fueron rapidísimos. Nos molieron a palos. Pero aprendimos qué era lo que queríamos hacer: subir al escenario, hacer canciones y grabar discos. Con Buitres nos propusimos disfrutar de los shows y liberarnos de lo periférico a la música; sabíamos que la esencia era el contacto directo con la gente que te va a ver; no lo que se interpreta de los fenómenos.
En el segundo disco de Buitres (La Bruja) hacen una versión de “Born To Lose” de Johnny Thunders con una letra en la que lo homenajean, justo ese mismo año en que se mató ¿Cómo surgió hacer ese homenaje a un artista poco conocido por el Río de la Plata cuando en esos años no había internet para conocer fácilmente?
Buitres al inicio buscó su identidad a través de versiones (Fats Domino, Elvis o el caso de Thunders). También a través de repertorio popular o folclórico, como versionar a Dino (“Cuna de mi muerte”), Darnauchans (“El Instrumento”), o Eustaquio Sosa (“Del Cardal”). Esa trama nos permitía tener un show variado en distintos ámbitos. Porque los recitales eran excepcionales y en Montevideo; la mayoría de los shows eran en bailes o plazas de ciudades o pueblos. Años después vinieron los festivales. Ahí nuestro repertorio original se hizo fuerte.
Viniendo un poco más cerca en el tiempo, tenemos entendido que el Pilsen Rock en el marco de la crisis del año 2002 fue un hito para el rock uruguayo y ustedes protagonizaron una de las fechas ¿cómo fue esa experiencia? ¿Qué movida inauguró?
El festival de Durazno (Pilsen Rock) fue un fenómeno social y cultural. Consolidó al rock en Uruguay como expresión popular. Los que apoyamos la primera edición (que era una locura de Claudio Picerno, el productor) fuimos unos pocos: Hereford, Trotsky Vengarán, No Te Va Gustar, La Renga y Buitres. Con Buitre participamos sucesivamente en 5 de las 6 ediciones. En 4 de ellas nos subimos con 100.000 personas en el ruedo. Ahí tomamos conciencia de la popularidad de banda. Muchas bandas uruguayas sacaron excelentes discos en esos años (La Vela, La Trampa, El Cuarteto de Nos, además de los mencionados inicialmente).
En tu caso, además de ser el vocalista de Buitres, desarrollás una importante actividad como médico pediatra ¿Cómo se conjugan dos carreras destacadas en ámbitos tan diferentes como el médico y el artístico?
Siempre estudié y empecé la carrera estando en Estómagos. Después vino el trabajo, la especialización, la docencia. Siempre con la música presente. Hay muchos puntos en común entre una disciplina esencialmente humanista y la actividad artística. La música me permitió formarme y especializarme en la carrera. La medicina me ayudó a no tener que recurrir a la banda para sobrevivir.
Están presentando el disco más reciente, Mecánica Popular, título que hace referencia a una legendaria revista de mecánica ¿Qué concepto hay detrás de esta elección para titular el álbum?
El disco juega con el anacronismo. Los textos hacen referencia a ese concepto. La revista animaba a hacer un cohete en el fondo de tu casa, o armar un motor destripado. Pero también aventuraba cómo iba a ser el futuro. Un futuro mecánico. Pero resulta que terminó siendo diferente. La sensación es que este disco es un cohete que armamos en el fondo de la sala de ensayo. La resistencia radica en aceptar tu historia y la forma de estar en el mundo. Una obra, 12 temas, un concepto.
¿Cómo creen que evolucionó la manera de componer de la banda?
Fuimos un intenso trío de compositores en pugna. Parodi, Rambao y Peluffo. Mi papel en Estómagos no fue destacado en composición. Pero en Buitres me peleaba. Y tenía a estos tipos muy inspirados y bastante poco dispuestos a ceder terreno. De ahí la catarata de temas populares que tiene la banda. Después me quedé con los textos (como un perro con el juguete masticado) aunque los animo a escribir (y no me hacen caso). El ensayo todavía es un ámbito donde se compone (o sea, no solo se hacen arreglos). Por suerte hemos quebrado en cada una de las últimas 5 obras. Eso generó una dinámica desafiante a la hora de presentar un tema nuevo.
Yendo a un panorama más general ¿Cómo ven la situación social de Uruguay y en particular a la cultura en el contexto del actual gobierno de Lacalle Pou?
En Uruguay hay constantes como la solidez institucional, el sistema de salud, la seguridad social, un ministerio de desarrollo social, que de alguna manera permitieron amortiguar en parte el impacto devastador de un fenómeno como la pandemia. Músicos, actores, técnicos y personas vinculadas a la cultura fueron golpeados por la imposibilidad de desarrollar la actividad, lo que obviamente generó descontento, frustración y situaciones angustiantes para muchos. La vuelta a la normalidad es muy reciente, pero se nota la ausencia de promotores de espectáculos privados y públicos. Porque los privados (cientos de pequeños productores que generaban espectáculos, salas, festivales locales) no tienen paño. Y las arcas públicas están limitadas. Hay mecanismos establecidos a nivel cultural de apoyo a proyectos que ojalá puedan ir mejorando la situación.
¿Cómo ven al rock a esta altura del siglo XXI? ¿La música está enferma o todavía le queda salud?
La música es la magia, aquello que nos permite reservar nuestra afectividad intacta. No importa que no sea la que queremos que sea, ya que cada generación se expresa a su manera. El rock sigue siendo una manifestación popular, aunque va perdiendo interés en las nuevas generaciones.