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Red Internacional
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Balotaje. Uruguay define su futuro presidente entre la derecha oficialista y la oposición frenteamplista

Con el Frente Amplio a la cabeza de las encuestas, pero con un resultado incierto dentro de los márgenes de error, Uruguay va a las urnas nuevamente este domingo para definir el futuro gobierno del país.

Sábado 23 de noviembre 21:42

Este domingo 24 de noviembre se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Uruguay, el balotaje entre los 2 candidatos más votados de la primera vuelta. La fórmula del Frente Amplio de Yamandú Orsi y Carolina Cosse competirá con los candidatos del Partido Nacional, Álvaro Delgado y Valeria Ripol, dupla que es apoyada por el resto de la Coalición Republicana (Partido Colorado, Partido Independiente y Cabildo Abierto).

Las encuestas predicen un triunfo ajustado del Frente Amplio, que van de un virtual empate (46% a 47% en el caso de las encuestadoras Cifray Factum) hasta una ventaja de 4 puntos (45% a 49% en el caso de Opción). En el medio, varias otras (Equipos, El Observador/UdelaR) predicen una ventaja de 2 o 3 puntos a favor del FA. En todos los casos, habría un voto en blanco o anulado de entre el 4% y el 6%, y muchos señalan que la diferencia es similar a los márgenes de error de los estudios, todo lo cual mantiene un manto de duda sobre el resultado que podría no conocerse hasta últimas horas de la noche del domingo.

El Partido Nacional, hegemonizado por el herrerismo [ala conservadora liberal], ha negado los casos de corrupción y los escándalos ligados al narcotráfico, pretende un período más para seguir desmantelando el estado, en especial sus políticas sociales dirigidos a los sectores más vulnerables.

Por otro lado, el Frente Amplio se presenta como un recambio que promete redistribuir el gasto social, pero manteniendo la profunda desigualdad que existe en nuestra sociedad donde los ricos cada vez son más ricos y los pobres, más pobres.

Aunque con matices y diferencias, ambos plantean priorizar el buen vínculo con los grandes grupos económicos, nacionales e internacionales, y si llegan al gobierno sus programas muestran que su intención es continuar garantizando las ganancias de estos sectores.

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Tanto Delgado como Orsi se pronunciaron contra el plebiscito de la Seguridad Social; ambos se esmeraron en trasmitir tranquilidad al capital financiero, para asegurarles que podrán continuar con sus negocios a costa de los ahorros y jubilaciones de las y los trabajadores.

Los partidos integrantes de la Coalición Republicana y el Frente Amplio han transformado prácticamente en una “política de Estado” el extractivismo y el saqueo de los bienes comunes naturales: UPM, Proyecto Neptuno, el hidrógeno verde, el Data Center de Google, son algunos de los emprendimientos que todos estos partidos promueven; su política se organiza en función de generar “oportunidades de negocios” para las transnacionales, no importa la salud, ni la contaminación ni el impacto negativo en el medio ambiente.

Ninguno de los candidatos ha planteado que modificará la realidad de los salarios sumergidos de un amplio sector de la población: mientras 1 de cada 3 trabajadores gana menos de 25mil pesos (586 dólares estadounidenses), y persiste la informalidad y el trabajo en negro para un número significativo de trabajadores, los candidatos amenazan con “desindexar los salarios” (Orsi) o despedir trabajadores del Estado (Delgado). Ambos candidatos continuarán con la política de fomentar empleos de baja calidad y precarios, es decir dar continuidad al modelo de explotación de la mano de obra para engordar las ganancias de los capitalistas.

Por su parte, los referentes históricos del Frente Amplio se pronunciaron por subir la edad jubilatoria incluso antes que el actual gobierno lo decretara. Orsi ahora hace demagogia con el tema porque quiere ganar votos, pero su propuesta es ir a un “gran dialogo social” con los empresarios y los partidos tradicionales.

Por último no podemos olvidar que ambos candidatos se han subordinado al sionismo y omiten condenar el genocidio del que está siendo víctima el pueblo palestino.

Construir una alternativa de las y los trabajadores

Ninguna de las opciones de este balotaje ofrece una salida a la profunda crisis social; nos acercamos a un período de gobierno signado por la cautela económica, sin financiamiento y con futuros recortes económicos. Es necesario confluir con los sectores que salgan a la calle, para poder potenciar las luchas y la organización.

Desde la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) votaremos anulado en este balotaje y seguiremos militando en la perspectiva de poner de pie un gran partido de la clase trabajadora, una alternativa política anticapitalista, obrera y socialista que luche por terminar con este régimen social, que mientras destruye el planeta explota y lleva a la miseria a la mayoría de la población.

Los partidos del régimen, que defienden y gestionan este modelo social no son una alternativa; son las y los trabajadores, con independencia política de cualquier proyecto capitalista, los que pueden dar una salida progresiva a la crisis.