Con esta recurso la empresa jugó a dividir a su plantel fijo de los trabajadores temporarios cuando entregaba la caja con productos navideños. El repudio de Alejandra Vercellino, obrera reinstalada de la metalúrgica de Avellaneda.
Viernes 20 de diciembre de 2019 08:06
Fotografía: Enfoque Rojo
Hace dos meses manifesté mi indignación en una, la única asamblea que tuvimos, porque la empresa quería aumentar, y lo hizo, la producción y pagar un premio por dos meses, pero solo al personal efectivo a pesar que son los contratados los que están en las líneas dónde arranca la producción y son quienes hacen el número.
El miércoles a las 14 h voy saliendo del trabajo y junto al molinete veo que mis compañeros se amontonan, estaban entregando las cajas de navidad. Las privilegiadas cajas de navidad. Cajas, que recibe un porcentaje mínimo del país. Cajas, que a pesar de que contienen poco y nada hacen sentir a quienes las llevan una suerte de privilegio, cómo ser tener un trabajo en blanco o presuntamente estable, o simplemente un trabajo.
Contra la pared veo a todos los compañeros de agencia, les pregunto, qué hacen ahí.
¿Por qué hay que tolerar tal humillación? ¿Por qué después de 9 horas de dejar toda la energía, fuerza, ganas en la línea de producción hay que soportar que te traten así? ¿Por qué nadie lo problematiza, por qué los delegados lo permiten? Todas esas preguntas me las hacía, mientras intentaba comer a pesar del nudo en el estómago.
En el colectivo seguía con bronca y miraba cómo los chicos se dormían contra el vidrio caliente, porque en esas 9 horas hacemos casi 200 heladeras, y cuando salís solo querés dormir, no importa si tenés 20, 30 o 40 años. Pensaba, pasé por muchas fábricas, en todas fui contratada, en todas discriminada y humillada, sin derechos, solo por ser de agencia. Cuántas veces creí que no quedaba efectiva porque no podía llegar al ritmo o porque no era lo suficientemente buena para la empresa... cuántos jóvenes sentirán lo mismo. Cuántos jóvenes pensaran que siempre por más esfuerzo que hagan van a ser trabajadores de segunda, sin derechos
Es 18 de diciembre, otro, como hace 2 años, que roban a todos los jubilados y a ningún empresario. ¿Será por eso que las patronales se sienten lo suficientemente libres y a gusto para tratar a los trabajadores como quieren?
Y pienso, la precarización no nació en la herencia macrista, nació en los 90 con un sistema, con leyes, con partidos políticos y sindicatos que la avalan y la reproducen. Cómo olvidar la lucha por el pase a planta de los 2 mil ferroviarios del Roca, si mientras escribo estoy mirando un mural que pintamos por Mariano Ferreyra, joven que murió a manos de la burocracia de la Verde ferroviaria por pelear por el pase a planta, por querer terminar con esos negociados que se mantienen a costa de que familias enteras tengan vidas precarias. Esa burocracia que tenía sus propias empresas tercerizadas en el ferrocarril.
Esta situación se profundizó durante todo el gobierno de Cristina Fernández cuando el Estado se convirtió en el principal precarizador. Monotributo le llamaron.
Como el 18 de diciembre del 2017 cuando salimos a enfrentar la contrareforma jubilatoria, me acuerdo que de Siam fuimos casi 20 a la Plaza de los Dos Congresos, volvimos llenos de gases, pero nos sentimos parte de una masa de trabajadores que dijo NO, que se unió y salió a la calle. Cómo ese día tenemos que estar unidos para enfrentar a esta patronal y no permitir que traten a los compañeros de agencia como trabajadores de segunda. Tenemos que estar unidos porque el ajuste, por más fino, o más grueso que sea siempre es para los trabajadores.
Porque no hay que resignarse a que la juventud tenga la precarización como una condición de vida. Si algo aprendimos de la lucha que dimos es que la unión hace la fuerza y que cuando nos proponemos cambiar las cosas nuestra fuerza es imparable.
Basta de precarización, no hay trabajadores de primera y de segunda. ¡Unidad de los trabajadores y al que no les gusta, se jode!