Ayer Gendarmería desalojó la fábrica de acoplados ADO de Merlo. También pesa una orden de desalojo sobre el hotel Bauen. La defensa de las gestiones obreras es una tarea de primer orden.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Sábado 4 de marzo de 2017
Foto * Infocielo
Si algo ha quedado demostrado en poco más de un año es el carácter profundamente antiobrero del Gobierno de Cambiemos. La represión a las luchas de los trabajadores y trabajadoras, son una muestra palpable. Lo pueden testificar los trabajadores de Cresta Roja apaleados al comienzo del mandato de Macri, así como los trabajadores de AGR-Clarín, reprimidos frente a la planta de Pompeya recientemente.
También queda en evidencia con los discursos reaccionarios sobre los convenios colectivos de trabajo, supuestamente “obsoletos”, la modificación a la ley de ART, los acuerdos con las patronales para avanzar en condiciones de flexibilización y obtener mayor rentabilidad sobre la base de más explotación. Por otro lado, la demonización hacia los docentes y la dureza oficial para intentar imponer una paritaria de hambre, están a la orden del día.
Esta semana, junto al ataque a los docentes, como para que no quede duda alguna de los intereses de clase que este Gobierno se propone defender hasta el límite de lo posible, tuvieron lugar dos hechos que también intentan ser aleccionadores: por un lado los trabajadores y trabajadoras de la cooperativa que administra el hotel Bauen, convocaron el miércoles a las organizaciones solidarias con su lucha, ante la llegada de una orden de desalojo con plazo hasta mediados de abril.
Ayer los trabajadores de la fábrica recuperada de acoplados ADO, ex Petinari, se encontraron con un fuerte operativo de seguridad. Alrededor de 600 efectivos de la Gendarmería Nacional se hallaban apostados desde la madrugada en las inmediaciones de la planta ubicada en Merlo. Los laburantes que venían de enfrentar otros intentos de desalojo fustigados por la familia Petinari que los quiso dejar en la calle, finalmente fueron desalojados.
Así como los miembros de la cooperativa del Bauen, los trabajadores de ADO habían tomado y puesto a producir la fábrica por sus propios medios, ante el abandono de la patronal. El Bauen es administrado por sus 130 trabajadores, sin patrones, desde hace 14 años. ADO, funciona bajo gestión de sus 120 trabajadores desde agosto del 2015.
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Ambas historias cuentan con otro punto en común. En el caso del Bauen, se había conseguido en diciembre de 2016 la aprobación de la ley de expropiación en el Senado de la Nación. Dicha ley fue vetada por el presidente Mauricio Macri pocas semanas después, desde sus vacaciones en Villa La Angostura. Los laburantes de ADO habían obtenido también la ley de expropiación en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires en abril del año pasado. Sin embargo, en consonancia con lo actuado por el presidente, la gobernadora María Eugenia Vidal también acudió al recurso del veto.
¿Qué puede representar una fábrica recuperada para los personeros de un Gobierno compuesto esencialmente por CEO? Escozor, temor, odio de clase, probablemente.
Para un arco de funcionarios que viven como millonarios, producto de los negocios de sus empresas con el Estado en su mayoría, la sola idea de que los trabajadores y trabajadoras encuentren salidas independientes a la crisis, les pone la piel de gallina.
Un Gobierno que busca atacar las condiciones de vida del pueblo trabajador, no admite que la clase obrera se organice y defienda sus puestos de trabajo con sus propios métodos.
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El Bauen, así como la textil Brukman y la ceramista Zanon de Neuquén, son baluartes desde donde se lucha por esta perspectiva. En estos casos, los y las laburantes saltaron los portones y resistieron para defender sus puestos de trabajo, luego de la crisis del 2001.
ADO y Madygraf, ex Donnelley, son ejemplos más recientes de la vigencia de la consigna que sentencia que cada fábrica que cierra debe tomarse y ponerse a producir bajo control de sus trabajadores.
En diciembre del año pasado, trabajadores y trabajadoras de Zanon, Madygraf y Worldcolor, otra gráfica bajo gestión obrera, realizaron una movilización en defensa de las fábricas recuperadas. En el caso de la ceramista, lo que urge fundamentalmente es la posibilidad de acceder a créditos accesibles para renovación tecnológica.
Como se ve, en esta historia de resistencia que se remonta al año 2001, los ceramistas enfrentan no sólo el ajuste de Cambiemos, sino el ninguneo y los palos en la rueda puestos a lo largo de toda la gestión obrera, por parte de los sucesivos gobiernos kirchneristas.
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En Madygraf esperan que el Senado de la provincia de Buenos Aires apruebe la ley de expropiación. La media sanción fue aprobada en septiembre de 2016 y ahora esperan la sanción definitiva, con la exigencia de que la gobernadora Vidal no apele al recurso antidemocrático del veto.
Cambiemos habla de generación de empleo mientras veta el derecho de los laburantes a defender sus puestos. Las fábricas recuperadas que demuestran concretamente que una fábrica puede funcionar sin patrones, pero no sin trabajadores. Esto es lo que pone más nervioso a los CEO que gobiernan, representantes de los intereses de las grandes patronales.
La Izquierda Diario está a disposición de la lucha de las recuperadas, contra la embestida de Cambiemos, sus ajustes y tarifazos, por una salida para que a la crisis la paguen los capitalistas.