Uno de los aspirantes a ocupar la Rectoría de la UNAM habló sobre la precariedad laboral en la que viven los profesores de asignatura y de cómo mejorar sus condiciones de vida, sin embargo, ¿Qué hay detrás de las declaraciones?
Lunes 4 de septiembre de 2023
El investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas y quien fuera director de la Facultad de Filosofía y Letras, Ambrosio Velasco Gómez, anunció su intención de participar en el proceso de sucesión para ocupar el cargo de Rector de la Máxima Casa de Estudios.
Entre los que prometió de ganar la Rectoría dijo que “transparentar las labores de la Junta de Gobierno (JG), encargada de elegir al rector y otras autoridades, para ‘democratizar´ así la vida interna de la Universidad…” a mejorar los salarios de los profesores de asignatura, quienes imparten 70 por ciento de las clases en la UNAM, sin afectar las conquistas de los de tiempo completo, lo cual sería ilegal e inviable. En un contexto en que la Universidad destina unos 82 mil millones de pesos a los sueldos de los profesores de carrera, mientras para los de asignatura únicamente se utilizan 33 mil millones a pesar de que imparten la mayoría de las clases dentro de la universidad.
¿Qué hay detrás de estas declaraciones?
Estas promesas pueden parecer un rayo de esperanza para miles de maestros de asignatura que viven en la total precariedad laboral, pero debemos ser cuidadosos de no caer tan fácilmente en el canto de las sirenas.
Recordemos que hace un par de años, surgió el movimiento de la #UNAMNoPaga en que se evidencio los bajísimos salarios que reciben la inmensa mayoría de académicos de la UNAM (no importando si tienen posgrados y muchos años de experiencia docente), lo que provocó una enorme indignación pero que no fue capaz de generar un movimiento masivo que logrará conquistar derechos para todos los profesores. Sin embargo, la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores quedó en la arena pública y es una problemática que las autoridades no han querido resolver.
No olvidemos que esta situación no es exclusiva de la UNAM, sino que es una política generalizada contra todos los trabajadores de base y temporales de las universidades públicas y privadas del país y que tiene como fin reducir al mínimo el gasto que realiza el Estado en materia de educación pública superior para financiar los mega proyectos de la 4T y la militarización del país.
La gran responsable de esta situación es la conocida “Casta dorada”, una pequeña élite de funcionarios (incluidos todos los miembros de la junta de gobierno de la Universidad) que tienen salarios astronómicos (que rozan los 170 mil pesos) más una serie de prerrogativas oficiales y no oficiales. Esta Casta es la que acapara la mayor parte del presupuesto a costa del derecho la mayoría a tener una vida digna, o como lo dijo uno de los aspirantes a la rectoría, Luis Agustín Álvarez Icaza “sí, nos pueden llamar casta dorada, ni modo; algún nombre tendríamos que tener”.
La Casta Dorada está integrada también por directores de Escuelas, Institutos, Centros, etc. Justamente Velasco era parte de este pequeño grupo de privilegiados, entonces ¿por qué hasta ahora sale a relucir el tema?...
La lucha por Rectoría en el contexto político electoral
Para nadie es una sorpresa el peso político que tiene la Universidad Nacional en la vida pública mexicana, por lo que los partidos del régimen se disputan su dirección. Tradicionalmente la rectoría ha estado ligada al priismo, pero el sisma que representó la victoria del Morena en 2018 fue un duro golpe para el partido tricolor. En este sentido, la 4T se apuesta por conquistar una nueva posición al ganar la Rectoría.
Por lo anterior, hablar de la precariedad laboral tiene varios fines. El primero es que Velasco trata de diferenciarse de la Casta (a pesar de haber formado parte de ella) y presentarse como alguien dispuesto a solucionar una complicación que los actuales funcionarios simplemente no quieren darle salida. Así, también trata de ganarse el apoyo de una base de unos 40 mil profesores de asignatura que podría influir en la decisión final.
Por otra parte, la promesa de mejorar las condiciones laborales puede ser un desmovilizador, pues si bien el movimiento está en reflujo, generar una falsa esperanza que por vía de la institucionalidad (antidemocrática) se puede resolver la precariedad solo desmovilizará a los maestros y maestros que están dispuestas a luchar, o dicho en otras palabras, es una consigna que trata de prevenir el despertar de un gran movimiento de trabajadores de la enseñanza superior por condiciones dignas de vida.
Una posible alternativa es convocar a asambleas generales integradas por todos los sectores y exigir condiciones dignas, de manera independiente de las autoridades, sin olvidar que este ataque también se expresa en otras universidades, como es el caso de la UNAM, la UAM, el IPN, la UPN, etc. Pero también se presenta en todos los niveles, como en educación básica y media superior, así como en otros sectores educativos como el SNTEA. Por eso es que es necesario unirnos entre los diferentes niveles y sectores educativos.
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