El capitán Giacomo Pisani, encargado del buque tanque italiano Mare Doricum, el cual debía transportar el petróleo que terminó derramándose en el mar de Ventanilla, acusó a la transnacional Repsol de ser la única responsable de estos hechos y de no tomar en cuenta la carta de protesta que él en su momento les hizo llegar denunciando dicho derrame.
Sábado 29 de enero de 2022
Las declaraciones hechas por Giacomo Pisani, capitán del buque tanque Mare Doricum, ponen en evidencia la gran responsabilidad de la empresa Repsol en el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, el cual ha ocasionado a la fecha enormes daños al medio ambiente y a miles de pescadores artesanales y trabajadores y trabajadoras vinculados de manera directa e indirecta a las labores de pesca que, desde el 16 de enero están paralizadas, con lo cual se han perdido muchos puestos de trabajo y ya se reportan daños importantes que afectan los ingresos de los sectores populares.
Según se supo hace poco, el capitán Giacomo Pisani, quien estaba al mando del navío italiano, contó a los medios de comunicación que envió una carta de protesta donde explicaba lo sucedido el pasado 15 de enero cuando se dio el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, pero los representantes de Repsol y de la refinería la Pampilla (administrada por Repsol) se negaron a recibir el documento. A decir del marino, en esta carta él dejaba constancia de nueve irregularidades y malas prácticas cometidas por la multinacional Repsol desde que se dio el derrame de petróleo.
En relación a las fallas cometidas por la empresa Repsol, Pisani menciono que los funcionarios de la transnacional española les dijeron desde un primer momento al personal de su buque que “la contaminación estaba bajo control”. Sin embargo, él y su tripulación constataron luego que la barrera de contención que colocó el operador de la refinería “no tenía suficiente longitud para cubrir el perímetro del buque”.
El capitán del buque tanque también mencionó que la multinacional Repsol se negó a decirle la cantidad de crudo que descargó, lo que habría permitido calcular el volumen preciso de la fuga, y tampoco le proporcionó la plantilla del control de horario de la faena.
Por otro lado, Giacomo Pisani dijo que la tarde del sábado 15 solicitó a un empleado de una embarcación de Repsol que subiera al buque, “para colocar el navío en posición”, pero el tripulante encargado de las maniobras abordó siete horas después.
También menciono que, hasta la madrugada del día siguiente del derrame (16 de enero), los operadores de la refinería no realizaron operaciones de buceo “para verificar el estado de la manguera flotante que causó el derrame”. Además, describió cómo su nave estaba llena de crudo.
En una reunión realizada el pasado lunes entre Pisani con ministros de estado y con el congresista Edward Málaga, el capitán del buque tanque conto que él preparó la carta de protesta el domingo, pero los representantes de La Pampilla se negaron a recibir dicho documento. Así mismo, relató en esta reunión que el mar estuvo calmo el día del derrame, pues el viento no superaba los dos nudos esa tarde. Todo esto puede ser ratificado por su tripulación, dijo, ya que ellos son “testigos de sus afirmaciones”.
Por ello es condenable que, a pesar de todos estos hechos, el gobierno no se atreva a sancionar a la multinacional Repsol, la cual, como va quedando claro a raíz de las recientes investigaciones, es la única y directa responsable de este derrame de petróleo y también lo sería del segundo derrame ocurrido el pasado miércoles 26 de enero.
Esta es la forma como operan las empresas imperialistas, sin tomar en consideración el medio ambiente, ni la vida ni las formas de subsistencia de la población. Recordemos que Repsol viene explotando la refinería de la Pampilla desde 1996 cuando fue privatizada por Alberto Fujimori. Desde esa fecha hasta la actualidad ha sido responsable de otros derrames petrolíferos que han afectado el medio ambiente y a la población, así mismo, y debido a los beneficios tributarios que les da la actual legislación de hidrocarburos, empresas como Repsol también dejan de pagar al estado millonarias sumas por concepto de impuestos.
Por esa razón Repsol tiene que irse, pero antes debe pagar por todos los daños al medio ambiente y a la población afectada por haber perdido su fuente de trabajo. Ha llegado el momento de exigir, con la movilización y la lucha, la nacionalización con control obrero de la refinería La Pampilla. Solo de esa manera podremos parar los abusos de empresas capitalistas como Repsol y pondremos los recursos naturales al servicio de las necesidades del pueblo en su conjunto.