Compañeros quiero compartir con ustedes este pequeño homenaje que le escribí para Dario Santillan y Maximiliano Kosteki.
Sábado 2 de julio de 2016
Foto / Angelines Lago
El 26 de junio del 2002, viví una experiencia que va a quedar en mi para siempre y es uno de los hechos que reafirma mis convicciones años tras año...pasaron 14 años de ese 26 de junio, que se conoció luego como la masacre de Avellaneda donde fueron asesinados Darío Santillan y Maximiliano kosteki a manos de la Policía Federal.
Pasaron los años y todavía escucho los escopetazos y el ruido de los pies de cientos de compañeros desocupados y miembros de organizaciones sociales y políticas corriendo por el asfalto tratando de escapar de las camionetas, "las chanchas" les decíamos, recuerdo que mire hacia atrás esperando que pase, lo que pasaba siempre, que era que la policía evitaba que subiéramos al puente avellaneda y todos volvíamos a casa.
Esa vez fue diferente, los días previos a esta jornada del 26 de junio fueron diferentes…, pero ninguno tomamos nota de lo que después entendimos eran amenazas… no supimos leer entre líneas lo que el gobierno estaba preparando, lo que le pedían los sectores mas ricos, había que poner un freno a la organización de los sectores mas pobres con las clases medias que un año antes empezaron a pedir "que se vallan todos".
Eso gritaba el pueblo, hartos de los políticos que solo favorecían a los que mas tienen. Desde hacia ya un tiempo las marchas en avellaneda de los sectores mas empobrecidos eran un factor constante sin ningún tipo de respuesta favorable por parte del Estado. Clarín del 19 de junio del 2002 relataba cual iba a ser la postura del gobierno de Duhalde ante el reclamo de los sectores populares: “no iban a permanecer inactivos”, y llamo a una reunión de urgencia en casa de gobierno, en donde estuvieron las máximas autoridades de seguridad, el Secretario de Seguridad Juan José Alvarez, los jefes de la Policía Federal de Gendarmería y de Prefectura. El mismo Alvarez anunciaba en los medios que si se cortaban todos los accesos al mismo tiempo serían tomados por el Gobierno como “una acción bélica”… acción bélica!?
El programa que se reclamaba ese día, además del pago y el aumento del subsidio a los planes de empleo, era el desprocesamiento de los luchadores y el fin de la represión y la solidaridad con los trabajadores de la fabrica Zanón que la habían puesto a producir luego de que su dueño se fuera dejando a centenares de trabajadores y una deuda enorme a la provincia.
El MTD entendía que la salida era la unidad de trabajadores ocupados y desocupados, así lo entendía Darío el egreso de la misma secundaria que yo, la Escuela de Educación Media Nº 2 de San Francisco Solano, recuerdo que él vino a verme a casa cuando era estudiante, porque quería poner en pie el Centro de Estudiantes, yo ya había egresado, me dijo que los profesores le habían dicho que podía darle una mano.
Así lo conocí, estaba preocupado porque los estudiantes tuvieran su Centro, era extremadamente solidario y muy sensible a la realidad que nos rodeaba en el barrio Don Orione. Nos vimos un par de veces y en nuestros encuentros hablábamos de la importancia de las asambleas, que los dirigentes respeten los mandatos. Luego la vida nos marco caminos diferentes.... lo vuelvo a encontrar luego de las jornadas del 2001, él ya no era un militante secundario era dirigente de uno de los movimientos de desocupados mas grandes de Almirante Brown y yo era una estudiante terciaria que empezaba a militar en el PTS y era integrante de las asambleas populares que se formaron en varias zona luego del 2001, yo estaba en Temperley, nuestro norte era ante la situación del país la unidad entre ocupados y desocupados y el mandato de asambleas.
Volvimos a encontrarnos con Dario y su movimiento había hecho lazos con los trabajadores de Zanón que peleaban por defender la fuente de trabajo y por trabajo genuino, haciendo lazos con los desocupados de Neuquén. Los lazos entre ocupados y desocupados se hacían mas concretos.
Claro! eso era lo que querían frenar, no fueron casuales los movimientos del gobierno que marque anteriormente fueron pensados detalladamente. Ese día cuando las columnas que venían por avenida Mitre se juntaron con las columnas que venían de zona sur , la federal dejo una fila policial en el medio que jamas corrieron, provocando un enfrentamiento y ahí comenzó todo. Gases lacrimógenos balas de goma, no nos dejaron volver a la Estación de Avellaneda, que es donde encuentran a Maximiliano Kosteki y le disparan luego a Dario, que se quedo con él intentando socorrerlo. A los que queríamos desmovilizar nos empezaron a correr con sus camionetas y seguían disparando balas de goma, hasta la gente que iba por la vereda con sus hijos. Vimos que era otra la intención, salieron a Cazarnos. Cientos corrimos hasta llegar a la altura del puente Sarandi nos metimos a un barrio y empezamos a golpear la puerta de las casas pidiendo ayuda, terminamos en un galpón que era un taller muy grande, ahí llegaron los efectivos policiales y empezaron a disparar balas de goma hacia adentro del taller, hirieron al dueño, y empezaron a gritar que saliéramos porque nos iban a matar, nos tiraron al piso, recuerdo ver la mitad de la calle con compañeros boca abajo con las manos en la nuca y la policía pisándolos por arriba. No entendía tanta maldad, tanta saña. Los efectivos disfrutaban lo que estaban haciendo, nos subieron a los colectivos y nos llevaron a la comisaria primera de Avellaneda, ahí nos tomaron los datos, nos separaron mujeres de varones, a las mujeres nos dejaron en un patio con las manos en la nuca haciendo fila una detrás de la otra. Pasaban las horas y nos tenían en la misma posición. Los presos del lugar nos tranquilizaban. Recuerdo que el primer suspiro de alivio fue cuando empezamos a escuchar el grito de nuestros compañeros que fueron a pedir nuestra libertad a la puerta de la comisaria.
De repente empezamos a oír que habían asesinado a Darío, ninguna entendía nada, no podíamos creer lo que escuchábamos, la fila que hacíamos se rompió y nos empezamos a consolar unas a las otras. En el medio de tanto dolor una mujer policía que estaba ahí empezó a insultarnos y nos dice que lloran? uno por uno!!!, con lágrimas en nuestros ojos empezamos a cantar nuestras consignas dentro de la comisaria y gritándoles en su cara que eran unos asesinos.
Aunque metieron preso a Franchiotti, hoy los autores intelectuales de la masacre de Avellaneda siguen impunes, ellos son el ex presidente Eduardo Duhalde, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, los jefes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, Roberto Giacomino, Miguel Miranda y Juan José Beltritti. tienen que ser condenados. y además el Ministro de Justicia Jorge Vanossi, el Procurador General de la Nación, Nicolás Becerra, y el Fiscal General de la Cámara en lo Criminal porteña, Norberto Quantin, también deben ser investigados y llevados a la justicia.
A 14 años mi homenaje hacia Dario y Maxi es seguir luchando, porque en esta sociedad no existan explotados ni explotadores, y en este camino hoy me encuentro peleando contra las injusticias y por nuestros derechos organizándome junto a los trabajadores de la alimentación en la Agrupación Bordo, en esta pelea constante para que no avancen sobre nuestras conquistas. Para recuperar los Sindicatos de las manos de la podrida burocracia sindical, un Sindicato que respete la democracia de las asamblea y enfrente verdaderamente a las patronales y a sus gobiernos.
DARIO SANTILLAN Y MAXIMILIANO KOSTEKI PRESENTES SIEMPRE!!!!