El jefe de la UOM y la CGT, sindicalista oficialista, fue imputado por lavado de dinero y administración fraudulenta.
Jueves 1ro de octubre de 2015
Esta semana nos enteramos que Antonio Caló quedó imputado en una causa por lavar dinero y estafar a los afiliados metalúrgicos. La justicia dice que junto a otros dirigentes de la UOM habría recibido sobres “por debajo de la mesa”, durante muchos años, con 20 mil dólares mensuales. El dinero provenía de los seguros de vida de sus afiliados.
Los dirigentes de la UOM están siendo investigados por lavado de dinero, pagos irregulares, evasión tributaria y administración fraudulenta. En una década evadieron 900 millones de dólares, según dice la denuncia.
Pero, ¿quién se puede sorprender? Caló, como tantos otros burócratas sindicales, no ponen los sindicatos para defender nuestros derechos, sino que los utilizan para sus propios intereses, para convertirse en empresarios millonarios. Con los descuentos que nos hacen, con las prebendas, y con estos sobres también. Esto lo venimos denunciando hace mucho. Ya lo mostraron en Lear, Gestamp, Kraft o Donnelley: estos dirigentes nos dan la espalda poniéndose del lado de las patronales.
Caló no es cualquier dirigente. Es el secretario general de la CGT oficialista. No queda duda entonces del modelo sindical que ellos impulsan: verticalista, peronista, subordinado al Estado, donde las cúpulas deciden todo a nuestras espaldas, y dejan pasar los ataques a los trabajadores.
Pero además Caló es uno de los principales impulsores de la candidatura de Daniel Scioli. Todos los candidatos del ajuste tienen su “pata sindical”: estos burócratas millonarios que lucran con nuestros derechos.
Esta nueva estafa de los sindicalistas que se enriquecen a costa nuestra vuelve a plantear la necesidad de echar a la burocracia sindical y recuperar los sindicatos. El Frente de Izquierda es la única lista que no tiene compromisos con estos personajes. Más aún, los combatimos todos los días.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda, con muchos compañeros que son referentes en distintas fábricas y gremios, planteamos otro modelo sindical. Un modelo para combatir la burocratización de los dirigentes. Basado en la democracia obrera impulsada desde las bases, en la plena libertad para organizarnos para luchar y para defendernos de los ataques empresarios. Donde la asamblea es el órgano máximo para tomar las decisiones. Donde los cargos sean revocables, que se rote, se vuelva al trabajo, y quienes ocupen cargos cobren lo mismo que un trabajador.
El ejemplo del sindicato ceramista promueve este funcionamiento y es así que los que fueron secretarios generales hoy están de nuevo en su puesto de trabajo, no como Caló, Fernández o Moyano, que son secretarios generales desde hace 40 años.