Luego de la oleada de denuncias de coso y abuso sexual de parte de directores, productores, actores y otros, se profundiza el debate de cuál es la tarea necesaria para combatir la violencia machista.
Domingo 6 de mayo de 2018
En las últimas semanas, se han producido múltiples denuncias por casos de violencia de género en el mundo del espectáculo. Uno de los puntapiés iniciales para esta oleada de testimonios fue el movimiento #MeToo, y que no tardó en instalarse en varios lugares del mundo. Durante la semana pasada fue el destape en Chile, ya que siete actrices denunciaron al director de Canal 13, Herval Abreu, director de exitosas teleseries chilenas, por diversas situaciones de violencia y abuso sexual. Por otro lado, se sumó la acusación de intento de violación al actor Roberto Farías.
Según han salido a declarar los distintos medios de comunicación de la televisión chilena, se cree que durante las próximas semanas aumentará la cantidad de denuncias. En este marco, algunas de las figuras principales de ciertos canales han salido a ponerse el parche antes de la herida, desplegando programas, sesiones, talleres y otros, con sus trabajadores, contando incluso con psicólogos, como medidas para preparar el “caos” mediático que ven venir.
Ahora bien, todos estos casos, abren la interrogante y el consiguiente debate sobre qué debemos hacer para enfrentar la violencia machista que se encarna en el abuso y acoso sexual y que hoy está en medio de una ola de visibilización.
Uno de los cuestionamientos necesarios para entender este problema dentro del contexto en que se sostiene, es la relación que tiene con el mundo empresarial. Las denuncias en espacios como la televisión y cine, un gran negocio mundial, ha servido para que los dueños de las productoras o canales utilicen en su favor, y por tanto en favor de sus riquezas, el alcance social que se han generado, como lo fue con el #Metoo, ya que sirve no solo para utilizarlas como un producto más de los que venden, sino que porque permite que los empresarios del mundo del espectáculo, dejen tras bambalinas la responsabilidad que tienen. Un ejemplo de esto fue el discurso de Oprah Winfrey en los Globos de Oro.
No debemos dejar por fuera que son estos mismos sectores - empresarios y sus gobiernos de la mano de sus iglesias - los que cuando se trata de la violencia machista fuera de la pantalla, como el derecho al aborto o la precarización laboral en la que se encuentran hoy en día miles de mujeres trabajadoras, se posicionan como los primeros opositores a todos los derechos de las mujeres y diversidad sexual. De esa violencia no se habla en las alfombras rojas.
Si consideramos entonces que la violencia machista es expresión de un sistema económico capitalista, que violenta a todo un conjunto social, a toda una clase, la tarea de combatir tanto el sistema patriarcal como capitalista debe ser entonces de ese mismo conjunto. Trabajadores, mujeres, diversidad sexual y juventud. Debemos construir y levantar una fuerza social, que se imponga por sobre este régimen patriarcal y capitalista en las calles, y para esto es necesaria la organización en todos nuestros espacios, lugares de trabajo y estudio.
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