Documentos inéditos revelan que los principales grupos petroleros de la costa oeste de Estados Unidos eran conscientes del impacto de los combustibles fósiles en el clima ya en los años 50. Durante 70 años, para preservar sus ganancias, han hecho todo lo posible para ocultar y minimizar. la realidad del calentamiento global.
Viernes 29 de noviembre 16:37
Ya en 1971, los directivos del gigante francés Total eran conscientes de sus efectos nocivos para el clima. Lo que no sabíamos era que sus competidores norteamericanos llevaban una ventaja de casi 20 años. Basándose en documentos inéditos, la organización periodística internacional DeSmog reveló que un informe de 1954 dirigido a miembros de la Asociación de Estados Petroleros del Oeste (Western States Petroleum Association ,WSPA) ya les advertía sobre los efectos de los combustibles fósiles en el clima. Como señala el diario inglés The Guardian, este memorando "representa el primer mensaje de advertencia conocido a la industria petrolera sobre el efecto invernadero". En este ámbito, las petroleras estadounidenses no son nuevas en esto. Un estudio de 2023 ya demostró que los científicos de Exxon habían hecho predicciones extremadamente precisas sobre el calentamiento global ya en los años 1970. Las compañías petroleras ocultaron voluntariamente su comprensión de la catástrofe que se avecinaba. Y cuanto más se acumulan las investigaciones, más abrumadora es la evidencia y más retrocede en el tiempo.
La periodista de DeSmog Rebecca John, analiza el caso cronológicamente. Todo comenzó en 1950, cuando un informe científico señaló la responsabilidad de las refinerías y yacimientos petrolíferos de la región en el "smog", una nube de partículas que envolvió a Los Ángeles. En respuesta, miembros de la WSPA como BP, Chevron Corporation, ExxonMobil y Shell crearon de forma anónima la Air Pollution Foundation (APF, siglas en inglés de Fundación Polución del Aire), en 1953. Su objetivo era desviar las sospechas hacia otra fuente de contaminación: la incineración de residuos por parte de particulares. Contrataronn así a una garante científica, la ingeniera Lauren B. Hitchcock, que anteriormente había trabajado para la industria química. A petición de la fundación, el Instituto Tecnológico de California estudió el origen de los compuestos de carbono presentes en el aire. El informe llegó a una conclusión que iba mucho más allá de la pregunta: "las posibles consecuencias de un cambio en la concentración de CO2 en la atmósfera con respecto al clima", señalaba el informe, podrían "llegar a ser de considerable importancia para la civilización". Este informe será transmitido en 1954 a todos los contribuyentes de la APF. Así es que hace 70 años se advirtió a todas las grandes compañías petroleras que el producto del que se estaban beneficiando podía representar una amenaza para la estabilidad climática. Hitchcock, menos dócil de lo que pensaban, testificó públicamente ante el Senado del estado de California.
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Dos días después, sería citado por varios dirigentes de la industria petrolera. Es durante esta reunión que le revelarán sus verdaderas intenciones: el único objetivo de la APF nunca ha sido otro que proteger su industria, mediante la creación de una oficina de información pública líder que entregaría la información que previamente habían aprobado. El científico dimitió de su cargo en 1956. En informes posteriores de la fundación se puede leer que el CO2 es, en realidad, “inofensivo” y que nunca más se volverá a mencionar el clima.
El memorando de Hitchcock destaca los inicios de una estrategia bien afinada por parte de las compañías petroleras: financiar un grupo fachada externo para patrocinar y publicitar investigaciones destinadas a minimizar o negar los impactos dañinos de los combustibles fósiles. Del mismo modo, de 1989 a 2001, estas mismas compañías petroleras financiaron la Coalición Global por el Clima (CCG), encargada de promover la negación climática dentro de las instituciones de las Naciones Unidas. En 1998, el Instituto Americano del Petróleo (API, por su siglas en inglés), Exxon y Chevron aprobaron el Plan de Acción de Comunicaciones sobre la Ciencia del Clima Global. Su documento de presentación decía que "la victoria se logrará cuando los ciudadanos comunes y corrientes ’comprendan’ las incertidumbres de la ciencia climática". Pero a medida que los impactos de la crisis climática se vuelven difíciles de negar y se acumula evidencia científica, los gigantes petroleros han cambiado de tono: hoy se presentan como campeones de la “transición energética” y compiten en inventiva en el arte del greenwashing. Sin embargo, el objetivo sigue siendo el mismo: ganar tiempo para continuar la carrera por las ganancias que está destruyendo el planeta.
Estas nuevas revelaciones, que muestran el precioso tiempo que estos gigantes de la contaminación han hecho perder a la humanidad para afrontar la crisis climática, nos recuerdan la urgencia de oponerles una estrategia ofensiva, que exige su expropiación bajo el control de los trabajadores. La única solución para satisfacer las necesidades de la población, iniciando al mismo tiempo una reconversión ecológica que esté a la altura de los desafíos.
*El presente artículo es una traducción del original en francés publicado en el sitio Révolution Permanente, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario en Francia.