A menos de una semana para que se produzca la sesión de investidura en el Parlament catalán, el Rey contrataca desde Davos mientras se suceden registros en las sedes de ANC y Òmnium.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Miércoles 24 de enero de 2018 16:28
Foto: EFE
Falta poco menos de una semana para que se inicié la primera sesión de investidura en el Parlament de Catalunya, y son tantas las piezas sueltas en el puzzle soberanista, que la segunda fecha marcada en rojo en el calendario parlamentario este 2018 se antoja, aún a día de hoy, con multitud de incógnitas.
A estas dudas de los pasos que seguirán JxCat, ERC y la CUP, hay que sumar los golpes en la mesa que desde la Judicatura, Moncloa y Zarzuela, siguen dando sin descanso; y que erosionan cada más el relato de la “vía pactada” hacía la República catalana.
Desde Davos a Catalunya
Arropado por los poderes de la élite económica en Davos, Felipe VI ha aprovechado la primera aparición de un jefe de Estado español en el Foro Económico Mundial, para lanzar un “nuevo” mensaje a Catalunya.
En una intervención que no permitía preguntas, Felipe VI definió el proceso de lucha del pueblo catalán y lo acontecido desde el referéndum del 1 de octubre como “un intento de socavar las reglas básicas de la democracia”.
Argumento esgrimido, no olvidemos, por un Jefe de Estado a quién nadie ha votado y que ocupa el cargo por vía sanguínea y tras ser su padre elegido como sucesor del dictador Francisco Franco.
El monarca ha reiterado que la Constitución no es “un mero objeto decorativo”, y a esa carta Magna votada hace 40 años (e inamovible si no es para empeorar las condiciones de vida de la mayoría), Felipe VI le ha otorgado el valor de ser “la auténtica expresión de la voluntad de nuestros ciudadanos”.
El jefe de Estado ha aprovechado el escenario de Davos, donde también se encuentran el presidente de la República francesa, Macron o la canciller alemana, Angela Merkel, para señalar como en otras ocasiones, que “esta lección no es solo para España, sino para las democracias en general”, en un claro guiño a la unanimidad de opiniones que existe en la imperialista Europa frente a la cuestión catalana.
Registros en ANC, Òmnium y el CTTI
Las sedes de la ANC, Òmnium y el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), han sido registrados esta mañana por miembros de la Guardia Civil.
La presencia del cuerpo policial en las sedes de ANC y Òmnium tenía como objetivo la recopilación de información de los mails de Sánchez y Cuixart, respectivamente, desde la primavera del 2016 a octubre del 2017.
El día de hoy, que se cumplen 100 días de los encarcelamientos de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, los agentes han hecho efectiva la orden de registro en las tres instituciones emitida por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. De hecho estas acciones son parte de una nueva investigación abierta hace una semana en el marco de la causa por rebelión, sedición y malversación de fondos públicos que él mismo instruye.
Por considerarse una causa secreta bajo sumario durante al menos 15 días, no han trascendido más detalles de la operación realizada ni los datos obtenidos.
Incógnitas para la investidura
A falta de una semana para la sesión de investidura aún son muchas las dudas que sobrevuelan sobre el bloque soberanista.
Puigdemont asegura que busca la manera de poder formar parte del debate de investidura y estar en el Parlement, esto tras renunciar a su petición del voto delegado y esquivar como el juego del gato y el ratón la prohibición de reunirse con Roger Torrent, president del Parlament, en Bruselas.
Pero mientras desde Bélgica se asegura esto, esta misma mañana aprovechando una entrevista en Onda Cero, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado que si “Puigdemont pisa suelo español con una orden de detención en vigencia, será detenido”.
Si algo ha quedado claro en estos meses es que el Estado español intenta siempre por todos los medios cumplir sus amenazas , a las que el bloque soberanista ha respondido o bien mostrando incredulidad (como si se pudiera haber esperado otra reacción del Régimen del 78) o directamente con el silencio.
Cábalas que buscan como arrancar una investidura en el Parlament, centrándose meramente en la cuestión numérica, pero vacío y silencio sobre qué clase de legislatura va a arrancar y que posición política se va a adoptar para desterrar el 155 y hacer efectiva la voluntad del 1 de octubre y el 21 de diciembre.
Esto un escenario de abandono de la pelea en las calles por parte de las direcciones del movimiento, que han evitado convocar manifestaciones multitudinarias como en el pasado reciente.
En ese escenario de álgebra parlamentaria los cuatro consellers que se encuentran con Puigdemont en Bruselas barajan la posibilidad de dejar sus escaños para que automáticamente lo ocupen otros miembros de JxCat y ERC que puedan participar de la votación, y que sumando los votos de la CUP, se consiga una investidura en primera vuelta por mayoría absoluta.
Pero claro, ¿a quién se inviste?, ¿Votará la CUP a Puigdemont si no marca el camino definido el 1-O? ¿qué pasara el día siguiente? ¿Qué va a hacer la CUP si se da el pistoletazo de salida a una legislatura autonomista que busque el utópico e imposible diálogo y la negociación con el Estado y Europa, como así acordaron antes del 21D JxCat y ERC?
En las próximas horas Roger Torrent se reunirá con los portavoces parlamentarios para tratar la sesión de investidura y quizá ahí las piezas empiecen a encajar, aunque aún no sepamos con certeza que puzzle saldrá de todo esto.
Frente al escenario represivo sin precedentes, donde se contabilizan medio gobierno catalán cesado en el exilio y la otra mitad en la cárcel. Sin olvidar que entre estos presos políticos y los exiliados hay miembros electos del Parlament escogidos democráticamente en las urnas el pasado 21-D, entre ellos el candidato más votado del bloque soberanista, Carles Puigdemont y el líder de ERC, Oriol Junqueras.
Por ello es necesario que los sindicatos, empezando por CCOO y UGT, las direcciones de los cuales mantienen una actitud criminal frente a la situación que se vive en Catalunya especialmente desde el 20 de septiembre del 2017, deben llamar a asambleas de base y democráticas en los centros de trabajo para preparar un plan de movilizaciones que ponga en el centro de la escena por esta pelea democrática y anti represiva a la clase trabajadora.
Las organizaciones independentistas, especialmente las mayoritarias, no pueden permanecer impasibles frente a la represión del 155 mientras sigue habiendo presos políticos. Del mismo modo que organizaciones como ANC y Òmnium, acosadas por la justicia y con sendos líderes en la cárcel, deben volver a poner todo su potencial para reactivar las movilizaciones, contra los presos políticos y también contra la represión que están sufriendo miembros de los CDS’s con decenas de citaciones judiciales o profesores de colegios.
Solo uniendo la pelea democrática a la lucha por los derechos sociales, contra la precariedad y el paro se conseguirá poner en pie las fuerzas sociales necesarias para hacer frente al Régimen del 78 en esta pelea por el derecho a decidir, pero también contra la escalada represiva del Estado, que hoy persigue y encarcela a políticos, pero que también ha mostrado la misma receta contra activistas y movimientos sociales.