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Red Internacional
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Chubut. César Antillanca calificó de “nefasta” la absolución de dos policías por el crimen de su hijo Julián

Dos policías que habían sido condenados en julio fueron absueltos hoy, mientras que se ratificó la condena a cadena perpetua a otros dos efectivos. Descontento de la familia de Julián. Crónica de una causa emblema en la lucha contra la impunidad.

Miércoles 25 de noviembre de 2015

Hoy a las diez de la mañana se llevó a cabo la audiencia de revisión de la sentencia del juicio por el cual se había condenado el 17 de julio pasado a cuatro policías por el asesinato de Julián Antillanca y absuelto a otro. En esta oportunidad los jueces Martín Montenovo, Rafael Luchelli y Nelly García, esta última ausente en la sala, decidieron en fallo dividido absolver a Claudia Córdoba, quien había sido condenada a cadena perpetua, y revocar la sentencia al excomisario Carlos Sandoval, quien había sido condenado por encubrimiento agravado. Ratificaron la condena a perpetua a Martín Solís y Jorge Abraham.

El tribunal acordó con Fabián Gabalachis y Gustavo Castro, defensores de los acusados, y Germán Kexel abogado querellante, no leer la sentencia completa, sino dar una explicación resumida de la misma. Durante aproximadamente media hora Martín Monetenovo fue el encargado de justificar las razones de la decisión. Comenzó descartando argumentos de la defensa en cuanto a los horarios en que se produjeron los hechos que derivaron en el asesinato de Julián, como así también el pedido de nulidad en cuanto a pruebas encontradas en el móvil policial 234. Luego de ello expresó que de lo expuesto en el juicio efectuado en junio y julio pasado no se desprende que Laura Córdoba haya sido partícipe necesaria en los hechos, a la vez que señaló que Carlos Sandoval ya había sido juzgado por encubrimiento agravado por el caso de los hermanos Aballay y que por ello no podía ser condenado dos veces por el mismo delito. En la audiencia no se hizo mención a la absolución de Pablo Morales en el anterior juicio, por lo que se desprende que la misma fue ratificada.

César Antillanca, padre de Julián, fue contundente sobre la decisión de los magistrados: “creo que el fallo es nefasto, que se vio el carácter ideológico de estos fallos absolutorios de hoy. El tribunal fue minucioso para absolver, pero no para revisar la absolución de Morales que tiene suficientes pruebas incriminatorias en el delito. Así que creo que hay una fuerte carga ideológica en estas absoluciones y tiene que ver más que nada con la protección de la corporación porque los policías que hoy fueron absueltos son los de mayor rango de los acusados”. Consultado si considera que el fallo fue un paso atrás señaló que: “Sí, totalmente. Creo que tenemos que analizarlo con profundidad porque el grado de seriedad con que se afrontó la denuncia y la acusación no merece ser tomada de esta manera. Creo que incluso se puede tomar como irresponsable este fallo. Así que yo creo que mi balance es completamente negativo y no solamente lo veo yo, sino que se ve con claridad que hay una actitud del fallo corporativo que lamentablemente vuelve a dañar lo que nosotros creemos que son las mínimas garantías que pretendemos, que son el derecho a la vida y la libertad”.

Tanto la defensa como la querella tienen diez días hábiles a partir de mañana para recurrir el fallo. A partir de allí será el Superior Tribunal de Justicia el que decidirá también en audiencia pública sobre el particular. César Antillanca manifestó que de no haber sido por la lucha de la comunidad no se habría llegado a una condena en el caso: “Creo que acá no es una cuestión de presión social sino que es la claridad con que el pueblo revisó los hechos y así los denunció”.

Crónica de una causa emblema de la lucha contra la impunidad

El domingo 5 de octubre de 2010, alrededor de las siete de la mañana en la calle Patagonia del barrio UPCN, se encontró sin vida el cuerpo del joven Julián Antillanca. Esa noche había salido a bailar con amigos del barrio donde él vivía: Etchepare. Las primeras versiones de los hechos difundidas por los medios de comunicación local señalaban un posible coma alcohólico como la causa de su muerte. La familia no creyó en esta versión y desde entonces inició una infatigable lucha por el esclarecimiento de su muerte. Efectivos de la Comisaría Cuarta de Trelew fueron los primeros apuntados por la responsabilidad de su asesinato. Desde entonces se convirtió en un caso insignia de la lucha contra la violencia policial.

Julián vivía con su madre, Sandra y Ayelén, la hermana. Sus padres se habían separado, y César, su papá, vivía en Comodoro Rivadavia. Ese fin de semana Ayelén había viajado a la ciudad petrolera a pasar unos días con su padre porque había sufrido un accidente. Cuando recibió ambos la noticia viajaron inmediatamente a Trelew.

La primera autopsia realizada en Trelew dio como resultado que el joven no había fallecido producto de golpes recibidos, sino por otra causa. La primera hipótesis fue una descompensación a cardíaca. La familia no conforme con esta respuesta inició acciones para una nueva autopsia, esta vez en Puerto Madryn. Los resultados fueron contundentes: Julián murió producto de múltiples golpes, es decir asesinado.

Familiares, amigos, vecinos del barrio y cientos de miembros de la comunidad trelewense y alrededores iniciaron una serie de contundentes y multitudinarias movilizaciones por las calles de la ciudad. César se puso a la cabeza de la investigación junto a la fiscal Mirta del Valle Moreno.

Con el paso de los días se supo que esa misma noche que asesinaron a Antillanca se produjo una violenta golpiza por parte policía que se encontraba en la zona de los boliches Ku y Místico. Los hermanos Aballay fueron las víctimas. Sufrieron heridas de consideración. Una cámara del shopping que se encuentra del otro lado de la ruta de los boliches captó con claridad los hechos. Esta situación despertó obviamente la desconfianza de la familia de Julián y de la fiscal y la investigación giró decididamente hacia la responsabilidad policial.

Con el paso de las semanas aparecieron testigos clave en la causa. Jorgelina Domínguez, denunció que vio cómo se arrojaba el cuerpo de Julián desde un móvil policial. Detalló que dos policías bajaron del auto, abrieron la puerta del asiento trasero, tomaron el cuerpo del joven y lo tiraron sobre el asfalto de la calle Patagonia. Jorgelina se encontraba escondida a escasos metros detrás de un árbol junto a su amiga Gabriela Bidera, hija de un comisario de la zona, que luego negó haber estado en ese lugar. La joven Daiana Monsalvez se acercó a la familia de Julián a contarles que ella vio que varios policías lo golpearon a la salida del boliche en la rotonda 5 de Octubre.

La causa se nacionalizó. Organizaciones políticas, estudiantiles, sociales y de derechos humanos de la zona primero, y del resto del país luego, se sumaron. Comenzaron a conocerse muchos más casos de violencia policial en la provincia. César Antillanca se convirtió en un referente de la lucha contra la impunidad. A comienzos de 2012 un joven de 16 años fue golpeado y violado por policías de la Comisaría Segunda de Trelew. El caso fue cubierto por los principales medios del país. Otra vez la policía de Trelew involucrada en un caso atroz.

El lunes 6 de febrero de 2012 en las exinstalaciones de la Escuela de Arte N 805 se inicia el juicio. En realidad se unieron las causas Antillanca y Aballay. El tribunal de enjuiciamiento será integrado por los doctores Alejandro Defranco, Ivana González y Ana Laura Servent. El lunes 19 de marzo el tribunal decide condenar a cinco de los ocho acusados por la golpiza a los hermanos Aballay y absolver a todos los imputados en el asesinato de Julián. El caso quedó momentáneamente impune.

La familia de Julián, sus amigos y las organizaciones que acompañaron la lucha para condenar a los culpables no dieron por agotada la causa. El primero de julio de 2013 el Superior Tribunal de Justicia da por nula la sentencia y ordena la realización de un nuevo juicio.

El primero de junio del presente año comienza el juicio. En el banquillo de los acusados, con pedido de condena a cadena perpetua se encuentran los policías Jorge Abraham, Martín Solís, Laura Córdoba y Pablo Morales. Por encubrimiento agravado se acusa al excomisario Carlos Sandoval y a la testigo Gabriela Bidera. El tribunal integrado por los jueces Darío Arguiano, Marcelo Nieto Di Biase y Adrián Barrios decide la suspensión de juicio a prueba a Bidera, por lo que deberá realizar trabajo comunitario.

El lunes 6 de julio el tribunal en fallo unánime decide condenar a todos los acusados y absolver a Morales. El viernes 17 de julio se confirma la prisión perpetua para los tres condenados. En fallo dividido se condena a Sandoval por encubrimiento agravado. Los familiares y organizaciones toman la sentencia como un triunfo de la lucha. La defensa de los condenados a cargo de Fabián Gabalachis y Gustavo Castro adelanta que apelará el caso. El jueves 5 de noviembre se realiza la audiencia por pedido de impugnación de la sentencia.