No es la primera vez en estos últimos 10 años que los capitalistas chilenos han iniciado fugas sistemáticas de capitales, ya lo hicieron el 2011 cuando les estudiantes dieron el primer paso para denunciar el legado de la dictadura en la educación, cuando fugaron cerca de 53 mil millones de dólares, superando sólo por un poco los 50 mil millones de dólares que hoy se están llevando fuera del país.
Lunes 1ro de noviembre de 2021
Las cifras fueron entregadas por el mismo presidente del Banco Central, Mario Marcel, en reunión con la comisión de constitución del Senado, donde exhibió la tremenda fuga de capitales que hoy se comete en el país por los grandes empresarios. “Las salidas de capitales han aumentado significativamente desde el comienzo de la crisis del Covid, pero especialmente desde comienzos de este año. Ese aumento se concentra especialmente en empresas y hogares”, fue lo que señalo Marcel.
En la reunión, Marcel expuso los retiros de capitales de los últimos 24 meses (hasta agosto), que alcanzan los 50 mil millones de dólares, cifra que alcanza el 10% de todo lo producido por el país en los mismo dos años, monto sólo superado por el otro gran chantaje de retiros de capitales del año 2011 en medio de las movilizaciones por educación gratuita, cuando los capitalistas del país fugaron 53 mil millones de dólares.
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En la presentación Marcel apuntó si, a una diferencia importante entre el 2011 y el 2021, en que mientras el peso de las expatriaciones de capitales principalmente fue de parte de las AFPs, ahora corresponde principalmente a empresas y "hogares", este ultimo sector, una generalización de hogares inversionistas que manejan flujos de capitales, claramente familias lejos de la realidad de familias obreras y populares, y siquiera de las capas medias.
A todo lo anterior debemos sumarle los repartos de utilidades de las grandes empresas que este año llegan a casi el 100%, en un monto que supera los US$12 mil millones, lo que duplica la cantidad repartida el año pasado, donde de ycabe esperar que estos montos también sean parte del dinero que hoy envían fuera del país.
Entre algunos de estos, los grandes grupos económicos del país, como Minera Valparaíso, de los Matte que habrá repartido US$761 millones; Quiñenco, de los Luksic, que repartirá US$503 millones, AntarChile, de los Angelini, US$540 millones, solo por nombrar algunos casos.
La riqueza que generan los trabajadores, debe quedarse en las manos de los mismos trabajadores y no en las cuentas de los grandes empresarios en el extranjero, es por eso que contra el chantaje empresarial de la fuga de capitales, hay que oponer la demanda de la subida del salario mínimo a $600 mil pesos, que debe ir acompañada de medidas como su reajuste en base al IPC; control de precios, mediante comités de trabajadores y consumidores, que permita combatir a los monopolios y su constante política de colusión; el fin del Multirut; o la apertura de los libros de contabilidad, para saber realmente la composición de esas empresas y para terminar con el enorme fraude que hacen, entre otras. Son los sindicatos y comités de trabajadores los que podrían permitir saber a ciencia cierta cuántos recursos tiene estas grandes empresas. Como señalan los recientes ganadores del Nobel de economía, el aumento del sueldo mínimo está lejos de tener un efecto negativo sobre el empleo, como dicen los economistas neoliberales.
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