Entrevistamos al músico, poeta, pintor y escritor Mauricio Castillo (Chinoy) en su paso por la Argentina con motivo de su última gira.
Joe Zapata @JoeAndreZB
Jueves 29 de septiembre de 2016
Una tarde de fiesta chilena en Av. de Mayo en el centro de Buenos Aires con decenas de puestitos de comida, imágenes que recrean la identidad trasandina y pequeños recuerdos a la venta para los residentes chilenos nostálgicos del territorio que los vio nacer, son el escenario que marcan el preludio de nuestro encuentro con Mauricio Castillo(Chinoy). Plaza de Mayo nos acoge con un escenario donde la música oriunda de Chile se hace presente y en donde el mismo Chinoy acaba de tocar y cantar.
En un rincón de Plaza de Mayo, en una parte del disperso césped alumbran los escasos rayos del sol, que veníamos buscando para apaciguar la ventisca rebosante que se nos presenta. Montamos un espontáneo acampe listos para adentrarnos en una charla con Chinoy con quien pareciera que nos conocemos de toda la vida, su sencillez impacta, la sinceridad es plena y el compañerismo punk todavía es bandera de su corazón, su estética lo delata, los cierres como parches en el pantalón son símbolo de su pasado que mantiene vigente.
Con tres conciertos realizados en Buenos Aires, en Palermo, Plaza de Mayo, Quilmes y una semana restante de gira por el Gran Buenos Aires y Capital.
Chinoy, cantautor de la nueva canción chilena que con voz electrizante propicia el desorden de los sentidos y acelera los ritmos cardíacos en quienes lo han podido escuchar, nos abre la puerta de su imaginario por medio de un largo e inmenso recorrido.
¿Qué se siente llegar de nuevo al Argentina, que ha cambiado con las otras ocasiones en las que has podido venir?
Yo creo que ha cambiado el tiempo, he crecido como persona, en edad y en experiencia. Venir a la Argentina es seguir en Latinoamérica, de hecho no siento que esté en otro país extraño, porque uno crece con esta familiaridad, esta idiosincrasia que es transparente e indomable muy característico de estos lugares. Por eso me siento como si estuviera en mi ciudad, en mi provincia de Chile, pese a que, mi ciudad últimamente ha sido el viaje y no haya tenido mucha pausa.
He tenido que hacer una especie de ambientación de la localidad en donde me ha tocado estar, teniendo que volver hacer una y otra vez mi casa en cada lugar que llego y felizmente lo he conseguido. Hace poco estuve en Quilmes y fue fascinante darme cuenta que pudo haber sido ese mi barrio.
Ver a Latinoamérica con sus edificios, sus bancos, sus paredes en ruinas, a su gente que representa una amistad con algo que abunda entre nosotros los que habitamos este planeta. Y yo siendo una especie de pasajero sintiendo algo que pervive y que no tiene fronteras. Por eso no podría hacer tales distinciones; hoy por hoy que me he enfrentado a la realidad de los viajes me he dado cuenta que en verdad no hay grandes diferencias, y que uno se queda digamos con la fraternidad que se brinda a cada momento.
Hace poco estuviste de gira por Europa llevando tu música, ¿con qué diferencias te topaste con respecto a Latinoamérica?
Está la distinción, en Alemania por ejemplo hablar alemán es una cosa muy difícil, la simple acción de comprar un pan en cualquier esquina es complejo. En Latinoamérica es mucho más suave el trato aun cuando puedes encontrarte con alguna persona que está pasando por un mal momento, en el cual probablemente no le tocó una buena fortuna. No sé, es una cosa media caótica, no veo una gran diferencia entre todos nosotros, yo creo que en la posibilidad de entender al otro, está la única salida.
Mencionaste que últimamente tu ciudad actual está reflejado en los viajes que has estado haciendo por la seguidilla de giras, de hecho en tu reciente concierto en Palermo nos habías comentado que venias estando un poco cansado. ¿Cómo vienen siendo tus días, con las giras, los conciertos, todo lo que hoy es parte de Chinoy?
No lo sé muy bien, no estoy muy al tanto de mí mismo porque me toca días distintos como a todas las personas. Como que me agarro de esa hebra que Heráclito bien definió en la frase: nadie se baña dos veces en el mismo río, porque el río ha cambiado y uno también. Yo creo que hay una fuerza latente en esa sentencia llena de sabiduría que a la vez es una escalera a la lucidez. Así que estoy muy agradecido por lo que me ha estado pasando últimamente, aunque a veces si estoy cansado, porque de pronto un viaje en avión a otra ciudad, o de un país a otro, te cansa un poco, y uno no llega a seguir el ritmo.
Chinoy nos relata sus momentos actuales mientras su mirada se dirige a dos niños que revolotean una botella jugando al fútbol o por lo menos intentándolo, y declama:
Esos niños con el solo hecho de jugar es lo que me hace tener la idea de lo que es la felicidad y es la que muchas veces no se representa como tal, pequeña felicidad, pequeña alegría.
A la par de la música, también te has insertado en el mundo de la pintura, de hecho hay una exposición de tus cuadros así como también estaba anunciado un libro tuyo que estaba por salir.
Si, ahora va salir en la feria de libro de Santiago de Chile. También tengo una exposición mía que está dando vuelta itinerante estando en varios lugares como Concepción, Santiago y en varias poblaciones como Recoleta, Bellavista, ahora está en Toesca que es una zona un poco más al centro y pronto irá a mi ciudad San Antonio, luego a Quilicura y finalmente a Curicó. Va seguir así itinerante. Son 21 cuadros los que expongo, hace poco se vendió uno, y espero poder sumar más, y tener la suerte que me toque pintar nuevos; así que nada, tocando, viendo cuando se graba y contento de estar trabajando en lo que me gusta y viendo lo que me toca hacer aquí.
En ese sentido la literatura y la pintura son para ti otras formas de expresarte o es parte de un conjunto junto a la música que es lo que vienes haciendo más seguido.
Son distintas, cuando pinto o cuando escribo, pero forman parte de un mismo personaje que quizá sea lo mismo. No sé, es muy difícil saberlo, porque son expresiones muy desde el inconsciente y sujetas a un estado de ánimo que pertenecen más a una lectura, que a un proceso de composición. Porque yo la composición la agrego al final y la lectura es constante, por ejemplo cuando se le cae una mancha al cuadro, para mí eso es una expresión del estado en que te pone la pintura, un estado como sutil en el cual de pronto te das cuenta que lo que era un error del pincel o una inexactitud se transforma en la pincelada central, o en lo que comúnmente se denominaría como la maestría. Así el error que pareciera una tontería se convierte en parte esencial del cuadro, pero bueno es lo que hace el arte, te hace perder la importancia, te hace ver por dónde se encamina el devenir, sin pensar, sin pretensiones. Es lo bonito del arte, que te pone en un lugar de recogimiento, de observación y finalmente si lo haces durante mucho tiempo en un lugar de descanso pero a la vez también de trabajo, y eso es muy loco.
En una entrevista, mencionaste que te gusta el gran poeta francés Arthur Rimbaud, de hecho Rimbaud en la época de su juventud y la tuya en algún punto se trastocan… ¿Qué significó Rimbaud para ti, y cómo te influenció en lo que ahora eres y en lo que vienes haciendo?
Yo conocí a Rimbaud como a los 15 años, por un amigo que era un compañero de curso, de banco, quien me acerco a la poesía, no solamente a Rimbaud sino también a otros poetas, a la poesía en sí. Este amigo un día me invitó a tomar una cerveza a su casa porque a él le permitían tomar cerveza por ese tiempo. Pero el día que tenía que ir se produjo un apagón en la ciudad y mi madre no me quería dejar ir, más aún a mis 15 años era complicado, porque encima el barrio donde vivía mi amigo era un poco peligroso. Al final mi madre habló por teléfono con la mamá de mi compañero y me dejó ir. Entonces fui allá y mi amigo me estaba esperando con una vela y un libro de Rimbaud, que finalmente leímos en la oscuridad y así se convirtió en una influencia y un artista que se llevo mi gran admiración. Fue hasta el año antepasado que fui a la casa de Rimbaud en Charleville.
Así fue que conocí su obra. Rimbaud era un genio, una cosa inexplicable, una inteligencia inconmensurable, él hizo mucho en lo poético, aunque tal vez no lo hubiese hecho, pero fue él quien finalmente hizo el mejor trabajo de todos los poetas de su tiempo y diseñó el futuro de la poesía. Baudelaire no lo pudo hacer, hizo la prosa poética, hizo “El Spleen de París”, también un montón de crónicas, pero no logró la sutileza y la belleza de la poesía de Rimbaud. Así que nada, siempre vamos a estar agradecidos de Rimbaud y no soy el único que lo dice (risas) hay miles de poetas en la tierra y muchos lectores de poesía que lo valoran tanto como yo.
Hace poco tuve la suerte de conocer su tumba que hasta le tire un poco de cerveza, pero al final me di cuenta que fue una idiotez, porque apenas la arrojé me dio tortícolis, sentí como que le falté el respeto al maestro, de verdad estuve como tres días con tortícolis, espero ir otra vez a visitarlo, aunque suene a cursilería y sea un absurdo, me encantaría ir a verlo una vez más.
Rimbaud en su juventud, cuando se va de su ciudad a París, se choca con la desafortunada derrota de la histórica Comuna de París en la que obreros parisinos toman la ciudad, de hecho hay muchos poemas del autor sobre ese episodio que lo marcó durante toda su vida. En tu juventud trabajaste como jornalero de construcción y en una entrevista señalaste que por medio de esa experiencia pudiste observar que “los obreros son gente muy poderosa”.¿Qué representan los trabajadores para ti como clase? ¿Qué te refleja la clase obrera?
Yo soy de la clase trabajadora, son parte de mi familia, incluso están en los que me rodean, no sé si pueda decir mucho porque yo no fui un trabajador de tiempo completo, era más bien un distraído del trabajo. Pese a que también cargue mis toneladas de arena mientras trabajé como jornalero de construccion, lo mío siempre estuvo ligado más al arte, y ahí Rimbaud tiene una frase que refleja muy bien lo que pienso al decir que, la mano que empuña el arado es la misma que empuña la pluma y que la guerra de los hombres es tan fuerte como la guerra espiritual. Por lo cual mi rol se traduce en hacer que el arte esté al alcance de todos, entre los vecinos, en las poblaciones. Me cuesta decir que haya hecho canciones para la clase trabajadora representando sus derrotas y victorias o de esa especie de utopía que avanza porque existe el amor en la vida.
Imagina que todo lo que tenemos alrededor nuestro, todo ha sido construido por manos humildes. Nos queda soñar que estas ciudades construidas por esas manos sean disfrutadas logrando así, que la felicidad esté al alcance de los humildes y de los trabajadores del mundo, buscando la desaparición de los que se quedan con la fuerza humana y crean infelicidad y pobreza, no solamente en los estómagos sino también en el alma de los seres humanos. Como decía Rimbaud esperemos que llegue el momento en que se abran las ciudades y podamos verlas espléndidas.
Hay muchos trabajadores que son poetas, músicos o pintores que no son reconocidos, perdiéndose muchas veces en el camino del arte. ¿Qué crees que puede posibilitar el sueño de disfrutar y hasta de poder vivir del arte, siendo un referente de los artistas que se abrieron camino en este complejo y movedizo mundo? ¿Qué les dirías a quienes quieren transitar por este sendero?
Yo no creo que tenga la receta o que existe tal receta, por lo que he visto y conozco es que efectivamente todo lo que proyectamos, todas las sensaciones que tenemos de nosotros mismos, y en la posibilidad de recordar qué cosa uno es, podemos llegar a encontrar las oportunidades de poder concretar lo que nosotros queremos. Lo que yo siento es que en cada persona existe una gran sabiduría, hay emociones que podrían paralizar la mirada del otro; digámoslo así, todos tenemos reacciones de belleza y cuando logramos lo sublime del arte podemos encontrar esta belleza en cualquier lugar y momento, incluso en los animales. La belleza es una cosa que se tiende a elegir y es peleando, deambulando entre alambres que podemos acercarnos a la felicidad. Existe esa oportunidad, la oportunidad de todos los días de abrir los ojos y de ver la pieza iluminada.
¿Cambió con el transcurrir del tiempo la relación entre tú y el público, pensar que los lugares en los que comenzaste a tocar eran pequeños pero simbólicos bares o espacios de tu ciudad y ahora estás presente en grandes festivales y conciertos?
Son todas oportunidades que se han dado, no encuentro ninguna diferencia. Digamos que es una cosa que hago a diario y sé que por las mañanas me cuesta cantar, y que canto mejor si es que tengo la urgencia de cantar. Porque me gusta lo que hago y trato de hacerlo siempre lo mejor posible olvidándome un poco de mí y entregándome a las notas musicales y a sus movimientos. Es ahí donde me emociono y también me logro escuchar, porque de eso se trata, de estar en la posición del otro también. Soy el cantante pero también el público.
Las canciones vienen de un lugar tan conocido como desconocido, y en la que si yo doy dos pasos hacia adelante entró a tocar y cantar sobre el escenario, pero después rápidamente cierro la puerta y vuelvo hacer el mismo de siempre. Bajo la escalera transpirado pero secándome al mismo tiempo, que sería como la sabiduría del cuerpo en la que uno entiende que efectivamente se está bajando alguien que se fue y le toca ser otro. Así que para mí esto de tocar, ha sido un gran desafío y una felicidad que me costó un montón al momento de domar este oficio, no fue fácil digamos, nunca estuve conforme con lo que hacía así que tuve que hacer muchas cosas para sentirme contento con mi trabajo. Hasta que al final ocurrió y sentí que estaba listo, y salí hacerlo.
Ahora me toca seguir trabajando ver que canciones surgen que son las que al final te conmueven y te patean hacia adelante, cómo que te despiertan las canciones, como diciendo hoy tienes que cantarnos. Las canciones quieren que las cantemos ¿entiendes cachai?, eso es lo que me gusta a mí, que estemos todos en la misma canción.
Justificación de lo que dices son las más de 200 canciones que ya tienes. Yendo en ese mismo sentido, tenes previsto una próxima grabación o un próximo disco.
Hay un próximo disco y otro por hacerse, estamos buscando un buen sonido. El próximo disco será de rock bien pesado con canciones con una temática al estilo de este adolescente Rimbaud que vive el inconformismo, como también vive lo que él llama la claridad divina al encontrarse con la naturaleza, así que bueno haciendo un poco de todo y pensando en nuevas canciones.
Queda parte de la de gira por Buenos Aires.
Si, queda toda esta semana, estamos contentos de que todavía quede mucho, todos los días han sido largos y bonitos, la he pasado muy bien; así que estamos con el corazón rebosante y agradecidos. Muy contento de estar otra vez en la Argentina, de estar en Plaza de Mayo, de cantar, de ver algunos colegas, de estar con alguien que me gusta mucho a mi lado (refiriéndose a su compañera que la acompaña mientras nos da sus últimas palabras de esta entrevista), con amigos y felices siempre, con los pies en la tierra y en este planeta.
Chinoy sigue con su gira por Argentina y se presenta junto a Kaskivano:
28-09 Vuela El Pez Club de Arte / 21 horas
30-09 La Plata - Bar 17 y 71 / 21 horas
01-10 Palermo - POMO distrito de Arte / 20 horas