Tras unas negociaciones al filo de la navaja las formaciones de la izquierda neorreformista, a excepción de Adelante Andalucía, lograron un acuerdo político para acudir en una candidatura única a las elecciones en Andalucía. Los detalles del acuerdo pusieron el riesgo la integridad de Unidas Podemos y revelan la posibilidad de que Izquierda Unida gane la hegemonía dentro del espacio.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Martes 10 de mayo de 2022
Representantes de IU, Podemos y Más País Andalucía, junto a la vicepresidenta Yolanda Díaz, en la Feria de Sevilla. Twitter
La coalición neorreformista que debía ser el primer ejemplo del Frente Amplio de Yolanda Díaz a nivel nacional estuvo a punto de morir antes de nacer. Apenas antes de que se acabase el tiempo Izquierda Unida y el resto de las formaciones lograron un acuerdo con Podemos que trató de forzar la situación para colocar a su candidato a la Junta de Andalucía y lograr concesiones económicas y de representación. No obstante, a nivel jurídico llegaron tarde y hoy el acuerdo político entre -IU, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde no es una realidad jurídica. Podemos y Alianza Verde tendrán que presentar a sus candidatos como independientes en las listas de “Por Andalucía”, la coalición electoral que han suscrito a nivel político. Esto último tiene una serie de consecuencias importantes que pueden hacer saltar por los aires la confianza en Unidas Podemos.
Después de meses de reuniones telemáticas y presenciales, de mensajes de unidad y la búsqueda de la bendición de Yolanda Díaz, la futura candidata del Frente Amplio de la izquierda neorreformista, todo se resolvió el pasado viernes, en una ajetreada noche al borde del precipicio. A minutos de que se cerrase el plazo, Podemos se negaba a suscribir el acuerdo que otros cuatro partidos -, Izquierda Unida, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz-, habían propuesto para acudir juntos y trataba de imponer su candidato. Juan Antonio Delgado, guardia civil y diputado de Podemos en el Congreso, debía ser el candidato a la Junta de Andalucía según la dirección de Podemos, incluso Pablo Iglesias salió en los medios afirmando que era el candidato ideal para Andalucía debido a su profesión. No está muy claro a qué se refería con esto último el exdirigente de Podemos, si a que ve a Andalucía como una fábrica de maderos o a que necesite orden viendo como le pareció bien la brutal represión policial de su gobierno a los obreros gaditanos.
En cualquier caso, los partidos que ya formaban “Por Andalucía” se negaron y alegaron que debía ser una mujer la candidata y finalmente habían consensuado a Inmaculada Nieto, militante de IU y actual portavoz de Unidas Podemos en el Parlamento Andaluz tras la expulsión de Anticapitalistas. Nieto fue quien llevó a cabo la operación que terminó declarando a Teresa Rodríguez y sus diputados como tránsfugas y quien ha dirigido junto con Toni Valero, coordinador de IU- Andalucía la guerra burocrática entre ambos grupos en el territorio. Finalmente Podemos cedió, pensando que se llevaban aun así un jugoso acuerdo que ha generado malestares entre el resto de los miembros de la coalición y que en realidad IU no tiene que cumplir. Algunos han calificado el enfrentamiento con la metáfora de una partida de póker muy torpe por parte de la dirección de Podemos que ha perdido la dirección del espacio.
Para analizar esto veamos primero como Izquierda Unida y Podemos se han repartido los recursos y cargos de los que dispondrá la coalición durante y tras las elecciones.
El reparto de dinero y cargos: una muestra de cómo ve Podemos el panorama político
Podemos será cabeza de cartel en Cádiz, Granada, Córdoba y Huelva (provincias con más posibilidades de obtener escaño); por su parte IU encabezará Málaga, Jaén y Almería. En Sevilla será Más País quien lidere las listas, seguidos de un diputado de Podemos. Izquierda Unida tendrá la portavocía del grupo parlamentario y Podemos la portavocía adjunta y la secretaría del grupo. Además, los principales actos de la actividad parlamentaria como el debate del Estado de la comunidad o el debate de los Presupuestos serán repartidos entre dirigentes de Podemos e Izquierda Unida, así como las presidenciales de posibles comisiones, dando prioridad a Podemos en estas.
En los órganos de extracción parlamentaria el reparto es el siguiente: Podemos en la Mesa del Parlamento y el Senado. IU en el Consejo Audiovisual y en la Cámara de Cuentas.
En cuanto a la financiación, los recursos parlamentarios y extraparlamentarios se dividirían, según el papel del acuerdo, en un 60-40 entre Podemos e IU, de forma favorable a los morados. También se dividirá de esta forma la contratación del equipo técnico y de asesores. Los gastos de campaña y la subvención electoral se dividirán al 50% entre ambas formaciones.
Es visible que Podemos solo contemplaba negociar de igual a igual con Izquierda Unida y ha dejado de lado al resto de actores políticos por irrelevantes, lo cual ha generado un malestar entre el resto de los partidos. En primer lugar, porque este acuerdo se hizo entre las dos formaciones sin consultar al resto y, en segundo lugar, porque no aparece en el registro judicial, sino que deben ver cómo lo cumplen ahora sin infringir la ley. Se trata de un acuerdo basado en la confianza, por tanto, en puro humo viendo la tradición de puñaladas por la espalda y maniobras burocráticas que comparten los principales actores del espacio.
Aunque en el papel Podemos pareciera ser el actor hegemónico de la coalición, a pesar de no haber llegado a tiempo al proceso administrativo, la realidad es otra muy distinta. Para empezar porque una parte importante del acuerdo no va a darse, en especial en referencia a lo económico ya que los partidos que sí forman parte jurídicamente de la coalición han afirmado que es imposible dar ese dinero sin tener problemas con el Tribunal de Cuentas. Por lo que Podemos puede ir diciendo adiós a una gran cantidad de recursos que previsiblemente hegemonizará Izquierda Unida, como ya hacían desde la expulsión de Anticapitalistas.
Por otro lado, los partidos más pequeños de la coalición han expresado que no están de acuerdo con el reparto de cargos parlamentarios y ellos tienen presencia en la dirección jurídica de la coalición a diferencia de Podemos, por lo que otra cuestión que IU no tiene obligación de cumplir. Los diputados de Podemos en su calidad de independientes dentro de las listas tendrán una posición precaria en su actividad parlamentaria y están sujetos a lo que se establezca en el reglamento interno de la coalición.
A esta falta de recursos, hay que sumarle que actualmente Podemos carece de representación institucional o de estructura en Andalucía. Los diputados actuales de Unidas Podemos son de IU (6) tras la expulsión de los 11 de Anticapitalistas. No ostentan ninguna alcaldía relevante frente a las 64 de Izquierda Unida que también tiene 1.000 concejales. Sin conexiones con las centrales sindicales ni unas juventudes y con la práctica disolución de los círculos hace años, la situación de Podemos Andalucía es más virtual que real. Situación que se repite en otros puntos del Estado y que relevan la decadencia del partido fundado por Pablo Iglesias.
Esta patente debilidad ha llevado a este último a realizar unas polémicas declaraciones en la SER donde ha acusado a Yolanda Díaz y a Izquierda Unida de imponer a su candidata en los despachos forzando la mano de Podemos. Tratando de arroparse el manto democrático por haber realizado unas primarias con un único candidato, Iglesias ha admitido que Podemos ocupa actualmente una posición subalterna en Unidas Podemos debido a la fuerza de Izquierda Unida que está respaldada por Yolanda Díaz. El fundador de la formación morada aprovechó para recordar que fue precisamente un primer acuerdo con Izquierda Unida lo que provocó la escisión errejonista en su partido, y habló de que Podemos se sentía traicionado por sus aliados y excompañeros que se habrían unido en una pinza en contra de la formación morada.
Las declaraciones de Iglesias fueron un dardo a Díaz que ya se ha desvinculado del proceso en Andalucía a pesar de que fue visible su papel para que se lograse la unidad entre los partidos. La vicepresidenta del gobierno y ministra de Trabajo ya ha anunciado que “Por Andalucía” no tiene nada que ver con su proceso de Frente Amplio que comenzará tras las elecciones andaluzas.
Además, desde Podemos ha habido una serie de acusaciones que señalaban a Izquierda Unida como responsables del fallo administrativo que les ha dejado fuera del registro judicial y por tanto ha precipitado la situación. Las tensiones relevan lo cerca que ha estado de romperse a nivel estatal Unidas Podemos y cómo existe un conflicto real entre Yolanda Díaz y la dirección de Podemos sobre como dirigir y quien va a dirigir el espacio.
Actualmente todavía es posible que la coalición dinamite antes de las elecciones, dependiendo de cómo solucionen las listas electorales. Aunque representantes de los seis partidos han salido a decir que el acuerdo político prevalecerá y la confianza es pegamento suficiente, la realidad es que Podemos sí ha hecho maniobras jurídicas para guardarse el plan B de acudir en solitario por si acaso. Nunca se sabe y menos en este torpe juego de sillas, donde nadie quiere soltar la suya, pero donde todos van armados por si la música se para repentinamente.
Un adelanto de lo que viene
El frente amplio andaluz es un adelanto de lo que veremos a escala estatal en el período que se abre: nuevas crisis, rupturas y realineamientos en el espacio del neorreformismo ante el naufragio del matrimonio Podemos Izquierda Unida, cuyo mayor logro ha sido meter un puñado de ministros en el Gobierno imperialista español liderado por el PSOE.
Sea cual sea la deriva que veremos en las próximas semanas y meses, ninguno de los actores en pugna representa un proyecto político que pueda dar una salida integra y efectiva a los padecimientos de la clase trabajadora, las mujeres, la juventud y el pueblo pobre. Construir desde abajo una izquierda revolucionaria que ponga en el centro la lucha de clases es la tarea del momento para quienes reivindicamos una perspectiva anticapitalista y socialista.
Roberto Bordón
Andalucía