En su exposición de este jueves en el foro empresario, el jefe de Gabinete Marcos Peña anunció que “no hay que pensar una reforma, sino en una agenda de reformas”.
Diego Iung @IungDiego
Viernes 13 de octubre de 2017 11:47
La exposición del jefe de Gabinete del Gobierno nacional tuvo la forma de una entrevista realizada por Carlos Pagni ante los más de 900 ejecutivos de grandes empresas que allí se encontraban. En ella encararon diversos temas: desde las próximas elecciones hasta las futuras reformas que se propone encarar el Gobierno luego de las mismas.
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En su exposición no ahorró frases dignas de una antología (antiobrera), como por ejemplo cuando afirmó “el autoboicot que tienen los argentinos, ese enamoramiento del fracaso”.
Parece que para Peña los “fracasos argentinos” son una suerte de problema psicológico de la sociedad argentina, donde no habría responsables de esta situación, sino que es “una patología nuestra”. Curioso análisis hace el funcionario, que pasa por alto el papel concreto de una clase empresaria que fuga cada año miles de millones de dólares al exterior, o cuya deuda fuera estatizada por el Estado, endeudando por décadas al país, con un enorme costo para el conjunto de los sectores populares. Para el jefe de Gabinete pareciera que tampoco hay responsabilidad de los distintos Gobiernos en sostener enormes niveles de pobreza estructural para millones por más años de bonanza económica (para unos pocos empresarios) que haya habido.
Otra de las afirmaciones curiosas de Peña fue cuando criticó “la obsesión por analizar la coyuntura en función del pasado”. La frase resulta de mínima contradictoria en boca del jefe de ministros de un Gobierno que se valió de la "pesada herencia" para justificar cada política de ajuste implementada en detrimento de las condiciones de vida de las mayorías obreras y populares.
En el evento empresarial se vivió un día de optimismo empresario, como se vió en las expresiones del presidente de la UIA, Miguel Acevedo, más allá de algunas críticas al kirchnerismo en sintonía electoral, el eje estuvo puesto en lo que se viene.
Peña fue tajante: “No hay que pensar en una reforma, sino en una agenda de reformas”. Y continuó: “Valoramos al empresariado como actor central de nuestro desarrollo económico. Nosotros queremos generar bienestar a través del empleo privado de calidad, y necesitamos para eso empresarios que se sientan reconocidos y apoyados por el Estado”. Se explica entonces que trascendiera que la definición más utilizada ayer por los dueños del país durante la jornada fuera “optimismo”.
Por la tarde se conocieron las cifras de inflación del mes pasado que llegaron a 1,9 %. Las condiciones de vida de la clase trabajadora se siguen deteriorando, y el ajuste se profundizará pasadas las elecciones de octubre. El Gobierno y sus amigos empresarios, con el aval de la burocracia sindical, preparan una reforma laboral que implicará un nuevo ataque a los trabajadores.
“Los trabajadores deben tomar en sus manos la lucha contra la reforma laboral” afirmaba hace unos días Nicolás del Caño, candidato a diputado nacional del Frente de Izquierda. Sin dudas es la tarea del momento.