La inflación ha sido el motor de una huelga en la que los trabajadores exigen una subida salarial acorde con el aumento de los precios.
Miércoles 6 de julio de 2022
Miles de trabajadores de las nacionalizadas industrias petrolera y gasísticas del país bajo la compañía ‘Equinor’ están llamados desde el pasado martes a la huelga para exigir la subida salarial que compense el aumento de la inflación. Su paro provocará la reducción de la distribución en unos 300 000 barriles, lo que supone el 13% de la producción total de crudo noruego.
Las consecuencias de la huelga son impredecibles porque se puede producir un efecto dominó en el resto de las industrias del país, dependientes del combustible fósil. Un gran ejemplo de cómo los trabajadores tienen la fuerza para paralizar un país entero. El Ministerio de Trabajo noruego ya ha amenazado con “intervenir” en el conflicto para detener la huelga, vulnerando así el derecho a la protesta de los trabajadores, “si se producen circunstancias excepcionales”.
El paro se produce tras una negociación en junio entre sindicatos y patronal, que se cerró en falso con un incumplimiento de las promesas de la empresa. También se produce en mitad de una subida histórica del precio de los combustibles, con un suministro de gas natural muy mermado tras la disminución de importación desde Rusia.
Petroleros de Noruega inician huelga por salario en una posición estratégica
Noruega bombardea más de 4 millones de barriles de petróleo equivalente (incluido gas) al día. La mitad en forma de crudo y la otra mitad de gas natural. Esto le hace un importante proveedor de combustible a Europa, que ya se ve con una crisis de suministro de combustibles en alza por la disminución de disponibilidad de crudo y el aumento de los precios.
La inflación y la subida en el precio de los hidrocarburos está llevando, además, a numerosos conflictos en toda Europa, como es el caso de la huelga general en Bélgica, o la huelga de transporte de Reino Unido, la mayor en las últimas décadas. En el Estado español también, los y las trabajadoras de Ryanair y Easyjet llevan casi dos semanas de lucha por la mejora de sus condiciones laborales. Algo que podría mostrar un cambio de tendencia en la subjetividad de la clase trabajadora europea, particularmente afectada por las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania.
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Con una inflación del 8,9% en Europa (que es mayor en países del Mediterráneo) se están produciendo huelgas en varios sectores clave de la economía y en algunos otros de precarios. El agotamiento de combustibles baratos debido a su extracción desmedida las últimas décadas es otro ingrediente que, además de suponer un enorme problema climático, tendrá severas consecuencias económicas en forma de escasez de otros materiales y productos.
Pero frente a esta situación, la clase trabajadora se levanta y lucha. La huelga de petroleros en Noruega expresa este descontento y esta falta de resignación ante la barbarie de los capitalistas, pero también la potencialidad de la clase trabajadora, con capacidad suficiente para paralizar la actividad económica del país. Estos trabajadores deben ser un ejemplo para que la lucha se mantenga y se extienda al resto de trabajadores de los sectores clave de la clase trabajadora europea.