¿Es la pluma un falo simbólico? se preguntaban las autoras de “La loca en el desván” en su exhaustivo análisis de las grandes escritoras en lengua inglesa que transitaron del siglo XVII al XX.
Eduardo Nabal @eduardonabal
Martes 23 de octubre de 2018
El libro de la mítica escritora de ciencia ficción Joanna Russ, “Como acabar con la escritura de las mujeres”, con algunos ejemplos en común, va más lejos cuestionando todo tipo de etiquetas que se han utilizado para domesticar a las grandes autoras de la novela clásica inglesa, desde Brönte a Woolf, sin olvidar a las que, como ella, se adelantaron y se adentraron en la ciencia ficción con libros como “El hombre hembra”.
El ensayo de Russ divide en diferentes partes este tipo de categorías en las que se ha incluido a la novela o la poesía escrita por mujeres, desde la infravalorización a la censura simbólica, pasando por la idealización o el aislamiento. Un gran libro escrito por una mujer era un problema para el “canon” masculinista, como rezan las etiquetas de la contraportada del sencillo, valiente y ameno “Como acabar con la escritura de las mujeres”. Muchas de ellas demostraron gran arrojo sin tener el mismo acceso a la cultura que los varones en su época, otras fueron tachadas de oscuras o “demasiado masculinas”.
Russ va desgranado todos esos tópicos apoyándose en libros importantes como “Una habitación propia” de Woolf (que ya reflexionó sobre las mujeres de su época y su espacio en la literatura con mayúscula), hasta las primeras audacias de gente como Emily Brönte y sus hermanas que desde el interior de una escuela parroquial tenían más conocimiento de la especie humana que muchos laureados y más reconocidos autores varones.
También desfilan ejemplos de la literatura estadounidense más aventajada como “Sangre Sabia” de Flanery O´Connor o ejemplos de la también infravalorada literatura “negra” o racializada, poniendo el ejemplo del ostracismo parcial al que fueron sometidos autores como James Baldwin o autoras de diferentes procedencias.
Un ensayo de lectura fácil pero lleno de inteligencia y enorme poder reconstructivo de nuestros tópicos sobre la literatura y el género, así como una historia del masculinismo que también ha planeado de forma insidiosa sobre las primeras grandes obras escritas, en ocasiones con seudónimo masculino, por mujeres.
Eduardo Nabal
Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.