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Red Internacional
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Luchas sociales. ¿Cómo enfrentar al gobierno y sus políticas?

Reforma de la Seguridad Social, ollas populares, crisis hídrica, salarios y jubilaciones de miseria … ¿de dónde vendrá la solución a estos problemas? ¿Juntas y juntos podremos hacer la fuerza necesaria para imponer nuestros reclamos?

Jueves 24 de agosto de 2023

Foto: Martha Passeggi

Foto: Martha Passeggi

Reforma de la Seguridad Social, ollas populares, crisis hídrica, salarios y jubilaciones de miseria, persecución antisindical, prepotencia patronal, feminicidios, derechos de los pueblos originarios postergados, extractivismo, vaciamiento de la educación y la salud, juventud pobre sin futuro… estos problemas no son nuevos, no fueron creados por este gobierno de coalición de derecha multicolor, aunque en varios casos se han agudizado por la falta de políticas, el recorte de los presupuestos estatales o directamente la complicidad y la desidia.

Sin sorpresas, el gobierno de Lacalle Pou se ha caracterizado por su hostilidad a los intereses obreros y populares. Años de caída del salario real, ataques como la reforma jubilatoria o la LUC, ajuste fiscal en detrimento de la salud y la educación, desprecio total al sufrimiento popular a partir de la crisis del agua en la zona metropolitana de Montevideo.

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En estos años de gobierno de Lacalle Pou se ha retrocedido en derechos conquistados y, en la medida de las posibilidades, distintos sectores han salido a las calles, han tomado medidas de lucha y se han movilizado en respuesta a estos ataques. Pero lo hacemos por separado: por un lado las trabajadoras y trabajadores que defienden sus puestos de trabajo contra la prepotencia patronal. Por otro lado, quienes pelean por su derecho a una vejez digna y a no dejar la vida trabajando. Por otro lado, las mujeres organizadas contra la violencia machista y patriarcal. Por otro, los movimientos ambientales en defensa del agua y los bienes comunes naturales. Por otro, las comunidades originarias exigiendo el reconocimiento de sus derechos ancestrales.

Sin embargo, desde las direcciones sindicales y de los movimientos sociales deberían poder unificar estas fuerzas que luchan por separado, unificar los reclamos y hacer más fuerte nuestra pelea contra el gobierno y sus políticas. Y si esto no sucede desde las direcciones sindicales, entonces deberíamos imponerlo desde las bases.

No se puede esperar

No debemos permitir que se hagan especulaciones electorales con el sufrimiento de las mayorías trabajadoras y populares. El tiempo de luchar es ahora. Es falso que nos “inviten” a “votar mejor” en 2024, y que posterguemos la resolución de nuestros problemas para más adelante.

Acercándonos al año electoral, parece que las direcciones del PIT-CNT y demás movimientos sociales, se conforman con movilizar lo mínimo necesario. Con esta actitud, no hacen otra cosa que garantizar la paz social y hacer buena nota para ayudar a la estrategia electoral del Frente Amplio.

Pensar que el gobierno de Lacalle ya está en retirada y solo hay que esperar a las próximas elecciones, es de mínima un grosero error, que solo puede traer más desastres para las mayorías populares.

Sin embargo, el paro parcial del pasado martes 22 de agosto, junto con la votación de la Mesa Representativa del PIT-CNT sobre plebiscitar la existencia de las AFAP y mantener los 60 años como la edad de jubilación, junto con la exigencia de una jubilación digna, pueden ser los puntapiés para dar una lucha unificada, coordinando a todos los sectores que hoy se vienen manifestando - en especial a la lucha de los entes públicos contra los distintos intentos de privatización y vaciamiento de los servicios públicos.

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Por un frente de lucha

Una característica de estos años ha sido que las distintas luchas puntuales, como la lucha de la educación en los últimos años, el movimiento contra la LUC, o el movimiento contra la reforma de la seguridad social, han sido muy combativas pero no lograron trascender la fragmentación sectorial. Es justamente lo que necesitamos: nacionalizar las luchas, coordinarlas.

Una pequeña muestra de una confluencia entre diferentes sectores en lucha, es la que se dio últimamente entre el movimiento en defensa del agua y la lucha de las ollas populares, que concretaron recientemente una manifestación en común. Este es un ejemplo en pequeña escala, pero la idea es que todas las luchas podamos confluir en una, conformando una unidad, unificando nuestros reclamos y golpeando al gobierno donde más le duele.

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Para poder concretar esta unidad se necesita que todos los sectores lo tomemos seriamente en nuestras manos. Que se pueda discutir en asambleas en cada lugar de trabajo y estudio, en los barrios, en las asambleas, en las comunidades originarias, en las colectivas de mujeres organizadas. Y que desde las bases emerja un programa de reivindicaciones que reflejen lo más sentido de las necesidades populares, y que podamos imponerlo a las direcciones sindicales.

Un programa que incluya a todas y todos, hasta conquistar todos los reclamos. Por ejemplo, la lucha por la seguridad social, sin dudas es un gran catalizador que puede ayudar a organizar y movilizar a grandes mayorías, pero también puede ser tomado como un punto de inicio, popularización y solidaridad de otras luchas, que muchas veces quedan invisibilizadas y sin respuestas.

La lucha se da desde abajo

Los 15 años de experiencia de gobierno frenteamplista demuestran que se puede avanzar en una serie de aspectos, pero que, a nivel estructural, se mantiene lo esencial del modelo económico consolidado décadas anteriores.

Tal como fue la impronta de los progresismos posneoliberales en otros países de la región, mientras se hacían concesiones en la “agenda de derechos”, se mantenía el esquema económico basado en la exportación de materias primas, en el extractivismo y, por ende, en el enriquecimiento de un puñado de empresas nacionales y extranjeras.

Será tarea de la clase trabajadora organizada, del movimiento estudiantil, de las mujeres y disidencias organizadas, de los movimientos de lucha ambiental, entre otros, tejer lazos de solidaridad y hermandad en la lucha, pero que estos lazos enseguida se conviertan en fuertes espacios democráticos y de base donde se delibere, se vote y se organicen todos los sectores en lucha. Tenemos el desafío de construir espacios participativos y resolutivos.
Es hora de unificar nuestras demandas, y de no seguir esperando.