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Red Internacional
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Magisterio. Cómo organizarnos democráticamente contra los charros del SNTE

El papel de los charros en el control del magisterio y qué métodos de organización necesitamos para enfrentarlos.

Jueves 10 de agosto de 2023

En las secciones del SNTE controladas por los charros (burocracia sindical), la nula vida sindical para las trabajadoras y trabajadores de base tiende a invisibilizar la responsabilidad que tienen los dirigentes (pues es como si no existieran) en la degradación de la educación pública y de las condiciones laborales del magisterio. 

Por supuesto, que estos burócratas se activan en los pocos escenarios de elecciones sindicales a los que se ven obligados, y en las escuelas, en el mejor de los casos, tenemos entonces algún atisbo de vida sindical. Así como, en contadas ocasiones, para no verse rebasados por las bases cuando nos disponemos con fuerza a la movilización, se ven obligados a encabezar procesos de lucha, intentando contenerlos y desviarlos de su cauce. 

Mientras tanto, se dedican a avalar acríticamente todas las políticas del gobierno en turno, sea cual fuere, siendo verdaderos agentes de la SEP, -nuestro patrón-, al interior de nuestra organización sindical.

Actuado como correa de transmisión de las políticas gubernamentales hacia nuestro gremio, al mismo tiempo, los charros sirven para mantenernos divididos, desorganizados, controlados y pasivizados.

De esta manera, por intermediación de los charros, nuestro sindicato se vuelca en nuestra contra, sirviendo como instrumento del Estado-patrón, que de una u otra forma responde a los intereses de los grandes empresarios, y no a los del pueblo trabajador.

Así, para qué hacia la recta final del sexenio estemos tan lejos de una transformación real de la educación pública, tan lejos como de la prometida revalorización del magisterio, el gobierno ha contado con la valiosa complicidad de los charros del SNTE, declarados el “ejército ideológico” de la 4T.

Pero, en la ausencia de vida sindical, se oculta algo más: el enorme potencial que tendría un sindicato como el SNTE, considerado el más grande de América Latina, en manos del magisterio organizado democráticamente y con independencia política respecto al Estado; una gran fuerza puesta al servicio de defender y mejorar la educación pública y nuestros derechos, así como de tender lazos con otros sectores de trabajadores, en primer lugar las madres y los padres de familia. 

La conquista de las secciones 7 (Chiapas) y 22 (Oaxaca) del SNTE por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), muestra en su dimensión ese potencial, aunque haya límites por superar en ellas. 

Naturalmente, para conquistar la democratización del SNTE y su independencia política del Estado, es fundamental la organización democrática del magisterio para la lucha por echar a los charros de nuestro sindicato. En ese sentido, consideramos que toda posición sindical ganada a los charros por la CNTE, o por otros sectores democráticos del magisterio, debe ponerse al servicio de esa perspectiva.

En la Sección 10 (CDMX: docentes de secundaria, de educación física, artística, superior y media superior), los resultados de las recientes elecciones sindicales permitieron el ingreso de la planilla Roja de la CNTE, con seis carteras, al Comité Ejecutivo Seccional (CES), que quedó dominado por los charros de la planilla Blanca. Esas posiciones ganadas, con 5,515 votos que expresan un importante rechazo al charrismo, según nuestra postura, deberían ponerse al servicio de organizarnos democráticamente, desde las bases. 

¿Qué significa organizarnos democráticamente?

Para hacer valer nuestra fuerza como trabajadoras y trabajadores de la educación, necesitamos unirnos y organizarnos de la manera más amplia y democrática posible. Para ello, no tenemos que partir de cero, sino que podemos abrevar en lo mejor que ha dado la lucha de la clase trabajadora a lo largo de su historia, incluyendo la experiencia del propio magisterio mexicano. Nos referimos al método asambleario y de la democracia directa desde las bases.

Las asambleas son –o deben ser- espacios deliberativos, abiertos a la libre participación de las y los trabajadores, a la libre discusión de ideas, opiniones y propuestas, incluidas las demandas que tenemos en las escuelas y las que surgen de los programas educativos. Incluso, sobre la lucha que debemos dar para conquistarlas, pero con base en la toma de decisiones por la mayoría.

Como cualquier sector de trabajadores, el magisterio no es homogéneo, e incluso a su interior se desarrollan agrupamientos y corrientes, por lo que una asamblea democrática debe garantizar la plena libertad para las distintas visiones, lo cual permite soldar la unidad, siempre respetando la voluntad de la mayoría.

Pero hoy, nos encontramos dispersos en numerosas escuelas, lo que hace indispensable, para realmente organizarnos desde las bases, el impulso de estas asambleas por escuela (algo que podemos exigir a los delegados sindicales haciendo respetar nuestro derecho en unidad).

En la Sección 10, por ejemplo, como venimos insistiendo desde la agrupación Nuestra Clase, es necesario que la CNTE convoque a asambleas deliberativas, desde donde se puede acordar el impulso de asambleas en las escuelas, proponiendo ejes para la discusión.

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Desde los centros de trabajo, mediante el intercambio democrático entre las y los trabajadores de la educación, se pueden elegir delegadxs que nutran grandes asambleas unitarias, ampliándolas y dándoles mayor representatividad mediante las demandas y medidas propuestas desde cada plantel y llevadas a través de cada representante.

Para alentar la participación y hacer efectivo el control de la base, las y los delegados deben ser rotativos, llevar el mandato de su asamblea y ser revocables en cualquier momento por la misma base si así lo dispusiera, además de rendir cuentas y hacer todas las consultas que sean necesarias a las bases. En el caso de los comisionados de la CNTE en el CES de la Sección 10, opinamos, por ejemplo, que lo más democrático para lxs miles que hicimos posible la conquista de esos cargos, es que su labor se sujete al mandato de las asambleas unitarias. 

Estamos convencidxs que, la democracia directa nos puede permitir no sólo proteger nuestra organización de los intentos de cooptación por parte del gobierno o del charrismo, sino también cohesionarnos, volviéndonos sujetos activos en la toma de decisiones, conformando un sujeto colectivo para la lucha y la conquista de todas nuestras demandas y de una educación pública puesta realmente al servicio de los hijos a hijas del pueblo trabajador.