Quien acompaña en la lista al autodenominado “libertario” se presenta como defensora de “derechos humanos”. Pero es una impostora. Lo que defiende no es nada nuevo, son los mismos “valores” que hace 45 años concluyeron en un genocidio en Argentina y que hoy expresan partidos como el Vox español. Mirá un poco de lo que piensa, dice y hace.
Daniel Satur @saturnetroc
Viernes 3 de septiembre de 2021 19:59
No es necesario acudir a ninguna encuesta para afirmar que, muy probablemente, en estas elecciones hay una “novedad” política: Javier Milei decidió meterse en la arena electoral y su campaña viene preocupando mucho a los “halcones” de la coalición opositora de derecha Juntos .
Obviamente Milei de nuevo no tiene nada. No sólo su plan económico, como le dijo Myriam Bregman, es el de las Tres M (Martínez de Hoz-Menem-Macri) sino que sus concepciones sobre la sociedad, la vida, la igualdad, los derechos de las mujeres y demás aspectos ideológicos se inscriben en lo más conservador y nada libertario que supimos conseguir.
Esta semana él mismo se vio obligado a reconocer que en plena década del 90 fue funcionario del gobierno de Antonio Domingo Bussi en Tucumán, el sanguinario genocida que gobernó a sangre y fuego esa provincia tras el golpe del 24 de marzo de 1976 y antes había encabezado el “ensayo” del plan sistemático de exterminio: el Operativo Independencia.
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Milei reivindica ese pasado suyo, cuando fue parte de la misma “casta política” a la que hoy dice no querer. Pero además ha integrado a su sello político Avanza Libertad a otros personajes que no tienen nada que envidiarle en términos de trayectoria. Como la doctora Victoria Eugenia Villarruel, quien lo secunda en la lista de precandidatos a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires.
“¿Yo negacionista? No, no y no
Tal vez con decir que la abogada porteña está a la derecha de la Teoría de Los Dos Demonios alcance y sobre. Esa teoría fue acuñada en los alfonsinistas años 80 e intentó igualar (en sus conceptos y en sus consecuencias prácticas, políticas y jurídicas) el terrorismo de Estado con la violencia de las organizaciones guerrilleras que actuaron en Argentina.
Pero Villarruel va más allá. Ella no sólo justifica la represión al movimiento de masas pergeñado por las clases dominantes y el “partido militar” (con el aval de los partidos mayoritarios) durante los años 70, sino que exige que el Estado reconozca como “víctimas” a militares, policías, penitenciarios, empresarios, burócratas sindicales y demás personeros de aquella represión que murieron en enfrentamientos con militantes de las organizaciones armadas o incluso en circunstancias nunca esclarecidas.
Es probable que cuando se la escuche hablar sus palabras no suenen tan reaccionarias o fascistas. Es que ha logrado bastante bien amalgamar la retórica de la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos y “antiterrorismo” con la justificación del genocidio argentino y la búsqueda de impunidad para sus ejecutores. En eso, talento no le faltó.
Una de las “obras” más destacadas de la abogada es haber creado en 2006, junto a otros defensores de la dictadura, el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, (Celtyv). La pretendida ONG humanitaria no es más que un sello desde el cuál Villarruel hace lobby, nacional e internacionalmente, para lograr un retroceso en leyes y jurisprudencia que, aún dentro del régimen democrático burgués, han sido conquistas de sobrevivientes y organismos de derechos humanos en la búsqueda de verdad y justicia.
Con el Celtyv, en mayo de 2018, viajó a Nueva York para un encuentro de “víctimas del terrorismo” organizado por la Organización de las Naciones Unidas. Desde allí se filmó pidiéndole directamente al Gobierno de Mauricio Macri “que reconozca a las víctimas del terrorismo” porque “17.380 familias esperan justicia, verdad y reparación”. Un video similar a ése volvió a grabar en julio de 2019, desde la misma sede de la ONU.
Hace algunas semanas fue entrevistada en el canal LN+. Allí el periodista Pablo Sirven le preguntó si ella es negacionista. “No”, respondió. Pero dice, por un lado, que su ONG ya registró más de 17.000 “víctimas del terrorismo” (acusa directamente a Montoneros y ERP); mientras que por otro lado niega que las personas detenidas-desaparecidas en la segunda mitad de la década del 70 hayan sido 30.000.
Villarruel sólo reconoce el número parcial de víctimas contabilizado por el Estado a la salida de la dictadura, detallado en el informe Nunca Más de la Conadep alfonsinista. Es decir que para ella hubo más víctimas del “terrorismo guerrillero” que del genocidio reconocido por el propio Estado a través de sentencias judiciales. Pero ella no es negacionista. No, no y no.
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Militando como militar
Victoria Eugenia Villarruel nació el 13 de abril de 1975 en Buenos Aires. Su cuna estuvo rodeada de borceguíes, uniformes verde oliva, cascos y metralletas. Su padre y su abuelo materno fueron jerarcas del Ejército.
Eduardo Marcelo Villarruel falleció el año pasado con el grado de teniente coronel (retirado) del Ejército. En 1982, el padre de Victoria participó en la guerra de Malvinas como segundo jefe de la Compañía de Comandos 602. Es decir, un jerarca de la dictadura.
Su abuelo fue el contralmirante Laurio Hedelvio Destáfani, autor nada menos que de los diez tomos de la Historia Marítima Argentina, un compendio apologista de la Armada. Según ella, su abuelo fue un “sobreviviente de cuatro atentados de grupos guerrilleros”.
Para Villarruel, su padre fue directamente una de las 17.380 “víctimas del terrorismo” de los 70. ¿Por qué? Porque en septiembre de 1973, mientras estaba internado en el Comando de Sanidad del Ejército de la Ciudad de Buenos Aires, el militar fue tomado de rehén por un grupo del ERP que copó el comando. Ella dice que “estuvo toda una noche de rodillas, con sus manos y pies atados con alambres y con el cañón de una pistola apoyado en la cabeza, hasta que finalmente se liberó el comando”.
Hoy la doctora Villarruel recuerda con emoción que su padre donaba su pensión por haber estado en Malvinas a la Catedral de Rosario. Aunque, comparada con su jubilación como militar, esa pensión era un vuelto. O mejor dicho, una limosna.
“Internacionalismo” reaccionario
Victoria Villarruel estudió en la Facultad de Derecho de la UBA y luego se especializó como “técnica de seguridad urbana” en la Universidad del CEMA (un criadero de empresarios y gerentes). En 2008 realizó un curso de “coordinación interinstitucional” y “lucha contra el terrorismo” en el mismísimo Centro de Estudios de Defensa Hemisférica William J. Perry , dependiente de la Universidad de Defensa Nacional, con sede en Washington.
Sus vínculos con la “crema” judicial porteña la llevaron a participar activamente en el Colegio de Abogados de la Capital Federal, donde se encaramó como miembro de la Comisión de Derechos Humanos. Y sus vínculos internacionales la llevaron a dar conferencias sobre “derechos humanos” y “víctimas del terrorismo” en Estados Unidos, España, Italia, Francia, Noruega, Colombia, Uruguay, Perú y México, entre otros países.
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Villarruel es muy amiga de Karina Mariani y Juan Doe, impulsores de la filial argentina de El Club de los Viernes , una “plataforma apartidista” nacida en España en 2014 que, según afirman, combate “la hegemonía de las ideas socialdemócratas en el ámbito intelectual y de los medios de comunicación”.
El grupo, aliado de las fundaciones ultraconservadoras como Hazte Oír y Civismo , se propone combatir también “el surgimiento de nuevas formas de comunismo que, bajo apariencias inofensivas y disimuladas, suponen un serio riesgo para el progreso y la libertad”.
En abril de 2019 Villarruel viajó a Madrid para participar del cierre de campaña del ultraderechista Vox y de los festejos posteriores a la votación. Luego, a fines de agosto de ese año, junto a Mariani recibieron en Buenos Aires a Javier Ortega Smith, fundador de Vox , con quien dieron una conferencia en el Palacio Paz, lujoso edificio de Santa Fe 760 donde funciona desde 1938 el Círculo Militar.
De aquel encuentro participaron, entre otros, exmilitares y negacionistas como Juan José Gómez Centurión, excandidato a presidente y hoy también precandidato en la provincia de Buenos Aires.
Vale decir que, vía El Club de los Viernes y de relaciones con referentes ultraderechistas de diferentes países, Vox está haciendo denodados intentos por “internacionalizarse”. Este jueves, por caso, una comitiva del partido español se reunió en México con senadores del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Allí firmaron la “Carta Madrid”, un manifiesto sobre “defensa de la libertad y la democracia” para “frenar el avance del comunismo”.
La vieja “nueva” política
En lo tiempos en que recibían a Javier Ortega Smith en Buenos Aires, Villarruel y Mariani impulsaban la candidatura a jefe de Gobierno porteño de Darío Lopérfido (otro negacionista). El intento fracasó luego de que Lopérfido se reuniera con Horacio Rodríguez Larreta y acordaran no dividir votos en la Ciudad y permitir el triunfo del PRO .
Dejadas en banda y disuelto el ensayo de Republicanos, Villarruel y Mariani siguieron buscando espacio. De cara a las elecciones de este año, Mariani se sumó a quienes impulsaban la candidatura de Ricardo López Murphy a diputado nacional. Como se sabe, para disgusto de Mariani, el exministro de De la Rúa terminó formando una lista ultraderechista, pero dentro de Juntos .
Ahora Mariani impulsa la candidatura de su amiga Villarruel, quien convenció a Milei con su retórica e ímpetu ultraconservador y logró que éste la ungiera segunda en la lista de Avanza Libertad .
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¿De qué lado de la mecha te encontrás?
La abogada escribió el libro Los llaman jóvenes idealistas y es coautora de Los otros muertos: víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los 70. Ahora está preparando otro libro sobre “el terrorismo mapuche” en la Patagonia. En el marco de su “investigación”, en marzo de este año se filmó desde Villa Mascardi (Bariloche) denunciando a “pseudomapuches” que según ella se parapetan armados entre las montañas. El video puede verse en Youtube.
Dice que el Estado hizo leyes que crean un “status” para un determinado sector de la sociedad, los pueblos originarios. Curiosamente, afirma que “hay que respetar la ley” pero cuestiona que esté legislado el respeto a los derechos indígenas. Según ella, esas normativas fomentan el terrorismo de los grupos mapuches “que usurpan y cometen infinidad de delitos”.
Del otro lado de la Cordillera, Chile se incendia en la Araucanía con los atentados terroristas de grupos mapuches, q tarde o temprano actuarán libremente en ntro país, ante la desidia estatal y la falta de apoyo a Fuerzas Policiales, de Seguridad y Armadas. Esto es lo q viene 👇🏻 pic.twitter.com/lzEgR4AFiK
— Victoria Villarruel (@VickyVillarruel) July 31, 2021
Villarruel, además, iguala el desconocimiento del Estado de Israel (un posicionamiento político en contra del colonialismo y el racismo sionista) con el antisemitismo. Y Nisman, según su visión, es la víctima número 86 del atentado a la AMIA.
Por eso en 2016 llevó a una de las hijas del exfiscal a Estados Unidos a un encuentro de “víctimas del terrorismo”, ese encuentro en el que se filmó pidiéndole al Gobierno de Macri “reparación” del Estado para quienes figuran en la lista del su grupo Celtyv.
Sin embargo, Victoria Villarruel no se solidarizó públicamente con Myriam Bregman cuando hace dos semanas el abogado y exconsejero de la Magistratura Alejandro Fargosi la atacó con expresiones antisemitas. ¿Será porque el hombre es un amigo del Colegio de Abogados porteño?
En estas elecciones Villarruel es una de las representantes de la ultraderecha. Pero ella busca disfrazar su ideología reaccionaria con un discurso republicanista y de libertad. El eslogan de La Libertad Avanza es “primero estás vos”, con altas dosis de individualismo y meritocracia.
Myriam Bregman también es precandidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Y es reconocida por su trayectoria como abogada, llevando a la cárcel, junto a sobrevivientes y organismos de derechos humanos, a varios genocidas. Por ser la abogada de Jorge Julio López se ganó el odio de Miguel Etchecolatz y demás represores. Esos que para Villarruel son pobres viejos “presos políticos”.
Bregman también estuvo en la primera línea de la lucha por la legalización del aborto, marchando codo a codo con la marea verde y conquistando ese derecho elemental que Villarruel y sus amigos pretender seguir negando al tiempo que defienden el aborto clandestino. Ellos odian visceralmente el feminismo socialista que pregona Bregman.
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Y, lógicamente, con Nicolás del Caño y el resto de los referentes del Partido de Trabajadores Socialistas y el Frente de Izquierda, Bregman está en cada lucha obrera y popular, acompañando los reclamos de colectivos y sectores de la clase obrera, la juventud y las mujeres. Algo que Villarruel, como buena heredera de los genocidas, detesta y combate.
Desenmascarar a Victoria Villarruel y al resto de los negacionistas y reaccionarios que, para llegar al Congreso y a las legislaturas, se disfrazan de gente buena que lucha por la libertad y la república, es fundamental para entender por qué es muy necesario apostar por el Frente de Izquierda en estas elecciones. Que ganen las Bregman o las Villarruel depende de tu voto y del de miles de pibas, pibes, laburantes y mujeres.
Fuentes: Página|12, La Nación, Crisis, elDiarioAr, elDiarioEs
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).