La derecha de empresarios, terratenientes con ideología clerical, arma en mano, volvieron para asaltar las conquistas sociales y subjetivas que logró con lucha, el movimiento de masas, indígena y popular. Esto también fue gracias al MAS que durante los 14 años de su mandato, fortaleció las franjas de la clase media, y le entregó millonarias ganancias a la burguesía nacional.
Jueves 12 de diciembre de 2019 21:30
¿Que fue el proceso neoliberal?
Existe toda una generación de jóvenes que no vivieron el proceso neoliberal. Fue un tiempo donde los partidos de derecha, con base de empresarios, privatizaron las empresas estatales, vendieron recursos naturales y los únicos beneficiarios eran los ricos y clase media. El famoso decreto 21060 imponía la liberalización de la economía y no había control del Estado a las empresas privadas. Con la justificación de crisis económica internacional, hicieron pagar a las y los trabajadores la crisis con la relocalización, despidos de miles de trabajadores (principalmente mineros). Con la flexibilización laboral, promovieron la desaparición de sindicatos y federaciones a nivel nacional.
Un régimen donde los empresarios y los políticos de derecha dominaban contra las y los trabajadores, campesinos y el pueblo pobre. La derecha neoliberal en todo ese periodo de baja legitimidad se sostuvo en base a las FFAA y la policía.
La resistencia al proceso neoliberal
La resistencia a este periodo fue hecha por los trabajadores mineros, el campesinado y los barrios populares que surgieron de los miles de relocalizados. Fue un periodo donde en las ciudades surgieron villas alrededor. Con jóvenes campesinos migrantes, trabajadores precarizados y desocupados. Esa es fue la configuración social de la resistencia en el periodo neoliberal.
Los hitos de esa resistencia fueron “la guerra del agua” en Cochabamba el año 2000. Cuando los neoliberales querían privatizar el líquido elemento y cargarnos a los pobres las inmensas facturas para beneficiar las grandes transnacionales internacionales. La enorme resistencia de Cochabamba con las ciudades pobres, acompañadas por campesinos y obreros, no dejaron que eso ocurriera. La represión del entonces presidente Hugo Banzer Suárez tubo 4 fallecidos, 121 heridos y cómo 172 detenidos.
Los partidos de derecha que endeudaron con el FMI al país, intentaron otra táctica para pagar esas deudas y dijeron que el Estado estaba sin dinero en febrero de 2003 y que los trabajadores a nivel nacional teníamos que entregar un porcentaje de nuestros salarios. El denominado: Impuestazo.
La lucha no se dejó esperar y surgió lo que se llamó el “febrero negro” según la versión de los ricos. Pero un hito de lucha según los trabajadores que pelearon para que el gobierno retroceda. El saldo trágico de esta lucha fue de 30 muertos. Que empezó a marcar el inicio del fin de gobiernos empresariales como el de Gonzalo Sánchez de Lozada.
No conformes con lo que pasó en febrero de ese mismo año los neoliberales y partidos de derecha intentaron su última hazaña en octubre. Querían entregar a manos extranjeras el gran negocio del gas. Según exploraciones el país tenía grandes reservas. Lo que en estos 14 años constataríamos los bolivianos.
La guerra del gas, con más de 70 muertos en la ciudad de El alto mostró que los trabajadores, campesinos y los barrios pobres podemos hacer resistencia y ganar ante la voraz sed de ganancia de los capitalistas privatizadores que tienen a la derecha y los empresarios en este país. La guerra del gas puso en evidencia que la lucha de los trabajadores, los campesinos y los barrios pobres pueden pelear y ganar a nacionalización de los recursos naturales y con ello generar los beneficios económicos para todos los bolivianos.
El MAS IPSP intentó expropiar todo el cúmulo de resistencia que se dio al proceso neoliberal, pero luego de estos 14 años podemos decir que, al contrario, lo dividió, lo corrompió y se fue contra los trabajadores y campesinos. Lo dividió en cuánto aumentó la brecha entre trabajadores sindicalizados y precarizados. Aumentó la precarización a cientos de jóvenes que hoy tienen trabajos de baja calidad. Corrompió a la dirigencia que le fue servil todos estos años, quienes se encargaron de aplastar cualquier disidencia y jubilar a la vieja guardia obrera. A los campesinos y pueblos originarios los enfrentó para constituir un modelo “andino capitalista”, pisoteando su autodeterminación y atacó a la naturaleza.
En los barrios de alrededor de las ciudades, acompañada de ese sentido capitalista, aumentó las diferencias entre barrios de clase media y barrios de población campesina y pobre.
Hoy ante el avance de la derecha en el país que pretende conculcar los derechos conseguidos, la ciudad de El Alto le está diciendo que no vamos a abandonar el método de la lucha. No vamos a dejar que nuestros recursos naturales sean regalados, no vamos a permitir que llamen democracia al racismo, la satanización de la pobreza, al golpe de Estado que está en curso. No vamos a dejar que la crisis económica que se acerca nos la hagan pagar a las y los trabajadores, los campesinos y barrios pobres.
A nivel nacional está vigente esta polarización con ciudades con clase media y ciudades alrededor de trabajadores y campesinos precarizados de barrios pobres. La resistencia al avance de la derecha cívica y militar, lo están haciendo los barrios marginados de los proyectos capitalistas.
Senkata, Sacaba y los puntos de bloqueo en el país marcan el hito de resistencia con lucha al retorno de la derecha neoliberal. Existe una desconfianza al MAS que está negociando sus puestos políticos con lo cual no ofrecieron la mínima resistencia. La indignación por el racismo imperante, la estigmatización de la lucha, la disidencia en la opinión, está creando las condiciones para preparar hacia adelante un movimiento de resistencia mucho más fuerte y organizado ante el golpe y lo que se aproxima con gobiernos reaccionarios.
Unifiquemos a toda esta fuerza contra el golpe
En este momento donde las movilizaciones están en una pausa, miles de jóvenes en todo el país están aprendiendo y sacando conclusiones de esta primera batalla; todos saben que otra pronto se aproxima. Entre las barricadas surgieron muchas nuevas amistades que se transforman en reagrupamientos que se extiende a nivel nacional. Algunos hasta se pusieron nombre. Desde la LOR-CI pensamos que es necesario darle forma de organización a todo este proceso poniendo en pie, con ellos, un gran movimiento de jóvenes y mujeres contra el golpe. Frases como "con nuestros muertos no se negocia" se pueden transformar en emblema de este movimiento. Estos miles de jóvenes necesitan unificarse y prepararse, con un perfil anticapitalista, antiimperialista y que se proponga unirse a la clase obrera. Ya que esta este es el sector estratégico clave en el sistema para no solo derrotar al gobierno golpista, sino para construir un verdadero gobierno de las y los trabajadores y los campesinos.