Coloquio empresarios. Con la IDEA fija: los empresarios insisten en eliminar la indemnización por despido

Juan Marotta, director de IDEA y CEO LAM South y presidente de HSBC Argentina, afirmó que el empleo privado está estancado hace una década. “El empleo formal privado tiene el mismo valor nominal, hay falta de creación de empleo y la población sigue creciendo. El exceso de oferta lo absorbe el Estado, con empleo público o planes sociales”, agregó el empresario al diario La Nación.

Marotta sostuvo que el principal problema es el costo de la litigiosidad laboral. “Hay más de 100.000 juicios laborales al año”, afirmó el empresario en base a una encuesta que realizó su grupo a más de 100 firmas. Es lo que siempre repiten las patronales, pero como explican los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) “son millones los trabajadores que no reclaman por las graves violaciones a sus derechos para no perder sus fuentes de trabajo”.

En tanto, quienes sí recurren a la justicia laboral “son aquellos que no solo fueron despedidos, sino que tampoco recibieron la indemnización que la ley dispone. El otro motivo común por el cual se inician las demandas laborales son los accidentes de trabajo”.

Pero además, detallan que la “mafia” que explica el crecimiento exponencial de las causas son las propias patronales y las aseguradoras de riesgos del trabajo (ART) ya que muchas veces no pagan la indemnización al trabajador accidentado, lo obligan a iniciar un juicio para obtener un derecho sobre el cual no hay dudas y el trabajador debe esperar entre tres y siete años para cobrar lo que le corresponde.

La receta de más flexibilización laboral

Marotta propone mayor flexibilización laboral. Según el empresario, las multas debería cobrarlas el Estado y no el trabajador, ya que lo “lo considera un incentivo incorrecto que impulsa los juicios laborales”. Una maniobra para pagar menos, las patronales siempre encuentran la manera para reducir lo que tienen que pagar al Estado.

El empresario también propone potenciar los acuerdos entre empresas y sindicatos, para modificar la legislación actual. “Todos ceden un poco para llevar a cabo una inversión”, indicó Marotta y mencionó el caso de Toyota con Smata, que adaptaron el convenio. El ejemplo que cita el empresario implicó que se trabaje los sábados de manera obligatoria, una entrega de la burocracia sindical que empeora las condiciones laborales. Ese es el modelo que recomienda Marotta.

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También el empresario se declaró a favor de la contratación de trabajadores que perciben un plan social y considera que “para garantizar el éxito del programa es clave que el Estado les garantice la continuidad del plan si no terminan entrando en la compañía”. Un programa que reduce las contribuciones patronales y el Estado, además, paga la mitad del salario mínimo por un año. Ya hubo beneficios similares, pero esto no implicó un aumento en la creación del empleo.

El empresario no dice abiertamente que es necesaria una reforma laboral, pero sus propuestas huelen a reforma. En Argentina se conoce las consecuencias de la reforma laboral de los 90, una década que dejó un aumento de la desocupación y la precarización laboral.

Una nueva reforma laboral implicará un mayor deterioro de las condiciones de la clase trabajadora. Es necesaria otra salida, la clase trabajadora necesita comenzar a reunirse para discutir cómo enfrentar estos planes patronales como poner en pie una Coordinadora Nacional de ocupados y desocupados, que plantee una salida obrera a la crisis.