La moción de vacancia contra Pedro Castillo no alcanzó el mínimo de votos requerido para concretar su destitucion. Castillo ha profundizado su alianza con otras fuerzas de la derecha parlamentaria a cambio de continuar con la constitución neoliberal fujimorista de 1993 que blinda los negocios de los grandes empresarios y vulnera los derechos de los trabajadores.
Miércoles 30 de marzo de 2022 08:28
Después de un largo debate, la moción de vacancia contra Pedro Castillo no alcanzó el mínimo de votos requerido para que se pueda concretar. Para lograr estos resultados que le permiten mantenerse en el gobierno, Castillo ha profundizado y ampliado su alianza con otras fuerzas de la derecha parlamentaria, a cambio de continuar con el piloto automático neoliberal y la constitución fujimorista de 1993 que blinda los negocios de los grandes empresarios y vulnera los derechos de las y los trabajadores.
Casi a media noche del pasado lunes 28 de marzo, la moción de vacancia contra el presidente Pedro Castillo fue rechazada por el Congreso de la Republica. Esto se expresó en los resultados de la votación en la que 55 congresistas votaron a favor de la vacancia, mientras que 54 parlamentarios lo hicieron en contra, 19 parlamentarios se abstuvieron y un Congresista se ausento. Si bien el número de Parlamentarios a favor de la vacancia fue mayor de los que la rechazaban, el sector que promueve la destitución de Castillo no alcanzó los 87 votos mínimos requeridos para que dicha medida se concrete definitivamente.
El bloque parlamentario de Perú Libre votó en contra con 32 votos, Fuerza Popular votó a favor con 23 votos, Acción Popular también tuvo un voto a favor y 13 abstenciones y Alianza Para el Progreso tuvo 7 votos a favor, 5 en contra y 3 abstenciones. Por otro lado, Avanza País votó con 10 a favor, Renovación Popular con 9 a favor y Perú Democrático con siete votos en contra. Somos Perú emitió dos votos a favor y tres en contra, Podemos Perú con uno a favor y tres abstenciones y Juntos por el Perú participó con cinco votos en contra. Finalmente, dentro de los congresistas no agrupados, dos votaron en contra y uno a favor.
Estos resultados ponen en evidencia la alta fragmentación existente en el Parlamento peruano, la cual se reproduce incluso en los bloques partidarios ya que, como pudimos apreciar en los resultados señalados anteriormente, en algunos de los partidos con presencia parlamentaria se dieron votaciones divergentes y altamente contradictorias. Esto estaría relacionado con la alianza establecida por el ejecutivo con algunas fuerzas de la derecha parlamentaria, dentro de las cuales destacan los partidos derechistas y neoliberales Acción Popular, Alianza Para el Progreso, Somos Perú, Perú Democrático, entre otros.
Esta alianza, que ya se venía manifestando desde hace tiempo atrás, es la que le habría permitido a Perú Libre y a Pedro Castillo evitar que los sectores pro vacancia logren, al menos en esta oportunidad, su objetivo, sin embargo, el precio que estaría pagando Castillo es muy alto ya que no solo ha terminado por incorporar a estos sectores al gobierno, sino que también se ha corrido a la derecha de manera considerable, renunciando así a todas sus promesas de campaña, lo cual lo ha desdibujado ante sus votantes y ante quienes lo veían como una alternativa de cambio en el país.
Los resultados que terminaron por rechazar la moción de vacancia presidencial, obligan a que esta moción sea archivada, lo cual le otorga una bocanada de oxígeno al frágil gobierno de Castillo, el mismo que todos los días sufre serios reveces y acusaciones de corrupción y falta de pericia para ejercer sus funciones. Esto quedaría reflejado en que, mientras en el Parlamento se discutía la vacancia presidencial, el Poder Judicial ordenaba la captura de personajes muy cercanos al ejecutivo como Bruno Pacheco, el empresario Zamir Villaverde y los sobrinos del mismísimo presidente Pedro Castillo, todos ellos acusados de malos manejos y corrupción.
De esta manera, todos estos hechos estarían llevando a que el gobierno pierda popularidad y a que, la deslegitimación recurrente y naturalizada del parlamento, ahora también alcance al ejecutivo, con ello, la crisis orgánica que se vive en el país desde hace buen atrás, se acrecienta sustantivamente.
Cabe mencionar que este debilitamiento del gobierno, está directamente relacionado a la política de conciliación de clases que, tanto Pedro Castillo como Vladimir Cerrón de Perú Libre, sostienen a raja tabla. Esta es la razón de fondo por la cual Castillo y sus aliados de la izquierda reformista, desde que llegaron al gobierno, se negaron a confrontar al gran empresario nacional y extranjero.
Es por ello que, en aras de construir un gobierno de “unidad nacional” con la burguesía, Castillo mantuvo incólumes los privilegios de esta clase social y hasta les otorgo puestos claves en el ejecutivo. Esto quedo claramente evidenciado cuando se le brindo la dirección del Banco Central de Reserva a Julio Velarde y, más tarde, la jefatura del Ministerio de Economía y Finanzas a Oscar Graham Yamahuchi, ambos recalcitrantes neoliberales convictos y confesos. Además de llamar a “invertir” en el Perú a los grandes capitales imperialistas, no podemos perder de vista que Castillo jugo en pared con la transnacional Repsol, por eso hasta ahora esta empresa no se hace responsable ni es sancionada por el ecocidio ocasionado por el derrame de petróleo en las playas de Ventanilla.
Es precisamente a raíz de esta orientación derechista del gobierno, que hoy se viene dando en el Perú un proceso de empoderamiento de los sectores ultra derechistas y conservadores que, si bien en esta oportunidad perdieron al tratar de vacar a Castillo, en estos últimos meses han ganado espacios políticos importantes y han ido posicionando una agenda reaccionaria donde destaca el discurso anti vacunas y la oposición a los derechos de las mujeres y la diversidad sexual. Esto también se expresó en la resolución del Tribunal Constitucional que ordenaba la liberación del ex dictador Alberto Fujimori.
Lejos de confrontar esta arremetida conservadora, el gobierno y los sectores de la izquierda reformista que apoyan a Castillo, han optado por orillarse cada vez más a la derecha y dejar hacer y dejar pasar a los sectores reaccionarios, todo ello con tal de mantener sus puestos en palacio. Esto los ha llevado, como ya dijimos, a perder sin siquiera dar pelea, y a abandonar todas sus promesas de campaña, como el cambio de la Constitución de 1993 y algunas reformas al modelo neoliberal que en el Perú se viene aplicando desde los años noventa del siglo pasado, cuando gobernaba el país Alberto Fujimori.