Reproducimos el saludo de Joe Molina, obrero de la fábrica Panrico de Barcelona, en el acto internacionalista de Paris realizada el 5 y 6 diciembre, contra la ofensiva guerrerista de Hollande y el “Estado de emergencia” en Francia.
Martes 8 de diciembre de 2015
Foto: ID / Diego Lotito
Bon soir. Mi nombre es Joe Molina, y soy trabajador despedido de la fábrica Panrico en la que mantuvimos una huelga de 8 meses, la huelga más larga desde el final de la dictadura de Franco. Esta huelga y otras como las de Coca Cola o Movistar en el Estado español no son luchas aisladas. Son parte de la Resistencia obrera que viene emergiendo en Europa en los últimos tiempos como la de Amazon en Alemania, Correos o Air France en Francia.
Es por ello que me siento orgulloso de poder estar en este Acto Internacionalista. Y con el orgullo de pertenecer a una clase trabajadora que lucha por conquistar posiciones arrebatadas por el sistema capitalista.
Comprendí como obrero en lucha el profundo significado del Internacionalismo proletario cuando vivía la huelga. Las innumerables muestras de apoyo, no solo verbal, sino presencial, acudiendo al campamento instalado a las puertas de la fábrica y aportaciones económicas para la Caja de Resistencia. Como fue el caso de compañeros de CCR de Francia, también de RIO de Alemania y otros grupos de la FT en Latinoamérica, con videos y cartas de apoyo de otras luchas obreras del mundo animándonos a seguir en la lucha.
El internacionalismo obrero fue para mí aprender de la experiencia y la historia de Zanon de Argentina, de quienes también recibimos el apoyo de Raúl Godoy. Nunca imaginé que los obreros podríamos ocupar una fábrica y expropiársela al patrón.
Sentíamos que no estábamos solos. A pesar de que nuestra huelga estaba siendo traicionada por la burocracia sindical de CCOO y UGT que llevaron a cabo una sublime traición al posicionarse desde el primer momento en contra de la huelga, haciendo caso omiso a las asambleas de trabajadores y trabajadoras.
Recibimos el apoyo de muchas organizaciones, jóvenes y estudiantes y gracias a ellos pudimos continuar una huelga tan larga. Entre ellos los compañeros de Clase contra Clase y las compañeras de Pan y Rosas con quienes fui confluyendo a partir de mi experiencia en la huelga. Una experiencia que me hizo entender que la lucha de clases y la lucha obrera no están obsoletas, solo estaban aletargadas. Conocer la historia de Zanon, comenzar a leer a Trotsky y la revolución obrera, aprender a desenmascarar y luchar contra la lacra que supone la burocracia sindical. Y después de actuar en común durante esos 8 meses con los compañeros de Clase contra Clase desde el primer día de la huelga hasta el último, hoy estoy militando con ellos y sigo aprendiendo cada día, participando en lo posible en cualquier movilización o conflicto laboral que surge y aportando la experiencia que he ido adquiriendo gracias a ellos.
La clase trabajadora durante décadas ha sido ridiculizada, menospreciada y utilizada como chivo expiatorio, a consecuencia de su expulsión de la política. Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras somos la columna vertebral sobre la que se sostiene este sistema y por tanto debemos tener un papel dominante y claro, que supere el ámbito de la lucha sindical. Debemos tomar partido y proponernos construir una organización revolucionaria internacional.
Los obreros y las obreras tenemos la capacidad de proponernos construir una alternativa política obrera, internacionalista, antiimperialista y antiguerrerista que enfrente al giro reaccionario y xenófobo a la vez que plantee un programa de expropiación de los expropiadores. De proponernos mediante el avance de la revolución internacional, abrir el camino a la conquista de gobiernos de trabajadores y construcción de los Estados Unidos Socialistas de Europa.