Amelio Robles desafió no solo el binarismo de género, sino también el orden social y político de su tiempo. Su memoria, lejos de ser un mero vestigio del pasado, es un archivo vivo que dialoga con el presente. En el drag king, la historia se performa como contramemoria, resistiendo la ofensiva reaccionaria y reivindicando la disidencia como parte de una lucha más amplia por un mundo sin explotación ni opresión.
El arte drag ha sido históricamente un espacio de resistencia y transgresión de los binarismos de género impuestos por la normatividad hegemónica. Si bien el drag queen ha gozado de mayor visibilidad en la cultura de masas, el drag king ha sido relegado a un lugar más marginal, en parte por las dinámicas patriarcales que invisibilizan las performances de masculinidad asumidas por cuerpos feminizados. Sin embargo, el drag king no es solo una práctica escénica que va cobrando cada vez más fuerza y presencia en distintos escenarios en México y el mundo; es una herramienta política y una manifestación de la memoria LGBTIQ+ que recupera y resignifica los relatos de las subjetividades de estas poblaciones en su lucha contra la normalización forzada y los discursos de odio que cobran fuerza en la actualidad.
Líderes como Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina han impulsado políticas y narrativas que fortalecen posturas reaccionarias contra las diversidades sexo-genéricas, en particular contra las personas trans. En este escenario, la práctica del drag king no es solo un acto artístico, sino un posicionamiento político que desafía la heteronormatividad y el resurgimiento de ideologías conservadoras.
Drag King y la memoria política
El drag king representa un acto de memoria performativa, en el que la apropiación de códigos masculinos no solo subvierte el género, sino que también interpela críticamente los discursos de poder. A través de la parodia y la exageración, el drag king cuestiona los ideales de masculinidad, evidenciando su construcción artificial e histórica. Más aún, al inscribirse dentro de la tradición del teatro político y del cabaret, recupera prácticas de resistencia que han sido claves en la historia del activismo LGBTIQ+.
Laura Lattanzi, en su artículo “Una performance insurgente”, plantea lo trans y lo travesti como una travesía performática que involucra el cuerpo, gestos y acciones. Siguiendo a Butler, señala que toda identidad es un acto performático, pero en lo trans se revela su artificio. Esta experiencia, además, está marcada por la discriminación y la precarización, donde la performance y la marginalidad configuran el campo trans. Los cuerpos intervenidos buscan reconocimiento e interpelan la mirada patriarcal dominante.
Frente al avance de los discursos de odio en el mundo, el drag king cobra una relevancia particular como herramienta de resistencia. En un contexto donde la ultraderecha busca borrar las conquistas de los movimientos sexodiversos y feministas, la reivindicación de la memoria y la visibilidad de las disidencias sexuales se convierten en actos políticos urgentes. El drag king, en este sentido, no es solo una performance artística, sino un acto de confrontación directa con los valores conservadores que buscan imponer una única forma de existir en el mundo.
La construcción de una historia subversiva: archivos vivos de resistencia
Según elabora Davy Desmas en su artículo “’Queerizar’ 1968. Hacia la constitución de un contra-archivo del género en la literatura mexicana contemporánea", en literatura, obras como Otros días, otros años de Luis González de Alba e Historias del 68 de Vicente Leñero constituyen intentos por cuestionar lo que Jacques Derrida denomina el “principio arcóntico”, según el cual la construcción de la memoria colectiva está determinada por quienes ostentan el poder. En la antigua Grecia, los arcontes eran magistrados encargados de resguardar e interpretar los archivos oficiales, lo que Derrida asocia con la autoridad de quienes controlan la narrativa histórica, estableciendo qué se recuerda y qué se omite. En la actualidad, este principio se traduce en una memoria estructurada desde una perspectiva patriarcal. Al recuperar la historia desde una mirada marginal, la vida y obra de distintas figuras y personajes como Amelio Robles —sobre quien volveremos más adelante— desafían el archivo oficial y proponen un contra-archivo de género con una impronta LGBT o queer [1].
Como señala Alfredo Martínez Expósito en su artículo “La recuperación de la memoria LGBTIQ+ anterior al Orgullo a través del cine documental”, el cine documental sobre la historia y el archivo de las subjetividades LGBTIQ+ ha sido un pilar fundamental en la construcción de una memoria histórica queer. En España y América Latina, estos documentales han sido clave en la recuperación de los movimientos de liberación homosexual de los años setenta, como el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria en México o el Frente de Liberación Homosexual de Argentina.
Por su parte, Lattanzi rescata lo siguiente sobre el uso de herramientas performáticas trans en la producción de cultura:
"Las identidades performáticas, la precariedad y la marginalidad son dimensiones que suelen actuar en las producciones culturales alrededor de lo trans, algo que ha estado presente en el campo del arte en Chile hace algunas décadas, como es el caso de las obras de Carlos Leppe o de Las Yeguas del Apocalipsis en la década del ochenta y, particularmente, en el cine de los últimos años".
El concepto de "memoria visual queer" desarrollado por Anamarija Horvat resulta esencial para comprender cómo estas narrativas desafían la invisibilización y la negación histórica de las experiencias LGBTIQ+. En sociedades donde las personas disidentes de la norma cisheterosexual han sido obligadas a ocultarse o a destruir evidencia de su existencia para sobrevivir, el cine y otras formas de arte se han convertido en archivos vivos de resistencia.
Si el documentalismo LGBTIQ+ ha crecido en el siglo XXI como respuesta a los avances y retrocesos de las luchas por los derechos sexodiversos, el drag king se posiciona como una extensión performática de esa memoria histórica. Martínez Expósito menciona cómo las agendas normalizadoras han provocado una "hipernormalización" que puede generar la falsa impresión de que la lucha está completa, cuando en realidad persisten la violencia estructural y cotidiana. Frente a esto, el drag king opera como una forma de contramemoria: recupera la radicalidad de la disidencia sexual y de género, reivindicando su papel en la transformación social y en la resistencia ante los embates reaccionarios.
Recuperar a Amelio Robles: memoria y resistencia
Uno de los ejemplos más potentes de la memoria LGBTIQ+ en la historia mexicana es Amelio Robles, coronel revolucionario que vivió su identidad masculina en un tiempo donde la disidencia de género era prácticamente inconcebible. La recuperación de su historia es un acto de justicia histórica que desafía las narrativas oficiales y refuerza la existencia de masculinidades trans a lo largo de la historia.
Amelio Robles, más que una figura transgresora por su identidad de género, encarnó la radicalidad misma de la Revolución Mexicana en su expresión más profunda. Como parte de las fuerzas de Emiliano Zapata, no solo desafió las normas de género de su tiempo, sino que también luchó por un proyecto de transformación social y agraria con un contenido anticapitalista. La lucha zapatista, con su lema "Justicia, Tierra y Libertad", exigía la restitución de las tierras comunales, así como representaba una amenaza para el orden burgués y latifundista. En este sentido, Amelio Robles desafiaba el binarismo de género y era parte de un movimiento que cuestionaba las estructuras de poder en todos sus niveles.
Nacido en 1889 en Xochipala, Guerrero, Robles se unió a la Revolución entre 1911 y 1913. Al principio, ingresó con su identidad de nacimiento, pero a partir de 1913 comenzó su "transformación", según relató en una entrevista de 1927. Su compromiso con la lucha zapatista lo llevó a participar en al menos 70 asaltos armados y a dirigir a más de 300 soldados en combate. Su papel en la batalla de Chilpancingo de 1914 fue crucial para el zapatismo en la región. Con el tiempo, obtuvo el grado de coronel y el reconocimiento como veterano de la Revolución, aunque el Estado mexicano se negó a reconocerle una pensión militar.
Tras dejar las fuerzas zapatistas en 1918, Robles continuó en el ámbito militar, uniéndose al bando obregonista y participando en la lucha contra De la Huerta en 1924. Posteriormente, se dedicó al trabajo agrícola y político, afiliándose al Partido Socialista de Guerrero en 1934 y siendo delegado de la Liga Central de Comunidades Agrarias en 1945. En 1948 se integró a la Confederación Nacional de Veteranos de la Revolución, donde su identidad masculina fue respetada en documentos oficiales.
A pesar del reconocimiento formal de su identidad, Robles enfrentó múltiples episodios de violencia y discriminación. Fue atacado por sujetos que querían "descubrir su secreto", encarcelado en dos ocasiones y forzado a exiliarse temporalmente de su comunidad. La censura de su masculinidad continúa hasta hoy, con instituciones que lo incluyen dentro de la categoría de "mujer revolucionaria", ignorando su verdadera identidad.
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La transmisión de la memoria LGBTIQ+ ha sido históricamente difícil debido a la ausencia de mecanismos tradicionales de herencia generacional dentro del modelo familiar cisheteronormativo. Aquí es donde el arte y la performance se convierten en herramientas clave para construir genealogías alternativas, donde las narrativas de resistencia pueden ser preservadas y difundidas.
Actualmente existen distintos esfuerzos por crear archivos de la memoria trans. Laura Glover, por ejemplo, impulsa el proyecto Trans y Fugas, mientras que en 2019 surgió el Archivo de la Memoria Trans México como una iniciativa autogestiva impulsada por Brandy Basurto, Emma Yessica Duvali, Terry Holiday y César González Aguirre, quienes, según reporta la Agencia Presentes, buscan preservar y dignificar la historia de las personas trans en el país. También Inspirado en el Archivo de la Memoria Trans Argentina, en 2023 se creó el Archivo de la Memoria Transmasculina, citado por la misma Agencia, Aldri Covarrubias, gestor del Archivo, destaca que:
"(...) es un espacio dirigido a producir formas de conocimiento propias a partir de la experiencia de las transmasculinidades en México. Es decir, de todas estas masculinidades no hegemónicas desde el género. Incluyendo las personas no binarias, la racialidad e incluso otros aspectos que se han construido en el pasado, y aún en el presente, como las traileras, machorras y travestis masculinos".
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Drag king: archivo vivo
En este sentido, el drag king no es solo un espectáculo, sino un dispositivo de archivo vivo que desafía la heteronormatividad y resignifica la historia desde una perspectiva subversiva. Al recuperar y resignificar figuras como la de Amelio Robles, se convierte en una herramienta para la transmisión de memoria y la reivindicación de identidades disidentes que han sido sistemáticamente borradas. La performance drag no solo encarna el presente de las luchas sexodiversas, sino que también construye puentes con el pasado, demostrando que siempre ha habido sujetos que han desafiado las normas de género impuestas.
El drag king es un espacio de disputa por la memoria y la representación. En un mundo donde la normalización de las diversidades sexo-genéricas convive con el resurgimiento de discursos de odio, la recuperación de las experiencias históricas de resistencia se vuelve esencial. La práctica del drag king no solo desafía las estructuras de género, sino que también actúa como un archivo vivo de la memoria política LGBTIQ+, uniendo pasado y presente en una puesta en escena radicalmente transformadora.
Hoy, frente a una nueva ofensiva antiderechos que busca reprimir las identidades disidentes y la organización obrera y popular, el desarrollo de la cultura queer y drag no puede separarse de la movilización en las calles. La reacción conservadora no es un fenómeno aislado; responde a un contexto global de crisis capitalista donde los sectores más reaccionarios intentan restaurar un orden basado en la exclusión y la opresión. Sin embargo, la respuesta ha sido contundente. En Estados Unidos, las movilizaciones en defensa de los derechos de las personas trans y no binarias han cobrado fuerza frente a legislaciones represivas. En Argentina, las recientes marchas masivas contra los ataques de Milei hacia las mujeres y la diversidad han marcado un punto de inflexión, generando ecos en países como Alemania, Brasil, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal, Reino Unido, Suiza y Uruguay, donde se han llevado a cabo mítines y acciones solidarias en defensa de los derechos conquistados.
La memoria de figuras como Amelio Robles nos recuerda que la lucha por la libertad y la justicia es inseparable de la organización y la resistencia. La resistencia cultural y performativa se vuelve así, una herramienta para enfrentar los desafíos del presente y seguir construyendo un futuro donde las disidencias no nos conformemos con sobrevivir, sino que busquemos florecer.
Frente a la avanzada reaccionaria, la respuesta debe ser la misma que impulsó las grandes gestas revolucionarias: la unidad de las y los oprimidos en la lucha por un mundo sin explotación ni opresión, un mundo con un cielo rojo en donde quepan todas las mariposas.
Referencias
Claudia Álvarez Ferreira. "Drag kings: performance artística y política para cuestionar la masculinidad hegemónica", Página 12, 19 de septiembre de 2022.
Nancy Cázares, "Drag king", La Izquierda Diario.
Davy Desmas. “’Queerizar’ 1968. Hacia la constitución de un contra-archivo del género en la literatura mexicana contemporánea". Sociocriticism, XXXV-1, 2020.
Siobahn Guerrero Mc Manus. "Archivo Memoria Trans México: Entrevista con Terry Holiday y Emma Yessica Duvali". Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM.
Geo Gonzalez, Geo. "Crean el primer archivo de la memoria transmasculina en México". Agencia Presentes, 14 de diciembre de 2023.
Lizbeth Hernández. "Archivo de la Memoria Trans en México: la vida, la represión y la supervivencia". Agencia Presentes, 27 de julio de 2022.
Laura Lattanzi. "Una performance insurgente", Palabra Pública, Universidad de Chile, 19 de agosto de 2022.
Alfredo Martínez Expósito. "La recuperación de la memoria LGBTIQ+ anterior al Orgullo a través del cine documental: el caso de La memoria homosexual", Anclajes, vol. 28, núm. 1, pp. 97-111, 2024.
Archivo de la memoria trans en México
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