Integrantes de distintos programas sociales fueron convocados para auxiliar ante cierre de la Línea 1 del Sistema Colectivo de Transporte de la CDMX. Los trabajadores denuncian que una vez más están siendo llamados a realizar actividades que no les corresponden, lo cual los obliga a truncar el trabajo en sus comunidades.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Viernes 15 de julio de 2022
Por órdenes de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, este domingo los Líderes Coordinadores de Proyecto (LCP) de los Puntos de Innovación Libertad, Artes y Saberes (PILARES), notificaron a sus docentes, talleristas y monitores, que los trabajadores de PILARES y de otros programas sociales estarían auxiliando en el “operativo de apoyo a la movilidad del transporte”, mientras la Línea 1 del metro esta parcialmente cerrada.
Esto ha causado la inconformidad de los integrantes de los programas sociales, pues esto sale totalmente de las funciones bajo las cuales se rige su incorporación y permanencia en los programas, las cuales se estipulan claramente en sus respectivas Reglas de Operación (ROP). Además, está situación vulnera los procesos educativos en sus comunidades al interrumpir las actividades con sus usuarios.
En múltiples ocasiones, hemos difundido en este medio que la falta de derechos laborales para los mal llamados “beneficiarios” de los Programas Sociales impulsados por el gobierno, permite que las autoridades impongan una serie de actividades acordes a sus necesidades e intereses, abusando de la necesidad de un ingreso de quienes dan vida a estos programas, pues estas convocatorias están lejos de ser opcionales (aunque muchas veces así sean presentadas). Este parece ser un ejemplo más de violación de derechos laborales.
En el 2021, integrantes de “Servidores de la Nación”, “Ponte Pila”, “Cultura Comunitaria” y “Pilares”, entre otros programas, fueron los encargados de apoyar en las Jornadas de Vacunación, aún cuando no contaban con seguro médico y en los primeros meses sin haber sido vacunadxs.
En esta ocasión, en el caso de PILARES, fueron convocados una noche antes, para apoyar en el inicio de dicho operativo de movilidad, aun cuando esto implicó, para LCPs y monitores, laborar en su día de descanso, el lunes, y para docentes y talleristas, suspender sus sesiones y clases, el martes y miércoles.
Además, dados los horarios de las jornadas, divididas en tres turnos (de 5 am a 11 am, de 11 am a 5 pm, y de 5 pm a 11 pm), esto esta implicando desplazamientos extenuantes para compañerxs de las alcaldías periféricas, así como un importante grado de exposición al salir o llegar a casa, ya sea de madrugada o altas horas de la noche. Algo que ya hace meses tuvo implicaciones para una trabajadora de un programa social quien desapareció al retirarse de una actividad en la alcaldía de Iztapalapa.
Mantenimiento de la L1 ¿Una situación de emergencia?
La justificación de las autoridades en todos sus niveles, incluyendo a los propios LCPs, quienes a pesar de sus funciones son los encargados de garantizar que se implementen estas medidas ordenadamente, es que esto se trata de una “situación de emergencia” y tal como estipulan las ROP, los integrantes de los programas sociales deben seguir las ordenes de la administración frente a toda “contingencia, desastre o emergencia”.
Sin embargo, a pesar de lo que pueda decir cualquier autoridad, esto no se trata de una situación contingente, mucho menos un desastre o emergencia. El mantenimiento de la línea más antigua del metro, inaugurada en 1969, era inminente después de 53 años de funcionamiento.
Garantizar su mantenimiento, así como cuestiones relacionadas con la implementación del transporte provisional para la población, deberían ser actividades garantizadas por trabajadores estatales con reconocimiento laboral. La única justificación para que se llame a los integrantes de los programas sociales para realizar estas actividades es la negativa del gobierno a invertir en personal, sin embargo, esto debería ser garantizado por el Estado como parte de un sistema de transporte eficiente e integral.
Lo que queda sobre la mesa es que la política de la 4T es utilizar a las y los trabajadores de SECTEI y el resto de programas sociales como ejército de precarizados, al servicio de sus intereses, para no tener que contratar trabajadores especializados en esas labores con plenos derechos.
La exigencia de que no se instrumentalice a merced de las necesidades del gobierno, la vocación de apoyo de quienes participan en programas de carácter social, es en última instancia, la exigencia a que se nos reconozca como trabajadorxs, se respeten nuestros derechos laborales y no se intervenga en nuestros procesos comunitarios ante la mínima escusa, ya que atender estás actividades emergentes implica siempre suspender clases y sesiones. Nuestras comunidades también son prioridad.
Esta exigencia, esta de hecho hermanada con la demanda de los trabajadores del Sistema Colectivo de Transporte, quienes exigen que se respete el mantenimiento interno del Metro como parte de su materia de trabajo, y no se asigne a trabajadores de externos (por outsorcing).
Para frenar los atropellos de las autoridades es necesario continuar nutriendo la organización por reconocimiento laboral y plenos derechos. Te invitamos a participar en el Encuentro Nacional de Trabajadores estos 23 y 24 de julio a las 10 am. Será virtual y puedes registrarte aquí.