Por primera vez se organiza una marcha contra el aborto en la Ciudad de Buenos Aires, convocando para el miércoles 27, un día antes del Día de Lucha por el derecho al Aborto. La trampa del discurso “provida”.
Verónica Zaldívar @verodivar
Martes 26 de septiembre de 2017 11:27
El lunes 25 el diario La Nación arrancó la semana “a todo ritmo” con un editorial que llama a participar de la marcha contra el derecho al aborto convocada por sectores autodenominados “provida” para el miércoles 27. Si bien ocultan parcialmente su carácter con el habitual eufemismo de defender la vida de la “persona por nacer”, que hayan elegido hacerla un día antes de conmemorarse el Día por la Despenalización y Legalización del Aborto representa una verdadera provocación. Y que se haga en Buenos Aires puede interpretarse como parte del envalentonamiento de sectores de derecha, que ven que el actual gobierno dejará correr este tipo de “iniciativas”.
Pero hay que hacer un poco de historia: allá por diciembre de 1998 el presidente peronista Carlos Menem hacía una generosa dádiva a esos sectores ligados a la Iglesia Católica mediante el decreto número 1406/98, que establecía que el 25 de marzo sería considerado en adelante el Día del Niño por Nacer. En un país donde cientos de mujeres mueren debido a la clandestinidad del aborto, esta medida lejos de ser algo meramente simbólico tiene una consecuencia nefasta: alejar aún más la posibilidad de que el acceso a un aborto en óptimas condiciones sanitarias y en un entorno seguro sea accesible a las mujeres más pobres y no solamente a quienes poseen una situación económica que les permite pagarlo a precios altísimos.
El peronismo en sus diferentes variantes ha seguido fiel a la premisa que ya fue explicada por la ex presidenta Cristina Fernández, quien dijera “soy peronista, no abortista”. Por eso mismo durante sus gobiernos el proyecto de legalización promovido por la Campaña Nacional por el Derechos al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, durmió el sueño de los justos y nunca fue tratado en el parlamento, a pesar de ser apoyado por muchos sectores de mujeres y feministas, y del acuerdo de gran parte de la sociedad en que se avance en este derecho. Lejos de retractarse de esto, la semana pasada la expresidenta y actual candidata a senadora por Unidad Ciudadana volvió a dejar clara su postura antiabortista, justificándola por una experiencia personal.
La Nación, el diario fundado por Mitre se tomó una pausa entre atacar a los mapuches y a los estudiantes secundarios que toman colegios para dedicar un editorial contra lo que considera “prácticas crueles”. La negativa de casi la totalidad de las alianzas políticas, a excepción del Frente de Izquierda, para abrir este debate en este año electoral y para dar pasos en el Congreso con el apoyo concreto a este justo reclamo, juega a favor de esta nueva avanzada.
Cabe recordar que el año pasado, Mauricio Macri, tras ser consultado sobre el caso de Belén, la joven tucumana condenada a 8 años de prisión luego de haber sufrido un aborto espontáneo en un hospital, el presidente de la Nación afirmó que éste “es un tema delicado”, que “a veces” lo lleva a reflexionar sobre la despenalización del derecho al aborto, aunque aseguró que “acá lo importante es defender la vida” y sostuvo que “no piensa” avanzar en el reclamo de miles de mujeres que exigen este derecho en todo el país. La movilización y la organización lograron liberar a Belén pero el aborto sigue siendo siendo una deuda pendiente.
Nuevamente hay que reiterar que aquí no hablamos del mundo de las ideas y de opiniones personales, como manifiesta CFK: hablamos de un problema que se lleva la vida de cientos de mujeres solo en nuestro país cada año, mientras deja a otros cientos con secuelas físicas irreversibles. Nuevamente hay que reiterar que oponerse a la legalización del aborto es sumamente hipócrita, porque el aborto ya existe en todas las clases sociales, pero quienes deben sufrir las peores consecuencias de la clandestinidad son las mujeres pobres. El aborto tiene que ser un derecho, nadie obligará a quien no quiera a practicarlo, como dicen en otra de sus mentiras los grupos que se dicen “provida”.