La virtualidad y las problemáticas de siempre de estudiantes y docentes que hoy se invisibilizan más que nunca. Precarización laboral e ingresantes que no pueden rendir
exámenes finales.
Viernes 7 de agosto de 2020
La crisis pandémica-económica y del sistema de salud que se vive en el país impacta de manera general a la comunidad educativa, compuesta principalmente por sectores de juventud, docentes, trabajadores administrativos y no docentes, quienes además deben hacer frente a las nuevas dificultades que emergen de la modalidad virtual. En particular, les que estudiamos y en muchos casos trabajamos sufrimos los golpes de la crisis que en el AMBA ya acumula más de 650 mil trabajadores con dificultades en sus ingresos ya sea por despidos, suspensiones o rebajas salariales.
Como parte de esta situación, también se encuentra la cuestión del acceso a la tecnología necesaria para garantizar la cursada. Muchas veces se complica no solo la posibilidad (de mínima) de contar con esa tecnología (Internet, WIFI, una buena PC o notebook), sino también poder disponer del espacio de tranquilidad necesario para estudiar y acceder a las clases virtuales, en muchos casos teniendo que compartir un dispositivo entre varios integrantes de la familia.
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Les docentes y la precarización virtual
Según algunos docentes con los que estuvimos dialogando desde LID, la universidad comunicó través de reuniones que no va a facilitar un centavo en recursos que permitan garantizar el dictado de clases ni cubrir las horas extras necesarias para preparar las clases en este nuevo formato. Germán (nombre ficticio para preservar su identidad), docente del luagr, nos cuenta: “los docentes no recibimos ningún tipo de capacitación ni remuneración para adaptar los contenidos de las materias a esta modalidad, simplemente se nos deja a nuestra suerte con el peso de las decisiones sobre cómo seguir con las cursadas, para las cuales día tras día se imponen condiciones diferentes: un día evaluar no es imprescindible, al otro día si no se evalúa no se pueden cerrar actas. Al siguiente no todos pueden cerrar actas ni tomar finales, y al otro día comunican la posible extensión a cursos de verano. Así fue todo el cuatrimestre”. Y continuó: “Cuando consultamos cómo podemos mejorar las clases, se nos dice que nos ‘arreglemos solos’ pues la virtualidad es ‘lo que se viene’ y hay que adaptarse a los vientos de cambio. En casi todos los casos, los estudiantes siempre se enteran a último momento de estos cambios, cuando se trata de cuestiones que deben ser informadas por las autoridades o por otros departamentos”.
Este maltrato a les trabajadores, no es algo nuevo en la UNTREF. Sin ir más lejos, en los últimos años con el argumento de la crisis impuesta por el gobierno de Macri, se dieron una gran cantidad de despidos que fueron encubiertos de todas las maneras posibles, pero que arrasó con gran parte de los trabajadores de un3.tv, de aquellos que se desempeñaban en el sector de comunicación y la mayoría de trabajadores de prensa de la universidad. Se trata de una situación sostenida a lo largo de toda la gestión de Jozami, tanto con el kirchnerismo, como con el macrismo, y ahora de vuelta con la gestión de Alberto Fernández.
Todo esto, sin mencionar el estado de precariedad constante al que están sometidos les docentes, quienes al ingresar a trabajar no saben cuándo van a cobrar y deben hacer malabares para lograr el pase a planta tan esperado. Salvo contadas excepciones, los docentes pueden llegar a esperar entre algunos meses hasta más de un año para poder cobrar como contratados, sin obra social, sin vacaciones ni aguinaldo.
La situación de los adscriptos
En el marco de esta situación de precariedad laboral de los docentes, los llamados “adscriptos” (estudiantes que son ayudantes en materias, cargo equivalente al de ayudante de segunda) se llevan la peor parte. Esto nos decía un adscripto a quien llamaremos José de quien tampoco revelaremos la identidad por seguridad: "Soy ayudante de cátedra en la UNTREF. Desde un principio, mi objetivo como ayudante fue formar parte de un equipo docente porque quería desarrollar la habilidad de enseñar y porque me gusta compartir el conocimiento. Si bien no elegí ser ayudante por un beneficio económico, hay algunas cuestiones que creo injustas. Cada cuatrimestre, por materia, cobramos $5000 por mes. En principio, los pagos suelen atrasarse bastante y después de un tiempo nos pagan dos o tres meses juntos. Pero más importante aún, o bien por burocracia o bien por ser un trabajo no regulado por la LCT, no tenemos la posibilidad de tener una obra social ni hacer aportes jubilatorios. Por otro lado, aunque el pago me sirve, porque como mencioné antes no lo hago por el sueldo, cabe mencionar que cobramos el mismo monto hace más de 2 años”.
Los adscriptos reciben desde hace más de dos años la miserable misma suma de 5 mil pesos por mes (20 mil pesos por cuatrimestre) a pagar todo junto uno o dos meses después de terminar el cuatrimestre. Hay señalar que su trabajo en muchos casos equivale al trabajo de docentes adjuntos o titulares, pues en muchas oportunidades tienen que hacerse cargo de las clases, la corrección de exámenes, la preparación de prácticas especiales, trabajos de laboratorio. Una cantidad de horas que no son remuneradas, con el plus de tener que estudiar para rendir las materias en las que también están anotados. Los adscriptos, en este sentido, son considerados mano de obra barata que la universidad precariza con sueldos miserables, situación que se sostiene luego de años de ser naturalizada, bajo el único incentivo para los estudiantes de poder “sumar puntos” para el currículum.
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El acceso a la educación restringido
Este cuatrimestre les ingresantes cursaron y rindieron, pero finalmente les negaron el derecho de rendir el final hasta que no se habilite la modalidad presencial. Una tomada de pelo cuando en las carreras los finales se siguen tomando a distancia. Hicieron perder el tiempo a miles de estudiantes a los que no les fue informada correctamente la situación excepcional que impuso la pandemia. En una universidad en donde el 75% de estudiantes son 1ra generación universitaria, la gestión hace todo lo posible para negar el acceso a la educación expulsando a les hijes de les trabajadores.
Nuestro presente y futuro está amenazado. Los intereses del gobierno están en pagar la fraudulenta deuda y beneficiar a los empresarios en lugar de favorecer a las mayorías, a les que estudiamos y/o trabajamos. Necesitamos un aumento de presupuesto ya para garantizar las condiciones de cursada y evitar la deserción. No hay una sola instancia donde podamos discutir las problemáticas que nos atraviesan.
El centro de estudiantes bajo la conducción de La Cámpora mira hacia otro lado mientras avanza la crisis económica y social. No están (ni nunca estuvieron) preocupados por impulsar espacios de debate democráticos donde se discutan las distintas problemáticas. Se toman decisiones sobre nuestra cursada/trabajo sin hacernos parte cuando somos les principales afectades. Ni siquiera se pronunciaron por la gravísima desaparición de Facundo Castro a manos de la policía bonaerense de Berni y Kicillof. Ni por el aumento brutal de casos de gatillo fácil y violencia policial. Un centro de estudiantes que actúe frente a los problemas de la realidad no puede pasar por alto todo esto haciendo como si nada pasara.
Una crisis sin precedentes requiere nuestra mayor energía, para que no seamos nosotros los que la paguemos. Desde En Clave Roja creemos que la única manera de enfrentar esta situación es organizándonos para que no nos roben el futuro. Por eso convocamos a asambleas de estudiantes y trabajadores en todo el país, abiertos a toda las agrupaciones y todos los estudiantes que quieran organizarse.
El sábado 15/08 haremos una asamblea de estudiantes de todo el conurbano. ¡Si querés sumarte, escribinos!