Durante la pandemia, se desarrolló y extendió un proceso de organización y movilización, en Córdoba, que involucra a decenas de sectores de la clase trabajadora. Una característica que los define en su mayoría es el perfil de auto convocatoria ante la inacción de las cúpulas sindicales.
Martes 20 de octubre de 2020 21:36
Cualquiera que observe el comportamiento de las cúpulas sindicales de Córdoba en el marco de la pandemia y la profunda crisis económica con la alta desocupación que golpea al pueblo trabajador, vería muchas cosas en común a pesar de las distintas divisiones internas. Las divisiones son siempre circunstanciales: varían en función de si se alinean más con Schiaretti, Massa, Alberto o Moyano, las disputas que resurgen de cara al armado de listas electorales el próximo año o incluso por dónde les conviene ubicarse en función de las distintas causas judiciales que caen sobre ellos.
Por supuesto que no todas las cúpulas actúan exactamente de la misma manera, ya que tienen que responder y ubicarse ante tradiciones y situaciones en sus propias bases que son distintas. La inmovilidad y obsecuencia del "Pepe" Pihen con Schiaretti dejando pasar uno de los mayores ajustes a los jubilados sin ninguna medida de fuerza casi que no tiene antecedentes. Diferente fue la reacción, con más presión de las bases, en el gremio municipal, que obligó a la conducción a convocar masivas movilizaciones en los primeros meses de cuarentena -aunque finalmente la conducción dejó pasar importantes ataques.
Sin embargo, con sus matices, el viejo "partido sindical" cordobés brilla por su ausencia en una de las mayores crisis económicas y sociales de que se tenga memoria en la provincia. Su obediencia y subordinación al gobierno nacional y provincial no tiene precedentes y no dan respuestas al 19% de desocupación que azota a los sectores más precarizados y de la economía informal. Incluso en sus discursos "encendidos", como el que recientemente dio el viejo caudillo de SUOEM Daniele, no se escucha una sola palabra de la realidad de esos sectores. Sin ir más lejos, no se hace referencia a los llamados "chalecos celestes", en su mayoría jovenes precarizados contratados como mano de obra barata por el municipio. A lo sumo es la defensa a medias de los intereses corporativos, pero en muchos de los sindicatos ni siquiera eso sucede.
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El inicio de las autoconvocatorias
El primer síntoma de trabajadores que se autoconvocan a través de grupos de WhatsApp para organizarse ante conducciones sindicales que no dan respuestas empezó con los trabajadores de comidas rápidas encuadrados en el gremio de pasteleros. Un fenómeno de alcance nacional pero que tuvo mucha repercusión entre los trabajadores de Córdoba. Sin embargo, el proceso que más impacto tuvo sobre la vida social y política de la provincia surgió entre los trabajadores de UTA.
Los choferes Autoconvocados, compuestos en su mayoría por trabajadores de Ersa y Aucor, impusieron un paro total del sistema de transporte urbano. La fraudulenta conducción de Esteban no tuvo otra opción que acatar lo que se impuso desde las bases y generalizar la medida. Los Autoconvocados hacían sus propias reuniones y asambleas, marchaban diferenciados de la conducción y fueron un factor central para la extensión del conflicto y el logro de algunas conquistas importantes como el pase a planta de un sector que estaba en la informalidad. Ese ejemplo en uno de los sindicatos más tradicionales, verticalistas y poderosos de la ciudad se extendió a trabajadores precarizados.
Dos momentos durante la pandemia, continuidad en las autoconvocatorias
Los primeros meses de la cuarentena, con un Gobierno provincial fuerte que venía de una histórica elección, estuvieron marcados por ataques a los sectores más tradicionales y en mejores condiciones del movimiento obrero cordobés mediante la reforma jubilatoria, el ataque a municipales y choferes, como así también a los trabajadores de la salud (aunque por la vía del intento de persecución judicial). En la actualidad, con varios frentes abiertos y con pérdida de apoyo en las clases medias, sería al menos aventurero que Schiaretti abra nuevas batallas contra los sectores más fuertes del movimiento obrero, aunque no deja de ser una necesidad más estratégica (sobretodo en los sectores estatales, estando en el medio de la renegociación por la reestructuración de la abultada deuda en dólares que tiene la provincia).
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Pero las consecuencias de la crisis social, el retraso salarial general entre los trabajadores y el aumento de la precarización, fueron impulsando a nuevos sectores a salir a la calle a pesar del pico de contagios. Autoconvocados en call Center con asambleas virtuales masivas y movilizaciones callejeras; trabajadores de limpieza autoconvocados que llevan cuatro semanas realizando concentraciones; autoconvocatoria de repartidores por aumento en el pago por los pedidos que protagonizaron un masivo corte de puente y caravana por el centro de la ciudad. De manera similar y en alianza con las agrupaciones opositoras, también se autoorganizaron las trabajadoras docentes sin horas que junto a asambleas y acciones impulsaron un importante fondo de lucha y trabajadores del Paicor que vienen denunciando el recorte salarial y la inestabilidad laboral.
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Todos sectores que trabajan de manera precaria, sin representación gremial o con gremios que son apéndices de las empresas. La mayoría se organiza de manera democrática y ven la necesidad de salir a las calles. En el sector fabril se dio un proceso similar en una importante fábrica de la UOM ante el ataque de la empresa FAMA-FumisCor. Tanto por reclamos sindicales como ante dos despidos, los trabajadores organizaron amplios grupos de WhatsApp, paralizaron la planta y salieron a la calle a exigir que el sindicato conducido por Rubén Urbano diera respuesta.
Ahora se vuelve a expresar en un importante sector como son los trabajadores del transporte Inter urbano nucleados en AOITA que tomando los ejemplos anteriores conformaron un grupo de autoconvocados de las empresas Lep, Sarmiento, Fonobus entre otras y hoy marcharon por las calles de Córdoba dirigiéndose a la sede del sindicato, dónde fueron recibidos con policía y patota. Posiblemente los trabajadores gastronómicos sean los que protagonicen un nuevo proceso de estás características por el cierre de bares y restaurantes sin pago de salario o directamente sufriendo despidos.
Cansados de la crisis que los afecta de lleno, hartos de la complicidad de las conducciones gremiales, las autoconvocatorias son una respuesta de organización desde abajo que están dando los trabajadores, dónde el denominador común es la necesidad de dar respuesta en las calles y con medidas de fuerza para no pagar la crisis. El otro denominador común es la actitud de las empresas que con abierta complicidad de las conducciones sindicales vienen impulsando persecuciones, despidos y aprietes como pasa en call center, limpieza y AOITA.
Unidad, coordinación y cómo ganar a la mayoría para una salida de las y los trabajadores
Las consecuencias de la crisis económica que afecta al conjunto del pueblo trabajador lejos están de terminarse, más aún con las medidas del gobierno nacional y provincial favorables a los grandes grupos económicos. Las autoconvocatorias son sólo el inicio de una respuesta desde abajo de la clase trabajadora en distintos sectores. Por ahora son una pequeña vanguardia más activa que expresa un sentimiento de bronca más general por las condiciones de vida cada vez más críticas. Por eso, uno de los desafíos para que las autoconvocatorias sean una verdadera alternativa de dirección a las cúpulas sindicales traidoras es extender la organización al conjunto de la base de los gremios, incorporando los reclamos más sentidos y exigiendo a las conducciones que se pongan a la cabeza de la lucha, desenmascarando su papel cómplice. Buscar la fuerza en la mayor organización democrática de los trabajadores, dónde todos puedan opinar y votar, algo que no existe para las conducciones tradicionales.
¿Esto es suficiente? La profundidad de la crisis hace cada vez más difícil que reclamos por rama o sector puedan triunfar en forma aislada. Gobiernos, empresas y sindicatos se unen para evitar el triunfo de los reclamos de los trabajadores. De la misma manera, los procesos de autoconvocatoria tienen el desafío de unificar sus fuerzas en una organización común, democrática, que se exprese en las calles. Sin esa unidad y coordinación nos van a derrotar por separado. Su plan es que sigamos pagando los costos de esta crisis que no generamos, que siga creciendo el desempleo y la pobreza.
El desafío está en que de la coordinación democrática y la unidad en la lucha podamos oponer un plan desde abajo, de los trabajadores y sectores populares. Por la recomposición general de los salarios, contra la precarización laboral y trabajo con derechos para todos. Por un gran plan de obras públicas y viviendas bajo gestión de trabajadores y vecinos para generar trabajo para quienes lo necesiten. Por la puesta a producir bajo gestión de los trabajadores toda fábrica o establecimiento que cierre o despida. Es decir, un programa propio de los trabajadores que permita unificar una fuerza social para que la crisis la paguen los capitalistas.
Desde La Red de trabajadores precarizados e informales, el Movimiento de Agrupaciones Clasistas y la banca del FIT de Laura Vilches, venimos poniendo nuestros esfuerzos para aportar en ampliar y unificar estos procesos de base de la clase trabajadora de Córdoba, para que en perspectiva puedan oponer una salida de los trabajadores a la crisis