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El Círculo Rojo. De Rusia a Argentina. ¿Qué es el turismo de parto?

¿Qué hay detrás de la noticia de las mujeres rusas que llegan a tener sus bebés en Argentina? Columna de Cultura en El Círculo Rojo, programa de La Izquierda Diario los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos FM 89.9.

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Viernes 17 de febrero de 2023 01:25

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· El jueves 9/2, seis mujeres embarazadas de nacionalidad rusa fueron detenidas en el aeropuerto de Ezeiza. Esa semana culminó con permisos provisorios para ingresar al país, después de la mediación de abogados, y una investigación de Migraciones.

· En esta noticia sobresalieron dos temas:

· El endurecimiento de los controles migratorios. Se impidió la entrada de mujeres que viajaban solas y no pudieron confirmar su destino turístico. El permiso de turismo es libre durante 90 días (posible de renovar) siempre que la persona pueda probar que es el fin de su visita.

· La causa en el juzgado federal número 1 de Comodoro Py, a cargo de Servini de Cubría, que investiga una banda ilegal que cobraba entre 20 y 35 mil dólares por el viaje, la gestión de alojamiento, atención médica y supuestamente el trámite express de radicación para que la familia del bebé nacido en Argentina obtengan la ciudadanía.

Esto no empezó ahora

· En enero, el diario británico The Guardian publicó un artículo sobre el “turismo de parto” o “turismo obstétrico” en Argentina. Como parte de ese artículo, una mujer rusa contaba su experiencia

· Este fenómeno tiene tres motores principales.

· El o la bebé que nace en nuestro país recibe el pasaporte argentino (con acceso a 171 países sin visa, incluida la Unión Europea y el Reino Unido, a diferencia del ruso, hoy restringido a 80 países).

· El costo en dólares de la atención médica que brindan los hospitales argentinos es relativamente bajo y de alta calidad.

· La guerra. Desde que empezó el ataque ruso a Ucrania, algunos medios estimaron que cerca de 10.500 mujeres rusas embarazadas viajaron a Argentina para el parto, 5000 de ellas lo hicieron en los últimos 3 meses de 2022. La mayoría llega en el último trimestre de gestación con un paquete que incluye servicios médicos y un contrato de alquiler temporal. La mayoría son parejas y familias de poder adquisitivo medio-alto y alto.

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Detrás de la noticia

· Hay un trasfondo más importante. El “turismo de parto” o “turismo obstétrico” es parte de un mercado global, una industria construida alrededor de la reproducción y la gestación.

· Justamente el ataque ruso mostró a Ucrania como uno de los destinos más atractivos para la llamada maternidad subrogada o “alquiler de vientre”. Los primeros días del ataque se conocieron varios casos de familias argentinas que no pudieron viajar a buscar a sus hijas e hijos nacidos en ese país, mediante el alquiler de los cuerpos de mujeres para la gestación.

· El mercado reproductivo es complejo y está lleno de grises. Las regulaciones estatales llegan tarde a mercados que funcionan por reglas que ponen las empresas y algunas leyes basadas en casos excepcionales. Esas pocas regulaciones, algunas todavía en debate, no llegan siquiera a paliar abusos, injusticias y errores (recientemente se conoció en Argentina el error de un laboratorio al inseminar a una mujer con embriones de otra familia).

El mercado reproductivo no nace de un repollo

· Este mercado fue modelado desde su surgimiento durante el apogeo neoliberal, a finales de los años 1970, lo que hace que las prácticas y las técnicas estén altamente mercantilizadas. En este contexto, la desigualdad es una condición necesaria: al observar a las “familias de intención” (adoptantes), la mayoría son de ciudades o países ricos y las personas que alquilan su cuerpo (gestantes) son mayoritariamente mujeres pobres y de países pobres.

· La mercantilización del deseo de ser madre, padre, de formar una familia no ocurre de forma aislada. Pasa con otros aspectos de la vida. El centro es la idea de que el mercado proveerá los medios para satisfacer aquello que desea un individuo. Así el neoliberalismo encuentra formas diversas de incorporar los deseos individuales y, al mismo tiempo, borronear los problemas colectivos relacionados, que no encuentran solución o son limitadas.

· Es lo que explica que hoy sea más probable que haya soluciones para reproducir la vida en condiciones complejas (edad avanzada o imposibilidad de gestar, entre otras) pero no para que el cuidado sea accesible a todas las personas que tienen hijos e hijas. Ese acceso escaso o nulo recae sobre todo en las mujeres, que siguen realizando más del 75% del trabajo de cuidados no remunerado. Y sobre esa desigualdad se multiplican otras: brecha salarial, menos oportunidad de estudiar o trabajar.

· Surgen nuevos debates como el “derecho a tener una familia”, que subraya el derecho individual de concebir hijos e hijas con lazos genéticos sobre otros. Por eso quedan relegados el derecho a tener una familia si sos una persona pobre y no tenés opciones de cuidado, o el de los chicos y chicas sin familia a tener una.

· El capitalismo termina decidiendo que hay derechos, libertades y consentimientos que valen más que otros (porque son más rentables).

Dos recomendaciones

· Mercados reproductivos. Crisis, deseo y desigualdad de Sara Lafuente Funes (Katakrak Liburuak, 2021).

· El cuerpo es quien recuerda (Tusquets, 2022) de Paula Puebla, una escritora argentina. Es una novela que se mete en este mundo de mercantilización de la maternidad y qué pasa con las vidas de las personas involucradas. Disparador de muchos debates interesantes y necesarios.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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