En un reportaje concedido al diario La Voz del Interior durante la Exposición Rural de Jesús María, el gobernador De la Sota anunció un “rebalanceo” ambiental y territorial que contempla convertir bosques nativos del noroeste provincial en campos para la ganadería y “compensar” esta pérdida con reforestación en la zona agrícola.
Sábado 19 de septiembre de 2015
Esta propuesta responde a un pedido de productores agropecuarios para modificar la reglamentación de la ley de bosques. Los productores del sector noroeste de la provincia de Córdoba alegan que sus actividades se han visto limitadas, ya que sus campos se encuentran en la “zona roja” del ordenamiento provincial, donde se encuentra prohibido desmontar los remanentes del bosque nativo.
La propuesta de De la Sota consiste en autorizar una mayor intervención sobre los bosques de la zona para desarrollar ganadería supuestamente sustentable y compensar este cambio en el uso del suelo con la reforestación de 80 mil hectáreas en la zona central y sur de la provincia, donde la actividad agrícola ha conducido a la desaparición de los ambientes naturales.
Existen varios puntos por los cuales esta propuesta sería desastrosa para el ambiente de Córdoba, que hasta hace pocos años sufrió una de las tasas de deforestación más altas del planeta.
En primer lugar asume la equivalencia ambiental entre diferentes zonas de la provincia, pero en el noroeste persisten los remanentes del bosque chaqueño (tanto de llanura como serrano), mientras que el centro y el sur corresponden a las ecoregiones del espinal y de la estepa pampeana, ambientes que podrían considerarse casi extintos ya que han sido reemplazados por cultivos. La zona agrícola de Córdoba abarca unos 8 millones de hectáreas, por lo que reforestar 80 mil significa cambiar el uso del suelo del 1% de esa extensión. En cambio, los bosques nativos en buen estado de conservación ocupan aproximadamente 500 mil hectáreas. Si 80 mil de ellas se destinasen a la ganadería, implicaría una pérdida del 16%. Recordemos, además, que estos son los últimos remanentes de un bosque que alguna vez cubrió 10 millones de hectáreas de la provincia.
En segundo lugar, si bien la reforestación de zonas del centro y sur provincial es necesaria, debería ser realizada con especies nativas, adaptadas a la zona y que, además de proteger a los campos de la erosión, podrían servir de refugios para la fauna y proveer de otros servicios ecosistémicos. El Sr. Gobernador no aclara este punto, pero manifiesta un extraño encanto por la conservación del eucalipto australiano, lo que hace sospechar que no tiene conocimiento de esta distinción. Por otra parte, incluso si se utilizan especies nativas, existe una gran diferencia entre un bosque maduro con una enorme biodiversidad y una plantación de árboles jóvenes, que demorará décadas en alcanzar una complejidad semejante.
Finalmente, es necesario aclarar qué es la “ganadería sustentable” que se pretende aplicar en zonas donde aún hay bosque. Esta práctica consiste mayormente en el rolado “de baja intensidad”, que elimina los estratos arbustivo y herbáceo (el sotobosque), conservando los ejemplares arbóreos. Suele estar acompañada, además, por la siembra de pasturas exóticas para alimentar el ganado. Más allá de la ley de bosques nacional, que establece que en la categoría roja de conservación no se pueden llevar a cabo actividades productivas de este tipo, la idea de que un paisaje con árboles nativos, pastos exóticos y alta carga ganadera es similar a un bosque natural es sencillamente ridícula. La mayor parte de la diversidad de flora y fauna del bosque se encuentra en los estratos inferiores que son eliminados durante el rolado. Por otra parte, estos ambientes no son sustentables en el tiempo, ya que solo preserva los árboles maduros, mientras que los árboles pequeños son eliminados junto al sotobosque. Es, en definitiva, un parque de árboles ancianos que mueren lentamente.
En resumen, el Sr. Gobernador propone un plan de conservación del suelo de las zonas agrícolas de la provincia lo cual, con una adecuada planificación y control, sería realmente beneficioso. Pero al mismo tiempo anuncia que las zonas rojas de conservación del bosque nativo “deben volverse rosas” para permitir el desarrollo ganadero, dejando de lado “posturas ambientalistas extremas”. Esto es entregar lo que queda de los ambientes naturales a los intereses de los grandes propietarios que (junto a los especuladores inmobiliarios) han sido los responsables de la destrucción de estos espacios y de los servicios que brindan a toda la población de Córdoba.
Link a nota de La Voz del Interior.