La exposición de los datos del avance de la pandemia y las alocuciones de López-Gatell muestran el interés de pasar a la nueva "normalidad". Además nos regaló una clara ejemplificación de porqué las pruebas están reservadas para los de arriba.
Raúl Dosta @raul_dosta
Sábado 27 de junio de 2020
En las últimas 24 horas se registraron 6 mil 441 casos confirmados de coronavirus. Como ya sabemos, estos son sólo los que alcanzaron a acudir a las instituciones de salud, una octava parte del total real estimado, de acuerdo con los dichos de López-Gatell en otras ocasiones. Los que no tienen acceso a servicios públicos y los portadores asintomáticos están en ese espectro y sin control epidemiológico.
Así el número oficial de confirmados llegó a 208 mil 392. De estos han fallecido 25 mil 779, lo que nos dice que 12.4% de las personas detectadas mueren, una de cada ocho. Igualmente, se trata de números inexactos por aquellos que mueren de padecimientos análogos a los de la pandemia y sin haber sido diagnosticados de Covid-19, lo cual hace preveer un índice de mortandad aún mayor.
Los privilegios del poder y del dinero
El gobierno presume de haber aplicado las pruebas de detección a 542 mil 288 personas, el 0.42% de la población del país, es decir que si se le han hecho pruebas a 42 personas a otras 9 mil 956 no se las hicieron. No es que todas las requieran, pero la cantidad es muy reducida y muestra cómo la política del duo de los López (Gatell y Obrador) abrió la puerta a una mayor penetración del virus al no combatirlo activamente, pretendiendo sólo mitigarlo, es decir, sólo reducir (¿estadísticamente?) sus efectos nocivos.
Un esbozo de lo que debieron hacer desde el principio de manera amplia entre la población, nos lo proporcionó esta tarde el mismo López-Gatell luego de que le hicieran una pregunta a modo que no supo llevar a puerto seguro.
Intentando contestar un cuestionamiento que se le hizo ayer al especialista gubernamental en relación al secretario de Hacienda, Arturo Herrera -cuyo contagio fue confirmado por él mismo- López-Gatell hizo público que se hizo un cuadro de contactos a los que se les dio seguimiento incluyendo pruebas a cada uno de ellos. ¿Por qué no se hizo esto desde un comienzo cuando llegaban los primeros contagiados por los aeropuertos nacionales?
De hecho, en varios países que desde hace meses dejaron atrás el momento más crítico de la emergencia sanitaria por su rápida reacción a la expansión de la pandemia, hicieron este procedimiento, pero de manera generalizada. Japón, Corea del Sur, Taiwan, Singapur son algunos de esos países.
¿Su estrategia o la nuestra?
Este fue el cuestionamiento de ayer: ¿por qué Arturo Herrera recibió un trato privilegiado? Por cierto el reportero que lo formuló no estuvo presente hoy, pero Gatell quería dar una explicación y dijo las palabras clave:
"el secretario de Hacienda es estratégico para nosotros"
¿Para quiénes nosotros?. Recordemos que entre el gabinete presidencial hay otro par de infectados, Irma Eréndira Sandoval y Zoe Robledo, este último asiduo asistente a las conferencias vespertinas, y hay videos mostrando la interacción entre ellos con López Obrador y otros funcionarios de Palacio. Ese valor estratégico de los de arriba en la estructura de gobierno los ha obligado -según dijo Gatell pidiendo que los presentes asintieran- a realizar pruebas a la mayoría de los asistentes a las conferencias en Palacio Nacional, recalcándoles que las recibieron sin costo alguno.
Así las cosas, las pruebas no están disponibles para todos. Y por si a alguien "importante" le surgiera alguna duda y no se sintiera excluido, pasó a explicar que las pruebas están disponibles para... los que pueden acudir a los hospitales privados. Todos sabemos que en estos lugares los costos de los servicios son excesivos, se ha hablado de costos de cada prueba superiores a 25 mil pesos.
Lo que se requiere, luego de que se dejó entrar alegremente al virus, es dar un férreo combate para su erradicación. No como nos dijo hoy un López-Gatell muy sonriente de que el ciclo pandémico pronto terminará pero el virus lo tendremos por "muchos años". ¿Cuantos miles de muertos más habrá que agregar en este tenebroso cuadro del duo Gatell-Obrador? ¿Otros 25 mil, los que llevamos en medio año según sus cálculos conservadores?
Los trabajadores, los desempleados, el pueblo pobre, no soportamos más las condiciones de vida que nos han impuesto con sus planes de mitigación/confinamiento y la precarización salarial que afecta a quienes al menos "gozan" de un empleo. Miles de trabajadores de la salud arriesgan su vida en medio de carencias de equipamiento y pruebas virales.
Y el alegre López-Gatell dedica su tiempo de exposición a platicarnos qué medidas, o más bien qué pretextos, llevarán a cabo los gobernadores de Edomex, Michoacán, Hidalgo, Sinaloa, etc. para irle cambiando el color del semáforo, de rojo a naranja y así avanzar a la "nueva normalidad". ¿Una nueva e impune matazón de los de arriba? Al parecer, las manipulaciones estadísticas ("hoy entran menos a los hospitales por Covid-19 que los que salen de ellos" López- Gatell dixit) están al servicio de estos planes.
La estrategia de los de abajo, los trabajadores y el pueblo, pasa por organizarse para enfrentar esta situación exigiendo que se hagan pruebas masivas y periódicas a todos los que están en la primera línea de combate contra el virus en los hospitales y los que están siendo obligados a volver a los centros de trabajo. Acompañados de los métodos rigurosos de seguimiento y confinamiento aislado de los contactos, tal como se le hace hoy al privilegiado secretario de Hacienda y sus allegados.